La importancia del enriquecimiento del suelo en agricultura y en retención de carbono

AgroFresh FRESCOS

El 7 de julio, Día de la Conservación del Suelo, se recuerda el grave deterioro que sufre esta superficie debido al uso de la tierra

agua desalinizada

En España se dispone de menos del 2%, estando muchos territorios en torno al 1%, cuando un suelo agrícola debe contar con un 5%. / Archivo

Efeagro.

La materia orgánica es fundamental en la estructura, biología y fertilidad de los suelos y en su capacidad para el almacenamiento de carbono, un proceso en el que el aprovechamiento de la materia orgánica de los residuos para la producción de compost puede conllevar un doble beneficio y evitar su enterramiento en vertederos.

Un doble beneficio que se planteó el 7 de julio, Día de la Conservación del Suelo, en el que se recuerda el grave deterioro que sufre esta superficie debido al uso de la tierra, los cambios del uso de la tierra y la selvicultura (Lulucf, por sus siglas en inglés), con actividades como la agricultura intensiva, los impactos del cambio climático o el avance de la erosión y la desertificación, que influyen en la seguridad alimentaria.

“El 33% de la tierra se encuentra de moderada a altamente degradada debido a la erosión, salinización, compactación, acidificación y la contaminación química de los suelos”

Actualmente, “el 33% de la tierra se encuentra de moderada a altamente degradada debido a la erosión, salinización, compactación, acidificación y la contaminación química de los suelos”, según el estudio ‘Estado Mundial del Recurso Suelo’ de la FAO, que celebra el 5 de diciembre el Día del Suelo.

Expertos consultados por EFE explicaron la situación actual y así la profesora de Edafología y Química Agrícola de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid, María José Marques Pérez, señaló que “la planificación es fundamental” en el uso de los suelos para labores agrícolas, porque “hay suelos que sí se pueden transformar a cultivos y otros que, como se transformen, los matas, porque son superficies delicadas”.

Existen “varias clasificaciones de suelos”, explicó, que indican qué suelo puede destinarse a la agricultura; y subrayó que “el modelo económico del consumo y del desarrollismo actual para producir mucho en muy poco tiempo es destructivo”.

Según Naciones Unidas, el 95% de los alimentos que consume la humanidad proviene del suelo, por ello dijo, “un suelo sano, enriquecido con materia orgánica, desempeña una función crucial en la regulación de la retención y disponibilidad de agua”.

Marián Lorenzo, experta en residuos, medioambiente y ordenación del territorio y miembro de la Plataforma Aire Limpio Norte de la Comunidad de Madrid, aseguró que los datos que reflejan la cantidad de materia orgánica presente en el suelo “son preocupantes”, por ejemplo, “en España se dispone de menos del 2%, estando muchos territorios en torno al 1%, cuando un suelo agrícola debe contar con un 5%”.

Esa necesidad de materia orgánica del suelo “es incontestable y fundamental para mejorar su estructura y biodiversidad, retener humedad y mejorar sus funciones biológicas”. Subrayó que los alimentamos vienen del suelo y “es un suelo sano el que proporciona cultivos resistentes frente a enfermedades y con los nutrientes necesarios para aportar a nuestro cuerpo lo que precisa”.

Explicó que separando en origen y transformando en compost, mediante un proceso de compostaje aerobio, los biorresiduos procedentes de los residuos municipales, se devuelve al suelo la materia orgánica que antes se había tomado para la producción de alimentarnos.

Al mismo tiempo, contribuyen a luchar frente al cambio climático, “pues durante el proceso de compostaje se produce una captura de carbono evitando su emisión a la atmósfera, y se mejora la capacidad de retención de humedad de los suelos frente al avance de la desertización”.

“Desde 1961, la producción total de alimentos (cultivos de cereales) ha aumentado en un 240% hasta 2017 debido a la expansión de la superficies terrestre y al aumento del rendimiento”, según los científicos del Grupo Intergubernamental de expertos sobre cambio climático (IPCC, por sus siglas en inglés) en su informe ‘El cambio climático y la tierra’.

El aumento de la producción agrícola obliga a un aumento del uso de fertilizantes nitrogenados, el volumen de riego o el volumen de cabezas de ganado rumiante, según el IPCC. Estos cambios en el uso de la tierra “provocan degradación de la tierra y desertificación”.

La coordinadora del área de agroecología de Ecologistas en Acción, Elena Alter, señaló, por su parte, que el cambio a la agroecología, con saberes ancestrales “mejora la calidad del suelo”, porque, cuando se produce la recuperación, vuelven las sinergias naturales” que conllevan también “incrementos en la productividad”.

Alter apuntó que “existen varias técnicas”, pero con “simples” prácticas como la “rotación de cultivos” beneficiosos como las leguminosas entre cultivo y cultivo” permiten “fertilizar con nitrógeno el suelo que mineraliza la tierra”. Además, “la agroforestería” (mezclar árboles y arbustos entre los cultivos) o la “agroganadería” (ganadería extensiva que fertiliza el suelo con el estiércol).

“La idea es cerrar círculos de nutrientes a nivel de granja y territorio”, subrayó.