La Presidenta de Intercitrus y del Comité de Gestión de Cítricos, Inmaculada Sanfeliu, opina sobre la sostenibilidad bajo el marco del Pacto Verde Europeo y de la Estrategia de la Granja a la mesa
Inmaculada Sanfeliu (*)
La Comisión Europea (CE) publicó el pasado mes de julio una serie de propuestas legislativas relacionadas con la gestión sostenible de los recursos naturales clave, derivadas de la ‘Estrategia sobre Biodiversidad’, la ‘Estrategia de Suelos’ y la ‘Estrategia de la Granja a la Mesa’, entre las que se encontraba la Propuesta de Reglamento sobre nuevas técnicas genómicas en plantas, también conocidas como NGT’s. Con la base de la propuesta legislativa presentada por la CE, el objetivo es establecer un marco legal para estas tecnologías y, de esta forma, actualizar la legislación de forma más acorde con el progreso científico y tecnológico para garantizar su contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y al Pacto Verde y sus estrategias y, por lo tanto, a la sostenibilidad de todo el sistema agroalimentario, al tiempo que se mantienen los altos estándares de protección de la salud y el medio ambiente, con cultivos y alimentos seguros; contribuir al aumento de la competitividad del sector agroalimentario, garantizando la diversidad de modelos que lo integran y la libertad de elección; los objetivos de sostenibilidad en una amplia gama de especies de plantas, especialmente agrícolas; crear un entorno propicio para la creación de oportunidades de investigación e innovación, especialmente en las pyme. La CE abrió un plazo de consulta que acaba de finalizar esta pasada semana.
Las NGT son técnicas que pueden ayudar a obtener nuevas variedades vegetales de manera más rápida y con mayor precisión que las técnicas clásicas de mejora genética. De esta forma, permiten introducir las mejoras genéticas deseadas que se han identificado previamente a partir de los estudios del ADN de la planta. Estos cambios pueden ser modificaciones simples, equivalentes a las que podrían obtenerse de forma natural o con las tecnologías de mejora clásica, o modificaciones más complejas.
Las NGT incluidas en el ámbito de la citada propuesta del pasado mes de julio son tecnologías que permiten modificar el genoma de una manera precisa y eficiente, sin introducir material genético de especies no compatibles. Este factor es clave para diferenciarlas de las técnicas de transgénesis, utilizadas para obtener los conocidos como organismos modificados genéticamente (OMG).
La importancia de las NGT es reconocida internacionalmente y su aplicación para editar el genoma fue objeto de un Premio Nobel en el año 2020.
Inmenso potencial
Las NGT’s representan un gran potencial en la agricultura para dar lugar a cultivos eficientes y adaptados a los escenarios climáticos existentes, aumentando la tolerancia de los cultivos al estrés (un área de investigación cada vez más importante en la era del cambio climático); incrementar la sostenibilidad del sistema alimentario a través de variedades mejoradas, con mayor resistencia a sequías, altas temperaturas y otras situaciones extremas, o que requieran menos fertilizantes sintéticos (reduciendo su necesidad) y fitosanitarios; aumentar el rendimiento de los cultivos, la reducción del desperdicio de alimentos gracias a productos vegetales con mayor vida útil o producir alimentos con un perfil nutricional mejorado y una mayor resistencia a las plagas y enfermedades de los diferentes cultivos.
Ya se cuenta con ejemplos de desarrollos en investigación con estos tipos de tecnologías y para estos rasgos, en los que está trabajando el sector de I+D+I europeo. Estamos ante avances científicos y tecnológicos muy prometedores para el futuro de la agricultura y la alimentación, como variedades de maíz mejor adaptadas a las sequías, patatas resistentes a patógenos que reducen la dependencia de fitosanitarios o productos como los champiñones que no pardean, de forma que se aumenta su vida útil y se reduce el desperdicio de alimentos.
El CRISPR podría tener una importancia extraordinaria para el sector citrícola: para obtener plantas resistentes o tolerantes a la enfermedad más devastadora de los cítricos, el HLB; para la lucha contra la sequía, para evitar los pesticidas o para aumentar las cosechas y así cumplir los objetivos del Pacto Verde
La UE se va quedando aún más atrás a medida que los países de todo el mundo —como Inglaterra, tras el Brexit— continúan aprobando regulaciones que apoyan las NGT. A diferencia de los OMG’s, que intercambian secuencias de ADN entre especies no relacionadas, las pequeñas mutaciones que crea el CRISPR pueden también darse en la naturaleza
En los últimos años se ha producido una revolución en el campo de la genética con la llegada de lo que la UE denomina “nuevas técnicas genómicas”. La más famosa de estas técnicas es el CRISPR, que en su forma más simple actúa como unas tijeras moleculares para cortar el ADN en lugares determinados. Estas técnicas permiten la edición precisa de genes de plantas, animales y microorganismos. Actualmente la técnica CRISPR está prohibida de facto en la UE cuando se trata de la edición del genoma de plantas y animales. Esta perversa situación es el resultado de una sentencia dictada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) en 2018, en respuesta a las peticiones de grupos contrarios a los OMG que consiguieron que todos los organismos modificados genéticamente deban considerarse OMG y regularse en consecuencia. La decisión del TGUE significa que los organismos modificados utilizando NGT caen bajo las anticuadas disposiciones de la legislación sobre OMG de 2001 de la UE, que se elaboró mucho antes de que se inventaran incluso métodos precisos de edición de genes como CRISPR. La legislación sobre OMG de 2001 ha servido como una prohibición de facto, sin nuevos cultivos modificados genéticamente aprobados para el cultivo desde 2001.
Las leyes de la UE están obsoletas, especialmente la regulación de 2001 que hoy clasifica los cultivos editados como organismos genéticamente modificados (OGMs o transgénicos). Y ello a pesar de que la EFSA y grupos científicos consultivos han declarado que las NGT’s no introducen nuevos riesgos para la seguridad alimentaria y que no deben considerarse OMG en ningún caso
Leyes obsoletas
Las leyes de la UE están obsoletas, especialmente el marco regulatorio de 2001 que actualmente clasifica los cultivos editados genéticamente como organismos genéticamente modificados (OGMs o transgénicos), y están asfixiando nuevas fuentes de crecimiento económico, empleo y sostenibilidad ambiental en Europa.
Las NGT’s son técnicas seguras y la ciencia necesita una regulación adecuada. Las leyes restrictivas actuales han impedido que la UE aproveche cualquiera de estos avances, a pesar de que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y grupos científicos consultivos han declarado que las NGT’s no introducen nuevos riesgos para la seguridad alimentaria en comparación con la mejora convencional y las técnicas genómicas establecidas, y no deben considerarse OMG en ningún caso. Además, las mutaciones fuera de objetivo inducidas potencialmente por la edición genética CRISPR “son del mismo tipo y menos que las mutaciones en la mejora convencional”.
El informe de la EFSA también señala los numerosos beneficios potenciales de las NGT, desde cultivos resistentes a las plagas (que requieren menos o ningún o ningún pesticida) hasta hortalizas con mayor contenido en nutrientes.
La UE se va quedando aún más atrás a medida que los países de todo el mundo continúan aprobando nuevas regulaciones que apoyan las tecnologías de edición genética, que son una parte vital del crecimiento de la bioeconomía. Al decir no a la innovación científica, la UE pierde muchos beneficios, incluida la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la agricultura y la producción de alimentos.
En cuanto a la edición de genes, las aplicaciones de las NGT están empezando a utilizarse en otros sectores de la agricultura, así como también en la revolución de las proteínas alternativas, que podría reducir enormemente el uso de ganado en la alimentación humana. Esta situación ha preocupado mucho a la comunidad científica, que se encuentra al margen de una revolución que está transformando la bioeconomía en otras partes del mundo.
Situación perversa
Tanto la sentencia del TJUE de 2018 como la legislación original de 2001 sobre OMG son internamente incoherentes en el sentido de que excluyen específicamente a los organismos alterados genéticamente mediante mutagénesis química o por radiación, basándose en que estas técnicas se han utilizado durante mucho tiempo y, por tanto, pueden considerarse seguras. Sin embargo, dado que provocan mutaciones genéticas aleatorias, la mutagénesis química y la mutagénesis por radiación tienen el potencial de inducir muchas más consecuencias no deseadas que las mutaciones específicas de secuencia creadas por las NGT. El resultado es una situación científicamente perversa en la que se prohíben las mutaciones genéticas precisas y se permiten las imprecisas.
Además, las NGT inducen mutaciones que podrían producirse de forma natural, si se les diera el tiempo suficiente. A diferencia de las técnicas transgénicas, que intercambian secuencias de ADN entre especies no relacionadas, los tipos de pequeñas mutaciones que puede crear el CRISPR pueden también producirse en la naturaleza o a través de la mejora convencional en exactamente los mismos lugares y con exactamente los mismos resultados y científicamente no hay manera de distinguir la diferencia. Por lo tanto, según la definición de OMG de la UE, una alteración genética idéntica podría permitirse o prohibirse simplemente en función de si se produjo a través de la mejora ‘convencional’ o fue inducida directamente por los científicos a nivel molecular.
Es la falacia naturalista llevada al extremo. Incluso la propia CE se ha visto obligada a reconocer lo absurdo de esta situación y el daño que podría causar a los alimentos y al medioambiente en Europa. Como señala con pesar en un reciente documento de trabajo, “existe un interés considerable en la investigación de nuevas técnicas genómicas…” en la UE, pero la mayor parte del desarrollo tiene lugar fuera de ella.
Inglaterra se desmarca
El rechazo europeo a la biotecnología vegetal ha debilitado tecnológicamente el sector agrícola europeo y ha expulsado el talento científico a otros países. Cabe destacar que la situación posterior al Brexit en el Reino Unido ha permitido la aprobación de un proyecto de ley parlamentaria sobre edición genética que legaliza el uso de los NGT en Inglaterra (Gales y Escocia tienen procesos legislativos separados y mantienen políticas restrictivas), precisamente en reconocimiento de la multitud de beneficios potenciales, una oportunidad aprovechada, ahora que se han despojado de las políticas anti-OGM de la UE.
Y lo que es más importante para Europa, la propia Comisión ha presentado una propuesta de regulación de los NGT en las plantas que, de ser aprobada por el Parlamento Europeo y el Consejo, nos sacará de la eterna crisis de los NGT. Tal propuesta crearía dos categorías de plantas fabricadas con NGT. Las plantas de categoría 1 serían aquellas con modificaciones genómicas que se parecen mucho o no se pueden distinguir fácilmente de las de las variedades mejoradas convencionalmente —incluso la secuenciación de sus genomas podría no revelar si se han producido por NGT o por técnicas de mejora convencionales—. Estas plantas quedarían exentas de las antiguas normas y se regularían de forma similar a las plantas en consonancia con el consenso mundial sobre la regulación de las NGT. Las plantas de categoría 2 serían aquellas con más de 20 pares de bases modificadas —por ejemplo, las diseñadas para resistir múltiples patógenos, por ejemplo— y estarían sujetas a muchas de las mismas normas que las plantas modificadas genéticamente.
La nueva propuesta de la CE para la regulación de los NGT, publicada el 5 de julio de 2023, se refería específicamente a las plantas agrícolas, y aún no proponía un nuevo enfoque para regular los animales o microorganismos alterados mediante NGT. Justificaba esta propuesta basándose en que: “Se dispone principalmente de datos de seguridad para las plantas obtenidas por mutagénesis dirigida y cisgénesis, mientras que en este momento es difícil extraer conclusiones relevantes sobre otros NGT y aplicaciones en animales y microorganismos”. Definió las NGT como la mutagénesis dirigida (como la que utiliza Crispr) y la cisgénesis, al contrario que la transgénesis, producen plantas que en algunos casos no pueden diferenciarse genéticamente de las producidas por la mejora convencional.
Afrontamos retos muy cruciales como producir más alimentos con barreras tan importantes como el cambio climático. Ante este escenario, debemos disponer de todas las herramientas posibles para la obtención de nuevas variedades. En este sentido, las NGT’s son claramente una oportunidad en el marco de la necesidad de apoyar a la ciencia para conseguir la soberanía alimentaria.
Es imprescindible investigar en nuevas herramientas y en innovación, que podemos usar en beneficio de la sostenibilidad del sistema alimentario. Con esta propuesta se busca facilitar la investigación y la innovación, pero también que el resultado de estas tecnologías llegue al campo europeo.
Claves para los cítricos
Las NGT’s pueden tener una importancia extraordinaria para el sector citrícola y para la lucha contra la sequía, uno de los mayores problemas que afronta el sector citrícola en la actualidad. Aplicar las NGT’s al desarrollo varietal permitiría agilizar el estudio para encontrar variedades más resistentes al estrés hídrico, y más productivas, permitiendo producir más con cada gota de agua. La UE tiene una gran responsabilidad con el resto del mundo.
Es un hecho objetivo que el cultivo de los cítricos en la UE está gravemente amenazado por plagas y enfermedades como consecuencia de la globalización y del movimiento de grandes cantidades de material vegetal. Del trabajo recientemente en Nature, Scientific Data, con participación del Dr. Antonio Vicent, responsable de la Unidad de Micología del IVIA y Coordinador del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del IVIA, ‘Un conjunto de datos espacio-temporales sobre las primeras introducciones de plagas de plantas en la UE y posibles vías de entrada’ se concluye que cada año, de promedio, entran unas 10 nuevas plagas y enfermedades en el territorio de la Unión Europea. Los valores extremos también son ilustrativos, en un año se llegó a 25 nuevas introducciones.
Este número de primeras introducciones por año de nuevas plagas y enfermedades, que se nos antoja muy elevado, se producen principalmente en el sur de Europa, lo que podría estar relacionado con su mayor temperatura y diversidad de cultivos. En el caso de los cítricos han sido al menos 16 los patógenos foráneos que, desde el año 2000, se han detectado en territorio español.
Las NGT’s son fundamentales para conseguir los objetivos fijados por el Pacto Verde y la Estrategia De la Granja a la mesa. Si queremos producir cultivos sanos sin pesticidas, hay que permitir a los agricultores europeos beneficiarse de las NGT’s.
El HLB
De entre todos los riesgos fitosanitarios en cítricos sobresale el HLB, una enfermedad devastadora, la enfermedad de los cítricos más grave a nivel mundial, para la que no se dispone de cura y que podría acabar con la citricultura española en pocos años. Está presente en los principales países productores de cítricos (salvo en el mediterráneo) y no está presente en la UE.
Dijo el Dr. Vidalakis en el marco de la Jornada “Evento internacional del Proyecto Europeo PRE-HLB sobre manejo del HLB en cítricos” celebrada el pasado 26 de septiembre en Valencia: “El huanglongbing asiático (HLB) y el Greening africano no pueden ignorarse porque ambos vectores, el psílido asiático de los cítricos (ACP) y el psílido africano, no tendrán problemas para establecerse y propagarse en Europa. No es una cuestión de “si llegarán” sino de “cuándo” estas plagas llegarán y se extenderán en múltiples zonas de Europa”.
Sin lugar a dudas, el futuro de la citricultura española pasa por mantenerla el mayor tiempo posible libre del Huanglongbing. ¿Cómo? Ganando tiempo comprándolo mediante inversión en prevención y mitigación del riesgo hasta que se encuentre la cura que, sin ninguna duda, pasará por la obtención de patrones que induzcan tolerancia (¿Poncirus?), y por variedades resistentes y/o tolerantes, como es el caso con muchas otras enfermedades fitosanitarias.
Mientras tanto es necesario un plan de acción para que la industria citrícola aguante al ataque inevitable del HLB. La mejor estrategia que se puede seguir es retrasar la llegada del vector y, por tanto, de la enfermedad lo más posible. No hay dinero que no merezca la pena gastar para prevenir el HLB. Debemos invertir de forma ambiciosa y con responsabilidad en diseñar y ejecutar un gran programa de lucha contra el HLB desde ahora.
Las Nuevas Técnicas de Edición Genética (NGT, incluido el CRISPR) consideradas en la propuesta regulatoria de la Comisión son tecnologías que permiten modificar el genoma de manera precisa y eficiente, sin introducir material genético de especies no compatibles. Actualmente, el CRISPR está prohibido de facto en la UE
En ese punto no cabe sino felicitarnos por las Nuevas Técnicas Genómicas (NTG) —entre ellas el CRISPR— incluidas en el ámbito de la referida propuesta de la Comisión. Muchos somos los que creemos que la genética será la llave que abra las soluciones permanentes al HLB. Ya sea mediante la genética tradicional o con nuevas tecnologías genómicas, algún día podría y debería haber un árbol de cítricos lo bastante resistente o tolerante como para que la enfermedad del Greening deje de ser un problema.
Con una probabilidad muy elevada la clave podría ser usar la tecnología CRISPR para crear un árbol resistente o tolerante al HLB.
Aunque se ha avanzado mucho en la investigación de esta tecnología, las expectativas deben ser realistas sobre los plazos de la investigación. Se trata de un proceso que requiere mucho tiempo y que se dirige a genes individuales dentro del ADN de los cítricos. Las células se cultivan en una placa Petri antes de convertirse en una planta de cítricos tradicional. Sólo entonces pueden realizarse pruebas sobre el terreno para comprobar si se ha logrado una verdadera resistencia.
En la Universidad de Florida UF/IFAS el microbiólogo Wang ya ha transformado con CRISPR cuatro líneas de cítricos para que sean resistentes al Cancro. Estas plantas son una prueba del concepto, y cuanto antes, aquí igual que en otras partes del mundo, la investigación se debería poder centrar en la resistencia/tolerancia al HLB. Queda mucho trabajo por hacer, pero la ciencia CRISPR es muy prometedora.
Oposición sin sentido
La ‘Propuesta de Reglamento sobre nuevas técnicas genómicas en plantas’, también conocidas como NGT’s, calificada por muchos expertos como insuficientemente ambiciosa, también reconocen que va en la dirección correcta. Sin embargo, muchas ONG, partidos políticos y Estados miembros (Alemania, Austria y algunos otros gobiernos) se oponen frontalmente a ellas, tratando de impedir cualquier uso generalizado de las NGT en Europa. Si consiguen bloquear el progreso de las NGT, Europa no tendrá una revolución bioeconómica. La posición de otros Estados miembros importantes de la UE como Francia, Italia y Polonia será crucial.
La propuesta de la Comisión fue recibida con aullidos de indignación por los grupos anticientíficos, y existe el peligro de que los bloqueadores —tanto en el Parlamento Europeo como en el Consejo— se impongan. No podemos permitir ni el bloqueo ni las restricciones a las Nuevas Técnicas Genéticas en Europa.
Desde el punto de vista de los intereses y necesidades actuales del sector citrícola el factor tiempo cuando se trata de nuevas técnicas genómicas es muy importante (HLB, sequía…) y necesitamos avanzar con celeridad con esta propuesta. Los agricultores, y particularmente los citricultores, necesitamos tener ya las NGT que pueden ayudarnos a obtener nuevas variedades y patrones de manera más rápida y con mayor precisión que las técnicas clásicas de mejora genética y que nos permitan introducir las mejoras genéticas necesitadas y deseadas previamente identificadas a partir de los estudios del ADN de la planta de una manera precisa y eficiente, sin introducir material genético de especies no compatibles.
(*) Presidenta de Intercitrus y del Comité de Gestión de Cítricos
Acceso al artículo de opinión en las páginas 6-7 del ejemplar de Valencia Fruits.
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