Cirilo Arnandis: "La mejor herramienta"

El Presidente Frutas y Hortalizas de Cooperatives Agro-alimentàries, Cirilo Arnandis, opina sobre la coyuntura económica desfavorable que afecta a la producción agraria

La estructuración en organizaciones de productores es una buena fórmula para defender la renta de los agricultores en los mercados. / ARCHIVO

Por Cirilo Arnandis (*)

Tras las protestas que los agricultores europeos han convocado en prácticamente todos los países de la Unión Europea, a todos nos está quedando claro qué es eso del Pacto Verde Europeo. También se nos han vuelto familiares dos conceptos, las estrategias “De la granja a la mesa” y la de “Biodiversidad”. Dos pomposos nombres que, en el fondo, no son más que un conjunto de normas cuya finalidad primera es la de que la agricultura tenga el menor impacto posible en el entorno, y que no se han diseñado adecuadamente, a la vista de los resultados obtenidos y de las rectificaciones habidas. A fin de cuentas, no han hecho más que desesperar el productor comunitario y mermar su competitividad respecto de lo producido en países terceros.

Si nos atenemos al contenido que inicialmente nos sugiere el concepto “De la granja a la mesa”, bien lo podríamos describir como el recorrido que debe de realizar una cosecha desde la explotación hasta la mesa del consumidor. Aquí se abren diversas posibilidades, si atendemos a la tipología de productor, al cauce o a los distintos pasos intermedios que intervienen en este recorrido que debe hacer el producto para ser consumido. Pese a la diversidad de caminos y posibilidades, todo empieza en la explotación en la que se ha producido la cosecha, pues es sólo esta la que da inicio a todo el proceso. Si no hay producto, no hay comercio, y ni siquiera consumidores. De ahí la importancia de que el productor obtenga una remuneración adecuada por la labor realizada, que nos permite que podamos comer.

“Cada productor tiene la posibilidad de recurrir al circuito que entienda más oportuno para la mejor defensa de su producción, y para obtener el mejor resultado económico posible de su esfuerzo. Pero lo que sí es cierto es que, con carácter general, aquellos agricultores que están optando por agruparse en organizaciones de productores, son quizás los que, pese a las dificultades del momento, mejor están defendiendo sus cosechas”

En una sociedad con una economía de mercado, abierta, libre y democrática, cada productor tiene la posibilidad de recurrir al circuito que entienda más oportuno para la mejor defensa de su producción, y para obtener el mejor resultado económico posible de su esfuerzo. Pero lo que sí es cierto es que, con carácter general, aquellos agricultores que están optando por agruparse en organizaciones de productores, son quizás los que, pese a las dificultades del momento, mejor están defendiendo sus cosechas. Así, tan solo hay remitirse al reporte anual que la DG Agri de la Comisión Europea ha publicado en relación con las Organizaciones de Productores en la Unión Europea, que analiza el periodo transcurrido entre el año 2012 y 2022. A fin de cuentas, esta es la figura propuesta desde Bruselas como la mejor solución para los productores, y a la que, dentro de la tónica general de actuación de la burocracia y tecnocracia comunitaria, mayor atención le está prestando.

Pero entremos a analizar los datos del informe. El primer dato que se ofrece es el número de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas existentes en Europa, así como su evolución. Si en 2012 existían 1.610 OPs, su número en 2022 era de 1.536, lo que supone un descenso cercano al 5%. El caso español muestra una tendencia similar a la europea, pues en el año 2012 existían 596 OPs en nuestro territorio, mientras que en el año 2022 existían 513. Es decir, han desparecido un total de 83 entidades, lo que equivale casi un 14%.

Lo que sí que llama la atención es la distribución de este número por países. Así, donde más OPs existen en la Unión Europea es en España, con un total de 513 entidades calificadas. El siguiente país con más OPs es Italia con 299, seguido de Francia con 195, Polonia con 163 y Grecia con 123. Por tanto, en España están calificadas una tercera parte de todas las OPs europeas, lo cual puede entenderse lógico a la vista de su potencial en el sector de las frutas y hortalizas en el contexto comunitario.

“La dimensión económica media de los socios de las organizaciones de productores se ha incrementado en un 40%, y el valor medio de lo comercializado por cada OP ha aumentado en un 60%. Estos datos no hacen más que poner en valor la figura de las OPs como instrumentos de primer orden en la defensa de las rentas de sus productores”

Además del número, sería bueno analizar la dimensión de estas entidades, con carácter general y particular, así como, en algunos casos, el grado real de iniciativa de los productores en la creación y desarrollo de este tipo de entidades. Pero lo dejaremos para otro momento analizando los datos recopilados por nuestro ministerio de Agricultura. Pese a todo, y pese a la calidad democrática que pueda existir en cada caso, siempre será mejor para la gran mayoría de productores de nuestro país, estar organizados que ir por libre.

A la vista de estos datos, contrasta otro valor muy significativo caso del número de socios afiliados en la Unión Europea a organizaciones de productores. Si bien, en el año 2012, el número era de 313.000, en el año 2022 ese mismo número era de 201.500 socios. El descenso en número de socios es del 35%. Si bien esas cifras pueden entenderse como desalentadoras, hay que decir que existen otros datos en lo económico que dan a entender que a quienes siguen con esta opción no les está yendo mal. Como primera observación, hay que decir que el porcentaje de valor generado por las Organizaciones de Productores, respecto del global generado por cada país se mantiene, por lo que habrá que convenir que estos datos no son más que el reflejo de la situación general del sector aplicados al caso particular de las Organizaciones de Productores. Así, el valor medio en la Unión Europea es del 46%, datos superados en países como Irlanda, Francia, España, Holanda, Dinamarca, o en Bélgica, donde el 92% de la producción del sector está asociada.

Por otra parte, el valor económico de lo producido por las OPs tiene una clara tendencia al alza. De algo más 20.000 millones de euros del año 2012, se ha pasado a más de 31.000 millones en el año 2022. Un incremento del valor real de 11.000 millones de euros, es decir, un crecimiento en términos porcentuales del 35%, cuando el IPC acumulado en la zona euro para ese mismo periodo es poco más del 20%. Es decir, que en valores constantes se está generando mayor riqueza.

Otro dato interesante es comparar el valor de la producción agraria del sector comunitario, con lo producido por las Organizaciones de Productores. Mientras que en 2012 comercializaban el 43,6% del valor del sector en la Unión Europea, en el ejercicio 2022, ese mismo valor era del 46,6%. Es decir, las OPs comunitarias siguen avanzando en el contexto del sector, superando en mejor medida los problemas a los que, este, de modo global, debe enfrentase.

“Mientras hablamos de abandono en el campo, y de ausencia de relevo generacional, el sector asociado se está convirtiendo en una de las mejores herramientas para afrontar estos problemas de fondo. Pese a que entre 2012 y 2022 se ha reducido el número de OPs y hay menos socios, de modo global, de tal manera que el número medio de socios por OP ha pasado de 194 a 130, existen otros datos positivos que ponen en evidencia el acierto de aquellos agricultores que confían esta opción”

Mientras hablamos de abandono en el campo, y de ausencia de relevo generacional, el sector asociado se está convirtiendo en una de las mejores herramientas para afrontar estos problemas de fondo. Pese a que en el periodo reseñado hay menos OPs y menos socios, de modo global, de tal manera que el número medio de socios por OP ha pasado de 194 a 130, existen otros datos positivos que ponen en evidencia el acierto de aquellos agricultores que confían esta opción. A través de pequeños cálculos veremos como la dimensión económica media de los socios de las OPs se ha incrementado en un 40%, y el valor medio de lo comercializado por cada OP ha aumentado en un 60%. Estos datos no hacen más que poner en valor la figura de las OPs como instrumentos de primer orden en la defensa de las rentas de sus productores.

Por último, hay que hacer referencia al gran instrumento que disponen las OPs del sector de las Frutas y Hortalizas, los Programas Operativos. Tan solo algunos datos: en los principales Estados miembros productores de frutas y hortalizas, casi la totalidad de las OPFH presentan un Programa operativo (en España, 506 de las 513 OPFH). El gasto total (incluye ayuda y aportación propia de las OPs) es de 1.872 millones de euros, de los cuales 600 corresponden a España, 567 a Italia y 233 a Francia. De esos gastos, y como valores medios, se dedica el 27% al objetivo de planificación de la producción, el 25% a mejora de la calidad de los productos y el 20% a incrementar el valor comercial. El objetivo medioambiental supone el 19% de la inversión, por encima del requisito obligatorio reglamentariamente del 15%, destacando en este apartado la producción integrada. Decir, que más allá de su función inicial de proveer de instrumentos al productor para garantizar sus rentas, esta herramienta es una de las principales opciones para conseguir los objetivos que, con carácter general, se está marcado el Pacto Verde Europeo.

Recientemente se ha iniciado el proceso de reflexión de lo que tiene que ser la futura PAC post 2027, en el que es de prever la influencia del contexto geoestratégico, incluido el contexto bélico. No sé qué pasará, pues no tengo una bola de cristal, aunque me temo que como siempre, el presupuesto de la única política común de la UE se verá mermado. No obstante, hay que poner en valor el papel que viene jugando las organizaciones de productores, así como su principal herramienta, los Programas Operativos de Frutas y Hortalizas. Nunca con menos se ha hecho tanto.