Pascual Prats (AEKAKI): “Los calibres son ligeramente más pequeños que el año pasado”

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Pascual Prats analiza las perspectivas para la campaña y los problemas que afectan al sector

Pascual Prats con la imagen de la nueva campaña de promoción de AEKAKI presentada el 17 de septiembre en Alginet. / ÓO

Óscar Orzanco. Redacción.

El sector del kaki afronta una nueva campaña en un marco de relativa estabilidad y normalidad. La meteorología, de momento, ha sido bastante benévola con el desarrollo del cultivo. No obstante, en el campo no todo ha ido perfecto ya que las altas temperaturas y la escasez de lluvias va a influir sobre los calibres de la fruta, que serán ligeramente inferiores a los obtenidos durante la temporada pasada.

“Las altas temperaturas y la escasez de lluvias van a influir sobre los calibres de la fruta, que serán ligeramente inferiores a los obtenidos durante la temporada pasada”

“El kaki es muy sensible a las condiciones climatológicas, pero en este sentido la temporada evoluciona bastante bien” 

“A fecha de hoy, el potencial máximo de producción, aproximadamente 350.000 toneladas, está intacto”

El kaki es muy sensible a las condiciones climatológicas, pero en este sentido la temporada evoluciona bastante bien. El año pasado por estas fechas el pedrisco ya se había cargado entre 40 y 50 millones de kilos, y este año sólo ha habido pequeñas incidencias derivadas del granizo que han afectado únicamente a 4 o 5 millones de kilos. Además, en 2023, el viento trastocó la campaña y provocó grandes pérdidas en el mes de noviembre. “A fecha de hoy, el potencial máximo de producción, aproximadamente 350.000 toneladas, está intacto. Ese es el máximo nivel de cosecha que podemos alcanzar. Ahora todo dependerá de las condiciones meteorológicas y de los efectos de las plagas en los próximos meses”, señala Pascual Prats, presidente de la Asociación Española del Kaki (AEKAKI).

En cuanto al potencial de producción, el dirigente de la entidad precisa que “hay que tener en cuenta que en los últimos seis años se ha ido reduciendo la superficie cultivada entre un 15 y un 20%. Hubo ejercicios en los que se llegó a superar un volumen de cosecha de 400.000 toneladas, pero la rentabilidad comenzó a bajar y muchos productores han ido abandonando este cultivo. Además, a la bajada de precios, se sumó otro problema más. Sobre la campaña 2018 comenzaron a incrementarse los daños provocados por la mosca blanca, la negrilla y el cotonet, que pueden llegar a provocar entre 15 y 30 millones kilos de destrío. Y esta campaña habrá que esperar para ver cuánto producto no se podrá comercializar por los efectos de las plagas, porque las temperaturas cada vez son más altas y las condiciones para su desarrollo son perfectas. Tanto la climatología como las plagas pueden ir mermando ese potencial máximo de producción. ¿Cuánto? No lo sabemos”.

“En los últimos años se ha producido un descenso importante de la superficie cultivada de kaki y ahora en España hay en producción aproximadamente 18.000 hectáreas”

En los últimos años se ha producido un descenso importante de la superficie cultivada de kaki y ahora en España hay en producción aproximadamente 18.000 hectáreas. En Huelva y Sevilla había entre 2.000 y 3.000 hectáreas y en estas zonas ha bajado mucho porque fueron los primeros en tener problemas con los trips y han encontrado cultivos que ofrecen más rentabilidad que el kaki. En la Ribera del Xúquer también se han arrancado muchas plantaciones. Ahora mismo la caída de superficie de cultivo se va estabilizando, aunque todavía se pierden algunas hectáreas cada año. “En Valencia el cultivo se ha profesionalizado mucho y los productores o empresas que plantan actualmente kaki lo hacen porque saben trabajar el producto y hasta ahora les ha ido bien. Ya nadie lo hace llamado por la alta rentabilidad que esta fruta ofrecía en las primeras campañas porque los márgenes se han estrechado mucho. Creo que habrá todavía un par de años en la que se irán retirando plantaciones de algunos campos porque hay algunas zonas más propensas a las plagas en las que, incluso realizando tratamientos, es difícil sacar la cosecha adelante. Otro problema en este sentido es el relevo generacional, porque hay productores que no tienen quién continúe llevando sus campos” explica Pascual Prats.

Lluvias y costes

Otro hándicap esta campaña es la falta de lluvias, con un año en el que ha llovido poquísimo. Incluso algunas zonas concretas han sufrido recortes en las dotaciones de agua procedentes de las comunidades de regantes. 

“La ausencia de precipitaciones se va a notar sobre todo en el calibre. El 95% de los productores hemos podido realizar los riegos por goteo sin excesivos problemas, pero no es lo mismo que el agua de lluvia, que no tiene sales, limpia los árboles y cogen vigor. La calidad de la fruta es buena, pero los calibres que se observan en el campo son ligeramente más pequeños que el año pasado, debido también a que hay un buen volumen de producción. En relación a los calibres, los productores han realizado muchos aclareos en el árbol para reducir el número de frutos y mejorar la calidad y el tamaño de la fruta”, explica el presidente de AEKAKI.

Otro aspecto importante que está marcando la rentabilidad del sector es el aumento de costes que se produce año tras año, tanto en el campo como en los almacenes. “Estos gastos —afirma Prats— hay que intentar aplicarlos al precio de venta del producto, que inevitablemente al final repercute en el consumidor. Pero no hay otra forma de hacer esta actividad rentable”.

Plagas

Además, el kaki se ha convertido en un cultivo complicado y muy profesional. “Aún estando muy encima a veces nos encontramos con sorpresas, sobre todo al no poder controlar las plagas. En este aspecto, poco a poco nos van limitando los productos para hacerles frente y, sin ir más lejos, el año que viene el Movento Gold se podrá utilizar sólo hasta mayo. Nos faltan herramientas para luchar contra las plagas y los productos disponibles siguen subiendo de precio”, describe el presidente de la asociación. 

“El Ministerio de Agricultura —continúa Pascual Prats— nos hace poco caso a la hora de aprobar autorizaciones excepcionales, cosa que sí hacen los gobiernos de otros países europeos. Tenemos pocas armas y además, en muchas ocasiones, las normas de los supermercados todavía limitan más la utilización de los productos disponibles. Sin embargo, en la fruta que llega hasta los lineales de países terceros no se mira tanto con qué materias se ha tratado ese producto. Las cláusulas espejo y la reciprocidad no existen. Cada vez nos resulta más complicado sacar adelante la cosecha. Hay que cumplir una cantidad enorme de requisitos, gastando más dinero, lo que provoca que seamos menos competitivos. Y sufrimos una competencia exterior desleal porque, en muchos casos, sus productos no cumplen la normativa europea. Hay dos varas de medir”.

En este contexto, la cantidad de tratamientos que hace falta aplicar actualmente para conseguir un kaki de calidad se ha incrementado de forma notable en los últimos años. También es cierto que hay zonas que son más propensas a plagas que otras. “Pero en su conjunto, la Ribera del Xúquer es propensa a la mosca blanca y al cotonet porque convivimos con los cítricos. Las plagas mantienen una elevada actividad porque en invierno actúan sobre los agrios y en primavera se pasan al kaki”, precisa Prats.

Este año los productores valencianos también han sufrido la presencia en los campos del trip sudafricano (Scirtotrhrips aurantii). Según el presidente de la Asociación Española del Kaki, “esta campaña sus efectos no han sido graves pero el año que viene puede ser peor porque cuando llega la floración es cuando más afecta. Este trip deforma el fruto, deja la fruta como si estuviese rozada, y ya no tiene salida comercial. Por lo tanto, la próxima temporada nos veremos obligados a realizar tratamientos en floración, cuando hasta ahora no aplicábamos ninguno. Trataremos con Spinosad, pero es un producto caro y tenemos que comprobar su efectividad y el número de tratamientos que hay que realizar. Esta solución se puede emplear en floración hasta el cuajado. Hay un plazo de unos 15 o 20 días para aplicarlo”.

En cuanto a mercados de comercialización, tras la experiencia del año pasado, cuando se enviaron tres contenedores, este ejercicio algunos miembros de AEKAKI seguirán explorando el mercado chino con más envíos. “Son destinos en los que hay que tener precaución porque están muy lejos, la fruta tiene que llegar bien, y no es fácil. No obstante, dentro la asociación hay empresas que comercializan bastante producto en países terceros y creo que este año se incrementarán los envíos a este mercado”, explica Pascual Prats.

Para concluir, el presidente de la Asociación señala como un aspecto positivo que el potencial máximo de cosecha se haya ido regulando y “actualmente nos encontramos con volúmenes de fruta que podemos controlar y defender en el mercado. La oferta no es excesiva, y distribuida a lo largo de toda la campaña nos puede permitir sacar un precio justo para que la actividad sea rentable. Los costes han subido mucho y actualmente necesitamos vender en el campo por encima de los 42-43 céntimos para que el cultivo sea viable para el agricultor. No obstante, considero que estamos en un momento óptimo para lograr un equilibrio y que todos los eslabones de la cadena salgamos beneficiados”.

Acceso a la entrevista en las páginas 6-8 del dossier del Kaki en el ejemplar de Valencia Fruits. 

Acceso íntegro al último ejemplar de Valencia Fruits.