Las empresas quieren potenciar la diversificación para escalar posiciones, mejorando sus resultados en destinos como Latinoamérica y Asia

Las exportaciones agroalimentaria crecen año tras año.
Los datos de la Federación Española de Alimentación y Bebidas (FIAB) sitúan a España como el sexto país de la Unión Europea que más exporta y el décimo a nivel mundial, con Francia, Italia y Portugal como los principales mercados globales receptores. El sector agroalimentario español mantiene una de las posiciones de liderazgo en el comercio exterior de la Unión Europea y también a nivel mundial, aunque las empresas quieren potenciar la diversificación para escalar posiciones y crecer, mejorando sus resultados en destinos como Latinoamérica y Asia. El presidente de FIAB, Mané Calvo, expresaba la semana pasada su confianza en que España pronto podrá mejorar su posición y “superar a sus competidores directos, ese es el reto”.
La industria agroalimentaria “mantiene la senda de crecimiento” en la producción, el empleo registra tasas récord de afiliación y la balanza comercial “no deja de mejorar” por el “excelente” comportamiento de las exportaciones. Calvo participó en el I Foro de tendencias en la Industria de Alimentación y Bebidas (IAB), organizado por la consultora EY (antes Ernst & Young) y FIAB para analizar las principales tendencias del sector y otros asuntos prioritarios para las empresas como la digitalización. La agroindustria es “un gran motor” de la economía en todo el territorio español y es generadora de empleo y riqueza, afirmó el presidente, quien aboga por mantener la apuesta de FIAB y sus empresas por la internacionalización, la innovación, el empleo y el talento con el fin de alcanzar los objetivos marcados para 2020. Como bazas de éxito, resaltó que los alimentos y bebidas españoles tienen valor añadido, innovación, calidad y seguridad.
Digitalización
Por otra parte, recordó que crecen las empresas de mayor dimensión y, de esta forma, “poco a poco contamos con una estructura empresarial más fuerte y de mayor escala, lo que sin duda nos ayuda para poder preparar y afrontar nuevos retos de futuro”. En su intervención, Mané Calvo valoró la fortaleza de estas empresas que se consolidan como primer sector industrial del país y son claves para el desarrollo y la generación de riqueza. Según sus datos, el sector volvió a marcar una cifra récord en 2016 con una facturación de 96.400 millones de euros, un crecimiento nominal del 1,3% que consolida su liderazgo y supera los niveles previos a la crisis.
El valor añadido bruto sumó 29.400 millones de euros, cifra que representa el 3% del PIB español y del 21% de la industria manufacturera, especificó. En cuanto a las exportaciones, ascendieron a 27.500 millones de euros el año pasado, un 8,4% más interanual, con un superávit que mejoró un 21%, hasta 7.250 millones de euros. En 2016, detalló Mané Calvo, el empleo directo en el sector superó las 480.000 personas, el 37% mujeres, un +2%, con 9.500 nuevos ocupados y una afiliación a la Seguridad Social que creció el 3,4%.
En este sentido, incidió en que la industria apuesta por el talento, con la contratación de menores de 30 años, segmento que representa 14 puntos por encima de la media española y de otros sectores productivos. n Digitalización Por su parte, el socio responsable del sector Retail and Consumer Products de EY, Javier Vello, analizó la hoja de ruta para aprovechar las herramientas que ayudarán a la digitalización. Para Vello, la digitalización permite transformar la cadena y hacerla más eficiente: el “big data” es un factor estratégico para explotar gran cantidad de información sobre la caracterización de los consumidores, cada vez más conectados. A su juicio, el sector debe tender hacia la “industria 4.0”, que aúna la fabricación inteligente y digital, el internet de las cosas, la realidad virtual, la robótica corporativa y los drones, la inteligencia artificial, el big data y el “cloud computing”. “Hablamos de cómo imaginar un nuevo mundo para las empresas, donde la digitalización permite explorar una nueva forma de hacer las cosas, ser más eficiente y crear una relación diferente con el consumidor”, porque en la nueva era hay posibilidad de “saltarse al intermediario y el canal puede dejar de ser relevante si somos capaces de estructura un mensaje que cautive al consumidor”, concluyó.