Diversificación agraria para ganar el futuro

DECCO PEPITA

Córdoba ya mira ‘con cariño’ a tres cultivos en auge como son el almendro, el pistacho y la quinoa

el almendro, el pistacho y la quinoa

Quinoa, almendro y pistacho se postulan como cultivos alternativos en Córdoba. / VF

Los agricultores no deben nunca “poner todos los huevos en la misma cesta”, por lo que la diversificación de los cultivos sirve para ganar el futuro y “contrarrestar campañas buenas” de un producto con “años que no vienen tan bien en otros”. Así se expresa Miguel García, responsable regional técnico de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) y un acérrimo defensor de diversificar la producción con cultivos complementarios, alternativos o emergentes que generan nueva mano de obra y sirven para afianzar la población joven al terruño. Y en Córdoba ya se mira “con cariño” a tres cultivos cada vez más en auge como son el almendro, el pistacho y la quinoa, por lo que la provincia cordobesa está “aprendiendo rápido, mucho y bien”.

Por lo pronto, los cordobeses son los mayores productores de quinoa de España, con 1.320 hectáreas dedicadas a este producto alternativo al maíz y al girasol, del total de 1.693 hectáreas en España, en su totalidad en Andalucía. Según Antonio Monclova, técnico especialista de Asaja Córdoba, la quinoa aparece sobre todo en las zonas de regadío de la Vega del Guadalquivir, como Almodóvar o Posadas, pero también en el Alto Guadalquivir por la zona de Montoro y Villafranca.

Pero también el almendro se está convirtiendo en el auténtico rey de los nuevos cultivos en Córdoba, donde se han alcanzado las 7.425 hectáreas, para un total andaluz de 178.836 hectáreas, con un rendimiento en el 2018 de 3.000 kilos por hectárea, sumando secano y regadío. En este caso, se trata de un árbol de gran rendimiento económico, ya que sin una gran inversión inicial, los precios están ahora entre los ocho y los nueve euros por kilo de pepita, mientras que en el 2013 era de tres euros.

“Se está plantando mucho y lo llamamos cariñosamente la plaga de los cultivos permanentes ya que hay lista de espera para aumentar la superficie porque no se da abasto para cubrir la demanda con lo que hay”, asegura Monclova.

Y el tercer cultivo en liza es el pistacho, como buena alternativa al olivar, según García, que precisa que, aunque requiere de una inversión mayor que el almendro, unos 6.000 euros por hectárea en los primeros cinco años por cuestiones de injertos hasta encontrar el árbol ideal, se adapta muy bien al clima cordobés.

El pistacho se ha quedado en unas 135 hectáreas en Córdoba, lo que supone una producción media de unos quince toneladas por hectárea, aunque el atractivo está en que se paga siete euros por kilo y Europa apenas produce, pero sí lo consume y acude a productores de Irán o Estados Unidos.

Su distribución se centra en la zona de Los Pedroches, además del Valle del Guadiato, especialmente en Fuente Obejuna, Los Blázquez y Valsequillo, mientras que en el Puerto del Calatraveño se habla de una finca con 50 hectáreas, que sería la principal con diferencia.

Pero no todo es llegar y besar el santo. Lo ideal es que se implanten los nuevos cultivos de forma progresiva, primero en una fracción reducida de terreno para, una vez transcurrido un ciclo, comprobar la viabilidad de la nueva elección sin que se ponga en entredicho la rentabilidad.

Y si es factible, hacerlo extensible al resto de la explotación en la siguiente campaña. “No se trata de imponer, sino de convencer, y qué mejor manera que comprobándolo uno mismo con sus propios ojos”, asegura Miguel García.

Pero también cuenta Córdoba con otros cultivos considerados emergentes que están teniendo una “rentabilidad interesante”, como es el caso del aloe vera, la stevia, los brotes o las plantas aromáticas y medicinales.

El aloe vera se puso de moda en Montilla hace una década, aunque parece haberse moderado hasta quedarse en unas 90 hectáreas, que supone el 30 por ciento de la producción nacional para un cultivo que tiene muchísimas propiedades y salidas, con unos 30 millones de kilos de producción media.

Las aromáticas, especialmente el anís dulce, son también cada vez más visibles hasta alcanzar las 1.085 hectáreas de un total de 1.563 en Andalucía, con especial incidencia en Puente Genil, donde se concentran entre 200 y 300 hectáreas.

Por tanto, Córdoba ya ha comprueba que la diversificación es la mejor manera de ganar el futuro en el sector agrario para contar con alternativas de éxito a los tradicionales cultivos del olivar y los viñedos.