El Gobierno español aprueba medidas para paliar las pérdidas en la agricultura.

Castilla y León es actualmente la autonomía española más afectada por la escasez de lluvias. / Archivo
Los agricultores se encuentran en estado de alerta. La sequía está ensombreciendo el futuro del campo español reduciendo sus rendimientos en los últimos años. Castilla y León es actualmente la autonomía más afectada por la escasez de lluvias. Aunque también hay muchas zonas perjudicadas en La Rioja, Aragón, Castilla-La Mancha, Extremadura, Andalucía, Murcia, Comunitat Valenciana o incluso Galicia, una comunidad que no está habituada a sufrir problemas hídricos.
Sin duda, el sector que padece de forma inmediata la insuficiencia de lluvias es el agrícola. Y los productores prevén para este año grandes pérdidas en cultivos y en ganadería. Hasta el momento, el cultivo más afectado es el cereal.
En esta línea, la Asociación Nacional de Comercio de Cereales y Oleaginosas (Accoe) prevé que la cosecha española caiga este año de media un 30%, hasta 13,3 millones de toneladas, debido, sobre todo, a la sequía. También se espera un descenso medio de los rendimientos en los campos de cereales, con 2.340 kilos por hectárea este año, mil menos que el pasado. Por comunidades destaca el descenso de producción media previsto para Castilla y León, superior al 50% en los cereales más significativos.
Ante el cariz de los acontecimientos, el Gobierno español aprobó el pasado viernes medidas para paliar las pérdidas en agricultura por la sequía, como exenciones en las tasas de riego en las cuencas del Segura, Júcar y Duero —por 53,8 millones de euros—, y para los productores de todo el país una moratoria en el pago de cuotas a la Seguridad Social. El Ejecutivo ha dado el visto bueno a un real decreto-ley cuyo objetivo es dar apoyo financiero a los productores ante las perdidas derivadas de la escasez de precipitaciones.
Las medidas aprobadas se ciñen a reducciones de tasas y por lo tanto son una solución temporal. Pero si la sequía persiste, habrá que buscar respuestas estructurales más sólidas. De hecho, es previsible que la situación empeore en el verano. Y si el déficit de precipitaciones se prolonga en 2018, la situación será de emergencia con carácter general en la mayoría de las cuencas hidrográficas españolas. Y esta situación no solo afectará a la agricultura.
Las organizaciones agrarias y las cooperativas coinciden en reclamar que hace falta más presupuesto, actuaciones y medidas, como una rebaja de tarifas eléctricas o mejorar los seguros.