La cepa QCAV-4 es resistente a la Raza 4 Tropical (R4T) de Fusarium y podrá ser comercializada para consumo humano
Óscar Orzanco. Redacción.
Los entes reguladores de Australia y Nueva Zelanda han aprobado el cultivo comercial de la primera cepa transgénica de plátano Cavendish, resistente a la Raza 4 tropical (R4T) de Fusarium, que podrá ser comercializada para consumo humano.
Desarrollada por la Universidad Tecnológica de Queensland, la cepa QCAV-4 tiene el potencial de proporcionar una red de seguridad contra la denominada enfermedad de Panamá, para la que no existe tratamiento ni cura, que priva a los plátanos de nutrientes y acaba matando a la planta, amenazando a la industria bananera mundial, valorada en 20.000 millones de dólares.
La Oficina del Regulador de Tecnología Genética de Australia emitió el pasado 12 de febrero una licencia que permite a la Universidad Tecnológica de Queensland cultivar comercialmente plantas de banano transgénicas para poder hacer frente, en caso de necesidad, a la devastadora enfermedad fúngica provocada por el hongo Fusarium.
Según el comunicado emitido por el organismo australiano, el titular de la licencia no pretende reemplazar los actuales cultivos de banano Cavendish que crecen en Australia, sino “proporcionar una red de seguridad a la industria bananera australiana en caso de que se vea fuertemente afectada por el mal de Panamá”.
El regulador australiano, además, no ha impuesto medidas para la gestión de riesgos al concluir que el cultivo de estas plantas de banano modificadas genéticamente “plantea un riesgo insignificante para la salud y la seguridad de las personas o el medioambiente”.
Por su parte, el regulador Food Standards Australia/Nueva Zelanda (FSANZ) también aprobó el pasado viernes la aplicación de la misma universidad australiana para el cultivo y la venta de este plátano transgénico como alimento en Australia y Nueva Zelanda.
“Es la primera fruta transgénica entera evaluada y aprobada por FSANZ y el primer banano transgénico aprobado en el mundo”, remarcó el organismo oceánico al sostener que los plátanos transgénicos “son tan seguros y nutritivos como los plátanos convencionales”. No obstante, los plátanos y cualquier producto alimenticio derivado estarán sujetos al etiquetado obligatorio donde deje claro que son productos transgénicos.
Por su parte, la Universidad Tecnológica de Queensland ha indicado que “no hay planes inmediatos para comercializar el banano genéticamente modificado en Australia, ya que actualmente el mal de Panamá está contenido y gestionado eficazmente en la industria nacional”.
A pesar de las autorizaciones de los entes competentes en la materia, los ministerios de ambos países encargados del ámbito de la alimentación tienen 60 días para considerar la decisión y solicitar una revisión antes de que la aprobación sea definitiva.
20 años investigando
James Dale, catedrático de la Universidad Tecnológica de Queensland, y su equipo del Centro de Agricultura y Bioeconomía llevan más de 20 años trabajando en el desarrollo y cultivo de plátanos Cavendish modificados genéticamente.
“La devastadora enfermedad de Panamá R4T está causada por un hongo que se transmite por el suelo y permanece en él durante más de 50 años, acabando con los cultivos de plátanos y destruyendo explotaciones durante generaciones. Es un problema enorme. Ha devastado las plantaciones de Cavendish en muchas partes del mundo y podría paralizar la industria de exportación platanera en todo el mundo”, ha afirmado Dale.
Esta enfermedad ya ha provocado problemas en la producción de plátanos en Asia, ha empezado a afianzarse en Sudamérica, ha diezmado la industria comercial del plátano en el Territorio del Norte australiano y se ha detectado en partes del norte de Queensland (Australia).
Los ensayos de campo con esta cepa, que se llevan a cabo desde hace seis años en el Territorio del Norte de Australia, han demostrado la resistencia a la enfermedad. El QCAV-4 es un plátano Cavendish Grand Nain que ha sido modificado mediante bioingeniería con un único gen, el RGA2, procedente del plátano silvestre del sudeste asiático, Musa acuminata ssp malaccensis. Los plátanos Cavendish ya contienen el gen RGA2, pero está inactivo. “Hemos trasladado el gen de un plátano a otro”, ha explicado el profesor Dale.
Alrededor del 95% de los plátanos de Australia se cultivan en Queensland, y el plátano Cavendish representa el 97% de la producción. “Además de proporcionar una auténtica protección contra la enfermedad de Panamá R4T para la industria exportadora mundial, el QCAV-4 es una red de seguridad para la industria australiana que genera 1.300 millones de dólares, que incluye el empleo protegido de 18.000 habitantes de Queensland dedicados a la producción de plátanos”, ha indicado James Dale.
Por ello, “acogemos con satisfacción esta decisión. La enfermedad de Panamá está bastante bien controlada en Australia y las medidas de bioseguridad están limitando realmente su propagación. Sin embargo, esto puede cambiar, así que esta es nuestra red de seguridad. Los plátanos Cavendish no van a desaparecer pero este plátano está listo para salir si R4T realmente se pone en marcha y comienza a dañar realmente nuestra industria”, ha señalado el profesor Dale.
El catedrático de la Universidad Tecnológica de Queensland afirma que la edición genética ayudará a preparar el futuro de alimentos como el plátano, al permitir a los científicos crear variedades que puedan hacer frente a diferentes amenazas y condiciones. “Vamos a necesitar este tipo de tecnologías para reducir el uso de pesticidas, pero también para hacer frente a un clima mucho más adverso, por lo que tenemos que ser capaces de generar nuevas variedades que puedan hacer frente a todas estas nuevas condiciones”, ha afirmado James Dale.