Seis cooperativas del Bajo Guadalquivir sevillano ultiman una macrofusión

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La nueva cooperativa concentrará 30.000 hectáreas, 1.500 agricultores y una facturación conjunta de 140 millones de euros

Instalaciones de la cooperativa lebrijana. / Cooperativa Las Marismas

Seis cooperativas del Bajo Guadalquivir sevillano ultiman un proyecto de macrofusión que concentrará 30.000 hectáreas, 1.500 agricultores y una facturación conjunta de 140 millones de euros. Una cifra que prevén cuadruplicar en los próximos años gracias a la mejora de su competitividad.

“Las conversaciones están muy avanzadas”, aunque el proyecto de fusión tendrá que pasar por los consejos rectores de las cooperativas para que sea respaldado definitivamente, avanza a Efeagro el presidente de Las Marismas de Lebrija, Juan Sánchez.

La idea es que “para primeros de año (2018), estemos funcionando” ya con la nueva cooperativa de primer grado resultante. De completarse el proyecto, se consolidarían como los primeros productores nacionales de algodón y remolacha. Y uno de los líderes en tomate de industria.

En la iniciativa de concentración, proceso que impulsa Las Marismas de Lebrija, participan “Agreca” (Cabezas de San Juan); “La Campiña” (también en Lebrija); “El Trobal” y “Maribáñez” (en Los Palacios, en ambos casos); y “Adriano” (Utrera).

Sánchez explica que tienen que estudiar un nombre para la cooperativa resultante de este proceso de fusión. En su opinión, debería recoger alguna referencia al “Bajo Guadalquivir”.

De esta forma, la nueva sociedad integraría a todas las cooperativas de esta comarca sevillana, a excepción de “Trajano” (Utrera). Aunque el presidente anticipa que seguirá trabajando para lograr también que ésta se incorpore al proyecto.

La “macrocooperativa” operará en sectores como el algodón, la remolacha, el tomate de industria, cereales y hortícolas. “Al ser más grandes tendremos mayor capacidad de inversión. Y podremos seguir avanzando en nuevos proyectos”, remarca Sánchez.

Entre los beneficios de la operación, defiende que conseguirían, tras la unión, concentrar la oferta del sector primario para ser más competitivas frente a los pocos compradores. Y así evitar que las cooperativas por separado “se hagan la competencia” unas a otras; como ocurre ahora.

A su juicio, la nueva cooperativa tendrá más fácil impulsar la diversificación de cultivos y la innovación. Así como ahorrar costes, ganar poder de negociación frente a la gran distribución y ser más eficientes. Con el consiguiente beneficio para los agricultores socios de esta comarca, eminentemente agrícola. Ganarán músculo, en definitiva, para responder a los nuevos retos de la globalización y de los mercados, según Sánchez.

Además, anticipa que la sociedad resultante podría multiplicar la facturación actual por cuatro, durante los próximos años, hasta superar los 400 millones de euros.