Inmaculada Sanfeliu: “Hoy más que nunca somos una patronal y debemos ser un lobby”

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Inmacula Sanfeliu se ha convertido en la primera mujer que ocupa la presidencia del Comité de Gestión de Cítricos (CGC) desde su constitución en 1972. En esta entrevista aborda cómo ha evolucionado la citricultura española, el propio CGC, y qué retos de futuro afronta la entidad y el propio sector

La Asamblea General Extraordinaria del Comité de Gestión de Cítricos avaló por unanimidad el nombramiento de Inmaculada Sanfeliu como presidenta de la entidad. / CGC

Valencia Fruits. Desde su constitución, por primera vez, el Comité de Gestión de Cítricos está dirigido por una mujer. ¿Qué supone para Inmaculada Sanfeliu asumir la presidencia del CGC, una entidad en la que comenzó a trabajar en 1991?

Inmaculada Sanfeliu. Supone la continuidad del trabajo de muchos años, recoger el legado y el testigo de los que me precedieron primero en Bruselas y después en Valencia y me ayudaron a formarme. Supone también un nuevo compromiso con el Comité y con sus empresas y organizaciones de productores asociadas y nuevos retos profesionales día tras día, como no puede ser de otro modo tratándose de un sector tan dinámico como este. Será, en definitiva, seguir creciendo profesionalmente de la mano de las empresas asociadas al Comité.

VF. En sus casi 30 años de experiencia profesional en el Comité de Gestión de Cítricos, ¿cómo ha visto evolucionar al sector citrícola español?

IS. Somos una citricultura orientada a la comercialización en fresco y a la exportación. España ha doblado su producción de cítricos desde su ingreso en la entonces CEE, pasando de una producción de 3.510.600 toneladas en la campaña 1985/86 a 7,5-8 millones de toneladas de cítricos producidos en la actualidad. Concretamente, la producción en la campaña 2018/19 alcanzó la cifra de 8.023.125 t, la primera campaña de mayor producción, seguida por la segunda campaña récord 2011/12 (con un balance citrícola de 7.501.000 t y la 2013/2014 (con 7.241.000 t de producción).

En ese mismo periodo de 35 años desde la adhesión de España a la CEE, también hemos duplicado la exportación pasando de 2 millones de toneladas de cítricos exportados en la campaña 1985/86 a 4,2 millones en la última campaña 2014/2015 y 3,94 millones en la temporada 2018/2019. Algo se habrá hecho bien para que se haya producido ese incremento, aunque por supuesto con periodos difíciles, como siempre se da cuando se genera un crecimiento como este.

“El objetivo no es que el CGC sea relevante, es que la actividad de nuestros socios pueda seguir siendo importante y desarrollándose con normalidad y sin obstáculos, ampliando la riqueza y el empleo”

En la actualidad seguimos siendo el primer país exportador de cítricos en fresco del mundo con un 25-26% del comercio mundial de cítricos en fresco (frente a una producción de cítricos del 5-6% del total mundial) y la Unión Europea sigue siendo nuestro principal mercado con el 93% de nuestras exportaciones (en realidad expediciones). Y ello a pesar de ser víctimas de una gran competencia desleal o desventaja competitiva respecto a las importaciones de cítricos de países terceros (no comunitarios). El liderazgo mundial en exportación de cítricos se traslada también por productos: Primer exportador mundial de cítricos en fresco, primer exportador mundial de naranjas, primer exportador mundial de mandarinas (easy peelers) y primer exportador mundial de limones. El 75% de la fruta envasada en España se destina al mercado exterior.

El éxito de España se debe a su liberal sistema comercial, capacidad de explotación de su situación geográfica y también extremadamente importante su constante renovación del esquema varietal. Hoy el 93-95% de su exportación se realiza por camión, puerta a puerta, “just in time” incluso con varias descargas, y con una adaptación total a los empaquetados y presentaciones, códigos de barras, trazabilidad, protocolos de producción, etcétera.

Es muy difícil encontrar en todo el mundo otro sector de exportación de productos perecederos en fresco tan dinámico como el nuestro, buscando de manera continua dar salida a las crecientes producciones.

VF. ¿Y cómo ha evolucionado el Comité de Gestión de Cítricos?

IS. El CGC ha tenido que reinventarse varias veces. Nacimos en 1972 para tratar de organizar, estructurar, profesionalizar y planificar de la mano del Gobierno de entonces la exportación, que ya había explotado en los 60 y cuya actividad exterior debía consolidarse en los 70. Y así fue: de 750.000 toneladas exportadas pasamos al final de aquella década a 1,7 millones de toneladas. Las exigencias de la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) y la obligación de cumplir con un sistema de precios de referencia obligó a reorganizarse en los 80. De manera consensuada, se desarrollaron normas de exportación, pero también una inspección comercial de los frutos y el Comité fue el organismo desde el que supervisar y organizar todo aquello. La adhesión de España en 1986 a la entonces CEE exigió adaptarse a las exigencias de las normativas comunitarias e implicó la salida de la Administración del ya entonces Comité de Gestión de Cítricos.

La entrada en Europa, más aún desde la unión aduanera (1991), aceleró el ritmo de crecimiento: en 1986 producíamos 3,5 millones de toneladas y exportábamos menos de 2 millones y hoy cosechamos entre 7 e incluso 8 millones y durante los últimos diez años hemos exportado siempre por encima de 3,6 millones de toneladas. El CGC evolucionó entonces de organizar la exportación a pasar a representar al comercio privado citrícola, defender sus intereses e informar y dar servicio a sus empresas asociadas. Hoy representa y defiende los intereses de los comercios privados citrícolas y de sus producciones citrícolas propias y/o vinculadas y las de sus proveedores fieles.

VF. Pero ustedes, ¿qué son más un lobby, una patronal?

IS. Hoy más que nunca somos una patronal y somos un lobby. Con un mercado tan globalizado, con el principio de preferencia comunitaria en ruinas, con una Europa tan decidida a protagonizar la liberalización comercial de su mercado en materia agraria y con graves plagas y enfermedades que amenazan la seguridad fitosanitaria de las explotaciones citrícolas comunitarias con la importación en la UE de cítricos contaminados procedentes de países terceros y puntos de inspección fronterizos europeos que no tienen la misma rigurosidad y efectividad, creo que hemos de ejercer como patronal, con capacidad de interlocución, pero también como lobby. Ambas cosas son muy parecidas, solo hay diferencias de matiz. Desde nuestro acceso a la UE, como decía, hemos duplicado la producción y la exportación, pero nuestro mercado es y sigue siendo Europa —donde dirigimos el 93% de nuestro comercio exterior— y diversificar a otras plazas terceras es cada día más complicado. De ahí, que debamos de funcionar también como grupo de presión, que debamos hacer valer nuestro peso económico objetivo, tanto comercial como productivo, ante cualquier instancia oficial o incluso ante algunas privadas.

“Debemos profundizar en nuestra presencia y capacidad de interlocución en Bruselas, en Madrid y en las cuatro comunidades autónomas con interesescitrícolas en la producción y el comercio”

VF. ¿Qué peso tiene actualmente el Comité de Gestión de Cítricos en el conjunto del sector citrícola nacional e internacional?

IS. El sector citrícola español produce 7,5-8 millones de toneladas con un valor medio de 4.000-4.300 millones de euros. De estos, 3.100-3.200 millones de euros proceden de la exportación, de los cuales el sector privado, representado por el Comité de Gestión de Cítricos, canaliza más de 2.300-2.400 millones de euros. La producción de cítricos (naranjas, grupo mandarinas, limones y pomelos) en España se destina mayoritariamente al mercado en fresco (primer exportador mundial de cítricos en fresco).

España, 45º en el ranking mundial de productores de cítricos (6% de la producción mundial de cítricos), es con mucha diferencia el primer país exportador de cítricos frescos del mundo con una cifra de 3,8-4,2 millones de toneladas exportadas (más del 26% de la exportación mundial de cítricos). España es el líder mundial en exportación de naranjas, mandarinas y limones en fresco.

Del conjunto de fruta envasada, el 70-75% se destina al mercado exterior. Para la confección y comercialización de esta fruta hay en España alrededor de 450 empresas de selección y acondicionamiento de la fruta, que comercializan en fresco alrededor de 5,6 millones de toneladas de cítricos entre mercado interior y exportación. Alrededor de 3/4 del volumen de cítricos españoles comercializado es recolectado, manipulado y confeccionado por exportadores privados y las OPs que integran, entre otras muchas, las producciones de estos.

VF. Como asociación profesional, ¿qué retos o líneas de trabajo tienen previsto desarrollar para que el CGC siga desempeñando un papel relevante en la citricultura internacional?

IS. El CGC es lo que es por sus asociados, por las empresas y organizaciones de productores que lo conforman. El objetivo no es que el CGC sea relevante, es que la actividad de nuestros socios pueda seguir siendo importante y desarrollándose con normalidad y sin obstáculos, ampliando la riqueza y el empleo que llevan 170 años generando. El matiz creo que es relevante. Debemos tener una imagen reputacional como patronal y como lobby, pero lo que sea el CGC siempre será reflejo de lo que son nuestros asociados.

El CGC continuará y potenciará su labor de dar visibilidad y poner en valor su representatividad (la de sus empresas asociadas) en el comercio mundial de cítricos. Pero también la dimensión de nuestros asociados como productores: las empresas asociadas son conocidas por su actividad en la recolección, manipulado, confección y comercialización, pero no por su faceta como citricultores.

“La evolución que seguirá la COVID en Europa y la resolución final del Brexit son los dos factores que generan mayor incertidumbre sobre las perspectivas de desarrollo de la próxima temporada de cítricos”

Hemos de profundizar, igualmente, en nuestra presencia y capacidad de interlocución, bien directamente, en Bruselas, en Madrid y en las cuatro comunidades autónomas con intereses citrícolas en la producción y/o el comercio, bien indirectamente, a través de las interprofesionales citrícolas de las que somos miembro, de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, la CEOE, o a nivel comunitario, a través de nuestro lobby en Bruselas, Eucofel ó FruitVegetablesEurope, la Asociación Europea que representa los intereses de la producción y el comercio comunitario de frutas y hortalizas.

El CGC debe de seguir siendo clave para otorgar a sus asociados los elementos de juicio —la información y el análisis— para poder tomar las mejores decisiones empresariales. Y junto a la representatividad, de manera más discreta pero igualmente legítima, hemos de intensificar nuestra actuación de influencia en asuntos públicos potenciando y mejorando las relaciones institucionales e interlocución con las administraciones públicas y otros organismos o instituciones públicas y privadas y reforzando nuestra participación en procesos legislativos y cambios normativos desde la defensa de los intereses de nuestras empresas y organizaciones de productores asociadas.

VF. En relación a los resultados de la campaña citrícola 2019- 2020, ¿Qué balance realizan desde el CGC?

IS. Disponemos de los datos de comercio exterior hasta mayo, por lo que aún es pronto (necesitaríamos, al menos, hasta junio) para una proyección hasta agosto, cuando formalmente finaliza la campaña. Aún no podemos hacer un balance definitivo. Hasta mayo las exportaciones citrícolas españolas sumaron 3,44 millones de toneladas, lo que supone una caída de tan solo el 2,8% respecto a la campaña 2018/2019. Lo de ‘solo’ se entiende porque veníamos de una campaña —la 2018/2019— con una producción récord de 8 millones de toneladas, y una exportación casi récord, de 3,94 millones de toneladas (2ª campaña récord de exportación de cítricos de España), y pasamos en la 2019/2020 que ahora finaliza a una previsión de producción de 6,1 millones , una campaña corta en producción, particularmente en clementinas. Lograr mantener prácticamente las cifras de ventas en tales circunstancias (al menos hasta finales del mes de mayo) es, sin duda, algo meritorio.

La clave fue, sin duda, la crisis de la COVID-19. La declaración del Estado de Alarma y la sucesión de medidas de confinamiento o de cuarentena en toda Europa cambió radicalmente la tendencia: de un mercado apático a un espectacular repunte de la demanda. Marzo, con casi 500.000 toneladas exportadas marcó un récord mensual histórico, abril también fue excepcional —el tercero mejor de la serie— y en mayo las cifras ya bajaron porque la campaña de recolección no podía dar mucho más de sí con tanta aceleración y una cosecha corta. Su finalización, de hecho, se ha adelantado más de un mes sobre el año anterior y era ya imposible mantener el ritmo. Los europeos han relacionado el consumo de naranjas, mandarinas y limones con una manera de reforzar el sistema inmunológico. El sector, más allá de haber demostrado ser el proveedor más fiable para la gran distribución europea, ha acreditado que en campañas como la presente tiene una gran capacidad de aprovechamiento de la fruta.

Muy probablemente acabaremos la temporada con cifras ligeramente superiores a los 3,6 millones de toneladas. Lo acontecido este año —como en casos anteriores— también sirve para desmentir otro mito: A una cosecha citrícola mayor que la precedente no le corresponde necesariamente una exportación igualmente mayor o, al contrario, un aforo corto con respecto a la campaña anterior —como ha ocurrido este año— no conlleva tampoco una reducción proporcional en el tonelaje comercializado en fresco.

Lee la entrevista completa en el último ejemplar de Valencia Fruits.