Las frutas y hortalizas españolas no han faltado en los lineales y comercios de toda Europa
Las frutas y hortalizas españolas no han faltado en las tiendas de toda Europa, después de salvar numerosas dificultades en estos dos meses, que han vivido con cierto alivio en producciones como los cítricos, más problemas en perecederas como las fresas, y con buenas perspectivas en precios. Fuentes del sector explican que se siente orgullosos de cómo han afrontado el estado de alarma por la COVID-19 y reconocidos en su trabajo.
La falta de mano de obra inicial para las campañas, el aumento de los costes por las medidas sanitarias y de movilidad, el cierre de la hostelería, el encarecimiento del transporte internacional por carretera y la cancelación de fiestas han hecho que la producción de frutas y hortalizas se haya tenido que reinventar sobre la marcha.
“En términos globales, el comportamiento del sector ha sido de relativa normalidad, aunque no homogéneo, debido a la diversidad de la oferta”, señala el director de la federación hortofrutícola Fepex, José María Pozancos.
Los subsectores más damnificados han sido el de la fresa y, en general, el de la fruta más perecedera, por la menor frecuencia de compra del consumidor; la flor cortada, por la ausencia de fiestas; el espárrago, la alcachofa y variedades de patata, por el parón de la hostelería; y los productos con margen estrecho como el tomate.
En contraste, los más reforzados han sido los cítricos, por el repunte de la demanda de vitamina C en Europa; los que tienen más vida comercial, como manzana y pera; o el ajo, por la menor competencia china; todos ellos con las existencias en almacén casi agotadas.
El director técnico de Asaja, José Ugarrio, subraya que “el sector agrícola y, en concreto, el hortofrutícola ha estado a la altura y se ha puesto a trabajar para garantizar el abastecimiento, dejando a un lado todos sus problemas”, que centraron las protestas de enero, con los tractores en las calles.
Para Ugarrio, la subida del consumo de frutas y hortalizas y de su precio durante el estado de alarma no se ha traducido en mayores márgenes para el agricultor, debido al incremento de costes por la adopción de los protocolos aprobados.
Desde Almería, el responsable de frutas y hortalizas de COAG, Andrés Góngora, considera que el sector “no ha salido mal parado para cómo podía haber llegado a ser la situación”, con las restricciones de transporte para llegar a la finca o los “vaivenes de precios y pedidos” que “se han concentrado estos dos meses”.
“Ha habido mucho nerviosismo y renegociación de contratos, porque a veces venía un cliente que pagaba lo que fuese por una hortaliza, y al día siguiente reflexionaba o cambiaba”, apunta el dirigente, tras coincidir en la percepción de que la sociedad ha puesto en valor el trabajo agroalimentario, “una reivindicación histórica del sector”.
El responsable de frutas y hortalizas de la organización agraria UPA, Antonio Moreno, pone como ejemplo el aumento en un 30% de las ventas de limón para consumo durante el estado de alarma, que ha compensado la falta de actividad en hostelería y hoteles, sectores que tradicionalmente absorben el 60% de la producción nacional.
“El sector no se ha quedado en casa”, afirma, y reflexiona que “Europa y España tienen que darse cuenta de la importancia de tener un sector fuerte, capaz de alimentar a su población”, pues se pregunta qué estaría pasando si dependiéramos de la llegada de frutas y verduras desde otros continentes.
Desde Fepex, Asaja, COAG y UPA confirman que la inicial falta de mano de obra por el cierre de fronteras no se ha traducido finalmente en que la fruta y las hortalizas se hayan quedado sin recoger en el campo, aunque aún queda por ver qué ocurre en Aragón y Cataluña con la fruta de hueso.
El gerente de Fedefruta Aragón, Agustín Sánchez, cree que en las regiones del interior y Cataluña pueden darse más problemas de mano de obra en los próximos meses: “Ahora se están cubriendo las necesidades, pero es un incógnita qué sucederá en un mes”.
Según sus datos el sector de Aragón y Cataluña estudia la posibilidad de que llegue un contingente de temporeros desde Rumania con experiencia en la recolección de melocotón y otras frutas de hueso en una campaña que, según Fepex, será un 15 % menor en volumen que la de 2019.
Para Pozancos, el impacto más negativo en los gastos se ha producido por la falta de carga de vuelta en los camiones con destino a Europa, lo cual ha encarecido los envíos. A pesar de ello, “el volumen de exportación está manteniendo los flujos normales”.
En términos de política comunitaria, todo el sector echa de menos que Bruselas permita una mayor flexibilidad en los programas operativos de las organizaciones de productores para que se puedan incluir los gatos extraordinarios derivados de la COVID-19, que no supondrían ningún coste adicional en el presupuesto comunitario.
El director de Fepex también ha mostrado su temor por la ralentización de las negociaciones del Brexit, “que mantiene al sector en vilo, porque Reino Unido es el tercer mercado para las frutas y hortalizas españolas.