Los productos frescos, como la carne, la fruta, el pan, el pescado y la verdura, siguen siendo un freno al aumento de las ventas online
El 50% de los consumidores españoles que compran a través de Internet cualquier tipo de producto también ha adquirido alguna vez alimentos vía online, lo que supone un crecimiento de 10 puntos respecto al año anterior.
El informe anual elaborado por el Observatorio para la evolución del comercio electrónico de alimentación, en el que participan la Universidad Complutense y la patronal de supermercados Asedas, apunta a que los frescos —carne, fruta, pan, pescado y verdura— siguen siendo un freno al aumento de este tipo de ventas. De hecho, sólo un 2% de los usuarios afirma utilizar únicamente Internet para realizar sus compras de alimentación, frente al 48% que siempre acude a establecimientos físicos.
“Se observa que hay más compra online, pero sin dejar de acudir físicamente a las tiendas, sobre todo para los frescos”, ha defendido la directora del proyecto y profesora de la Universidad Complutense, María Puelles.
Su trabajo —en base a una encuesta realizada a medio millar de personas que afirman hacer compras por Internet— apunta a que los productos voluminosos y de carga son los más demandados por esta vía.
El perfil de quien compra productos de gran consumo —categoría que engloba alimentación, higiene personal y limpieza del hogar— por Internet es de una persona de entre 30 y 50 años, mayormente mujer, con ingresos mensuales de entre mil y 3.000 euros, con educación universitaria y un cargo medio en su empresa.
“Parecía que podía existir una mayor propensión a la compra ‘online’ cuantos más miembros tuviera una familia, por el mayor volumen de productos que necesita, pero esta investigación señala que lo más frecuente son familias de dos o tres componentes”, ha explicado Puelles, quien ha incidido en que el factor clave para optar por la red es la conveniencia.
En su opinión, al ahorro de tiempo que se genera se le suma también un ahorro económico al “no consumir productos adicionales de impulso” no incluidos en su lista inicial, lo que hace que el usuario incluso esté dispuesto a pagar “el sobreprecio que pueda suponer” recibir su pedido en el domicilio.
Según el estudio, la mayoría de los consumidores dedica entre 15 y 30 minutos a completar su cesta online frente a los 20-45 minutos de media que uno tarda en la tienda física, lo que supone un ahorro de hasta media hora que puede ser superior si se incluye el traslado hasta el punto de venta.
Los pedidos se suelen realizar durante la jornada laboral para “tener más tiempo de ocio” y tres de cada cuatro se completan desde el ordenador, aunque las tablets (16%) y los móviles (8%) crecen con fuerza.
El clima adverso también espolea la compra online de alimentación, mientras que en vacaciones al consumidor no le importa tanto acudir al supermercado por considerarlo una especie de experiencia lúdica.
La confianza en el pago y en la cadena donde se realiza la compra, así como la rapidez en la entrega, son los criterios más valorados por el consumidor. De hecho, de acuerdo con los autores del informe, apenas el 1% de los encuestados utiliza únicamente plataformas puramente digitales —como Ulabox, Tudespensa, Lola Market o Deliberry— para hacer sus pedidos, y la mayoría recurre a las web de las cadenas físicas o compatibiliza ambas opciones.
En España, el canal online supone poco más del 1% de todas las ventas de productos de gran consumo, un porcentaje en alza pero todavía pequeño e inferior al de otros países europeos, una característica que según los autores del documento está relacionada con la completa oferta de proximidad existente en el país.
El director general de Asedas, Ignacio García Magarzo, ha destacado la amplia red de mercados, tiendas de barrio, supermercados e hipermercados que presenta España y ha recordado que el 85% de sus compradores acude a estos establecimientos a pie.
Puelles, por su parte, ha augurado que la venta a través de la red seguirá incrementando su peso, y ha destacado la importancia que pueden tener en su desarrollo nuevas tecnologías como la realidad virtual para mejorar la experiencia.