Mejorar el cultivo sin dañar al medio, el reto del IBMCP tras 25 años de vida

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Controlar el desarrollo de las plantas y aumentar su resistencia sin dejar de respetar el medio ambiente y lograr alimentos saludables es el reto que pervive en el IBMCP

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El reto actual está en aumentar la producción y conseguir la mínima agresividad medioambiental, al tiempo que se obtienen productos saludables para el ser humano. / IBMCP

Controlar el desarrollo de las plantas y aumentar su resistencia sin dejar de respetar el medio ambiente y lograr alimentos saludables y de calidad es el reto que pervive en el Instituto de Biología Molecular y Celular de las plantas (IBMCP) “Eduardo Primo Yúfera”, que cumple veinticinco años de trayectoria.

Este centro mixto de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) nació en València para investigar la transferencia de tecnologías para la mejora “agronómica o nutricional” de las plantas y lograr “una producción sostenible, saludable, de calidad y alto valor añadido”, explica a la agencia EFE su director, Vicente Pallás.

Entre sus logros más prácticos están el diseño de abordajes biotecnológicos para mejorar la resistencia a la sequía de las plantas y el desarrollo de plantas androestériles que eviten la producción de polen alergénico en plantas ornamentales o que sean capaces de aumentar la biomasa vegetal.

Además, otro de los espectros del IBMCP —en el que actualmente trabajan 165 profesionales— es el del estudio de la prevención y evolución de los virus y viroides de las plantas, así como la identificación de nuevos tipos y la forma de combatirlos.

También indaga en la mejora de la producción del cultivo energético de Euphorbia para la obtención de bioenergía y en el desarrollo de naranjas con mayor capacidad antioxidante mediante el aumento de la acumulación de compuestos saludables, como carotenoides y antocianos.

Otro foco de interés reside en el fruto del tomate, en mejorar sus formas, colores, aromas, pero, sobre todo, en mantener y aumentar propiedades saludables.

Según Pallás, gracias al centro ahora “se conocen mucho mejor hoy las redes genéticas que controlan los procesos de desarrollo de las flores y frutos de las plantas y la de los que se activan o reprimen como consecuencia de una posible situación de estrés a la que se someten”.

El reto actual está en aumentar la producción y conseguir la mínima agresividad medioambiental, al tiempo que se obtienen productos saludables para el ser humano.

“La agricultura del siglo XXI tiene como desafíos la necesidad de alimentar a una población mundial creciente y el aumento de la demanda de alimentos seguros, de calidad y asequibles”, advierte. A su juicio, “dada la limitación de recursos derivados de la disminución de la superficie de tierra arable y del crecimiento exponencial de la población, las investigaciones en Biotecnología vegetal tienen que estar necesariamente basadas en el aumento de la productividad, en un escenario compatible con el medioambiente”.

El Instituto no solo se caracteriza por su labor investigadora sino también por la educativa, pues imparte la enseñanza en el Máster de Biotecnología Molecular y Celular de Plantas y en el programa de Doctorado en Biotecnología de la UPV.

Toda investigación del centro es un triángulo en el que están implicados, en mayor o menor medida, sus vértices: la población directa o consumidores, los productores o agricultores y la industria agroalimentaria.

Según su director, “los beneficiarios directos de nuestras investigaciones son los productores de la cadena alimentaria, los agricultores” pero con la mejora de la producción y la calidad de los cultivos de interés básico “también se beneficiará el consumidor final”.

El coordinador institucional del CSIC en la Comunitat Valenciana, José Pío Beltrán, asegura que fue “una gran decisión” poner en marcha este centro, nacido de la Unidad de Biología Molecular y Celular de Plantas del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del CSIC y, actualmente, ubicado en la Ciudad Politécnica de la Innovación.

“Sin duda —según Beltrán—, es uno de los centros CSIC candidatos a conseguir el galardón Severo Ochoa” de excelencia científica que otorga anualmente la Agencia Estatal de Investigación del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, un programa de premios dirigido a aquellos centros españoles que se encuentran entre los mejores del mundo en sus respectivas áreas de conocimiento.