2022, un “año negro” para la agricultura valenciana

AVA-Asaja cifra las pérdidas del sector agropecuario de la Comunitat en 800 millones de euros

El presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, durante la presentación del balance de 2022. / ÓSCAR ORZANCO

Óscar Orzanco. Redacción.

AVA-Asaja califica 2022 como un “año negro” para la agricultura y la ganadería valenciana y su presidente, Cristóbal Aguado, augura un 2023 “muy complicado”, debido sobre todo a la complejidad y las elevadas exigencias establecidas en las nuevas normativas europeas aprobadas y al periodo de incertidumbre que se abre en un año electoral. El balance de la organización del pasado ejercicio agrario cifra las pérdidas del sector en 800 millones de euros, un 25% más que el año anterior, a causa de la subida sin precedentes de los costes de producción, las graves mermas de cosechas por las anomalías meteorológicas, la entrada masiva y sin reciprocidad de importaciones de terceros países, la falta de soluciones para combatir las plagas y enfermedades, los daños récord de la fauna salvaje y los robos en el medio rural. De esta cifra global de pérdidas en la Comunitat Valenciana, 330 millones corresponden a Valencia, 240 a Castellón y 230 a la provincia de Alicante.

Cristóbal Aguado, augura un 2023 “muy complicado”, debido a la complejidad y las elevadas exigencias establecidas en las nuevas normativas europeas

Ante la crítica rentabilidad de los agricultores y ganaderos valencianos, AVA-Asaja reclama a las administraciones “que se pongan las pilas” y una hoja de ruta que garantice una sostenibilidad no solo medioambiental, sino también económica. “La situación es preocupante y requiere un análisis en profundidad. Viendo los resultados habría que afrontar 2023 de una forma constructiva, objetiva, científica, razonando; constituyendo una mesa de diálogo en la que participen todos los partidos políticos y organizaciones para diseñar el futuro de la agricultura de la Comunitat Valenciana”, ha reclamado Cristóbal Aguado.

Todos los costes agropecuarios alcanzaron en 2022 máximos históricos

El balance agrario de la organización revela que, a pesar de la inflación del 15% de los alimentos en los puntos de venta, los precios a pie de campo no cubrieron en muchos cultivos los costes de producción, arrojando unas pérdidas de mercado de 300 millones para los productores. Todos los costes agropecuarios siguieron subiendo en 2022 hasta alcanzar máximos históricos. Según datos oficiales, los insumos que más se encarecieron son los fertilizantes (+62%) —si bien algunos compuestos nitrogenados y la urea se han llegado a doblar o triplicar—, la energía (+49%) —entidades de riego han pagado facturas cuatro o cinco veces superiores debido al incremento desmesurado del precio de la electricidad y al establecimiento por parte del Gobierno del ‘tope al gas’—, los piensos (+34%) y los fitosanitarios (+20%). El gasóleo agrícola bajó su precio a finales de año pero a lo largo del ejercicio se mantuvo un 70% más caro. 

Por otra parte, las sucesivas adversidades meteorológicas (heladas, falta de horas de sol en primavera, lluvias persistentes y torrenciales, pedrisco, sequía o calor en invierno) provocaron desplomes de cosechas en los principales cultivos como los cítricos (–20%), la uva (–25%), el olivar (–85%), la almendra (–55%), el arroz (–10%), los cereales (–25%) o el kaki (–70%). Esta siniestralidad, muchas veces no cubierta por el seguro, provocó pérdidas de 285 millones en la Comunitat Valenciana.

Además, la continuada supresión de materias fitosanitarias y la generación de resistencias a los pocos productos autorizados mantuvieron los ataques de plagas y enfermedades. Los daños representaron 150 millones, sobre todo en cítricos (Cotonet de Sudáfrica, araña roja y mosca del Mediterráneo), kakis (cotonets, moscas blancas y mancha foliar), arroz (pyricularia y malas hierbas) y almendras (avispilla y Xylella fastidiosa). Pese a ello, la UE presentó en 2022, en línea con el Pacto Verde, una propuesta de reglamento que plantea nuevos recortes e incluso la prohibición de todos los fitosanitarios en ‘zonas sensibles’ que suponen más del 30% de la agricultura española y más del 80% de la agricultura valenciana. Sobre este aspecto, Cristóbal Aguado ha advertido que “no se podrá realizar ningún tratamiento químico en estas zonas para luchar contra las plagas. Las limitaciones, sin bases científicas, nos pueden llevar a un desastre en Europa y en la Comunitat Valenciana”.

La organización agraria también destaca que las instituciones comunitarias continuaron oponiéndose a establecer ‘cláusulas espejo’ o reciprocidad a las importaciones foráneas que desplazan las producciones europeas en su propio mercado. La única nota positiva fue el establecimiento del tratamiento en frío a los cargamentos de naranjas sudafricanas a fin de evitar la introducción y propagación de la falsa polilla, pero se excluyó las mandarinas y pomelos pese a entrañar el mismo riesgo. 

Por último, AVA-Asaja indica en su informe que la excesiva e incontrolada fauna salvaje, sobre todo el jabalí, incrementó sus perjuicios un 15% y ya causa 40 millones de daños anuales. Los robos de cosechas de alto valor, instalaciones de riego y materiales metálicos siguieron siendo una lacra generando 25 millones de pérdidas en el sector agrario valenciano.

La PAC como principal enemigo

Durante la presentación del balance, Cristóbal Aguado centró gran parte de sus críticas en la política agraria de la Unión Europea y sus elevadas exigencias en un momento muy complicado. Para el presidente de AVA-Asaja “la PAC es actualmente el enemigo número uno de la agricultura, especialmente de la valenciana. En Europa no piensan en el sector agrario. Están expulsándonos del campo a conciencia, y desde luego esta PAC de mediterránea no tiene nada. Y es tan exigente que choca frontalmente con la estructura agraria que predomina en la Comunitat”. 

El presidente de la organización agraria denunció que con las nuevas normativas aprobadas por Bruselas el trabajo burocrático se va a multiplicar y “su aplicación va a resultar casi imposible. Un agricultor de minifundio valenciano no puede soportar gestionar un cuaderno digital de campo y tener que contratar un asesor técnico, que debe acudir a los campos, ver la evolución de las plagas, autorizar los tratamientos y especificar incluso la dosis que se debe aplicar. Para el productor pequeño, contratar al asesor va a costar más que el valor de la producción de la explotación. Y, además, el agricultor debe ser un experto en el mundo digital para tener actualizados todos estos datos”. 

Por ello, Cristóbal Aguado ha expuesto que “el 70% de la agricultura valenciana no podrá hacer frente a las exigencias de la PAC. 2023 es un año ya de por sí complicado y la política europea no nos lo pone fácil. Los controles de Europa sobre la agricultura van a ser exhaustivos y si la administración valenciana no ofrece soluciones para cumplir con las exigencias de la Política Agraria Común, la Comunitat puede sufrir penalizaciones millonarias”.

Tras las pérdidas sufridas en 2022, y el escenario tan complejo que se presenta en 2023, el presidente de AVA-Asaja señaló que “produce tristeza el desamparo que nos transmiten nuestros agricultores. Nuestros productores se sienten derrotados”.

En este contexto, y a la vista de las políticas agrarias insuficientes e incluso lesivas para el mundo rural, 2022 fue un año con múltiples movilizaciones en Valencia y Madrid. AVA-Asaja participó, entre otros actos reivindicativos, en la manifestación del sector agrario el 25 de febrero en Valencia, la histórica manifestación del mundo rural el 20 de marzo en Madrid, la concentración contra la PAC el 23 de noviembre y la concentración de los regantes frente al ministerio para la Transición Ecológica el 29 de noviembre. 

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