La siniestralidad en el campo va a la baja en 2024

Este año se ha registrado un 58 % menos de superficie dañada que el período anterior

Las heladas de abril provocaron graves daños en las producciones de fruta. / AGROSEGURO

Efeagro.

La siniestralidad en el campo registra una tendencia a la baja en 2024, al contabilizar en los siete primeros meses del año un total de 1.245.503 hectáreas de cultivo siniestradas, lo que supone una reducción del 58,21 % con respecto al mismo periodo anterior.

Así lo reflejan las evaluaciones periódicas que difunde la entidad de Seguros Agrarios Combinados (Agroseguro), que con fecha a 31 de julio ha situado el volumen de indemnizaciones en 469,6 millones de euros (un 59,6 % menos).

El número de siniestros apenas ha aumentado un 5,9%, con 947.078 cuantificados de enero a julio de 2024, frente a los más de un millón del mismo periodo de 2023.

Los meses van pasando y estos datos reflejan que la siniestralidad agraria mantiene una tendencia a la baja respecto a las cifras del pasado año, especialmente problemático en el campo por la sequía.

¿Qué tipo de siniestros se comunican?

La retirada y destrucción de animales, dentro de las líneas de seguros de ganadería, ha sido la que más partes ha generado, con casi 800.000 casos.

Sin embargo, las indemnizaciones por estas causas han significado 53,87 millones; esto es, el 84,7 % de los siniestros generarán el 11 % de las indemnizaciones.

Y es que el grueso del montante irá destinado a los siniestros agrícolas, en los que hay consignados 379,18 millones para 86.575 partes remitidos a Agroseguro.

Los herbáceos han sido los cultivos más afectados hasta el momento, seguidos de los frutales y la uva de vino; todos por encima de los 90 millones en indemnizaciones.

Completan la tabla, por este orden, las hortalizas y los cítricos.

Por último, los accidentes, enfermedades y pastos para el ganado han supuesto 61.372 siniestros, con un total de 36,55 millones en indemnizaciones.

El campo en 2024, mes a mes

El comienzo del año se caracterizó por no registrar grandes siniestros, aunque se produjeron algunas inclemencias que afectaron a cultivos de producción invernal, por la entrada de varias borrascas de forma consecutiva en las primeras semanas de enero.

Febrero transcurrió, en líneas generales, con predominio de estabilidad atmosférica, de acuerdo al informe de Agroseguro, que recuerda que fue un mes más cálido y húmedo de lo habitual, tanto en la península como en las islas Canarias, y que hubo una entrada por el noroeste de dos borrascas de origen atlántico, al inicio de mes y en la última semana.

El viento sopló con fuerza en el litoral mediterráneo y produjo daños en cítricos de la Comunidad Valenciana, además de alcanzar a los frutos rojos de Andalucía occidental y al plátano en Canarias.

Fue en marzo cuando la totalidad del territorio se vio “afectado por la entrada de varias borrascas”, como las denominadas “Mónica” y “Nelson”, que barrieron la península de oeste a este.

Descargaron agua, nieve y, en ocasiones y localizadas, el dañino pedrisco para los cultivos.

En abril, la bajada puntual de las temperaturas en la madrugada del 19 en zonas de las comarcas de Rioja Alta (La Rioja) y Rioja Alavesa (provincia de Álava) causó daños moderados en los viñedos.

Además, una masa de aire ártico el día 22 del citado mes provocó un descenso térmico acusado en la península, con importantes heladas en amplias zonas de Castilla y León, y al norte y al este de Castilla-La Mancha.

El mes de mayo se vivió con “una importante variabilidad atmosférica”, altibajos térmicos de considerable amplitud y predominio de falta de pluviometría, salvo en la cornisa cantábrica.

Junio, por su parte, fue muy húmedo, con una precipitación media sobre la España peninsular de 47,8 litros por metro cuadrado, que representa el 149 % del valor normal del mes.

Julio fue seco y cálido, y hubo fenómenos tormentosos puntuales, acompañados de pedrisco de diversa intensidad, que afectaron a Aragón, Cataluña, La Rioja, Navarra, País Vasco, Comunidad Valenciana y las dos Castillas.

Agroseguro ha añadido que la falta de precipitaciones y las altas temperaturas han ocasionado falta de producción por sequía en cultivos leñosos, como en uva de vino y almendro.

A pesar de los episodios de fuertes inclemencias meteorológicas -como las danas que atravesaron el país durante la Semana Santa o las últimas lluvias torrenciales-, el campo vive, por ahora, un 2024 mucho menos dramático.