La Cofundadora de VisualNACert, Mercedes Iborra, habla sobre el papel de la digitalización en el sector hortofrutícola y agroalimentario

La digitalización es ya una cuestión de estrategia empresarial. / ARCHIVO
Mercedes Iborra (*)
En agricultura todos hablamos de sostenibilidad, trazabilidad y eficiencia. Pero cuando llega el momento de tomar decisiones concretas, ¿quién está realmente preparado para hacerlo con datos, herramientas y visión compartida?
La digitalización ya no es una cuestión de tecnología. Es una cuestión de gestión, de cultura organizativa, de modelo productivo. Y, sobre todo, de estrategia. En un momento en que la regulación se endurece, los costes se ajustan y los mercados exigen más, la forma en que producimos ya no se define sólo en el campo, sino también en el nivel de control y anticipación con el que gestionamos.
Desde mi experiencia como ingeniera agrónoma por vocación y cofundadora de VisualNACert, veo con claridad que la diferencia no está en quién tiene más hectáreas o más maquinaria, sino en quién tiene mejor información y mejores decisiones. Digitalizar por obligación puede generar más frustración que beneficios. Pero digitalizar para mejorar procesos, prevenir errores y alinear a todo el equipo técnico, es lo que separa a una empresa que sobrevive de una verdaderamente profesional.
La gestión de fitosanitarios es un ejemplo claro. Es un área compleja, sometida a normativa, presión social y costes crecientes. Pero también es un terreno donde, con una estrategia técnica bien planteada, se puede avanzar mucho. Lo vemos cada día en explotaciones que consiguen reducir tratamientos innecesarios, automatizar registros y cumplir con auditorías sin sobrecarga ni estrés.
En ese avance, el papel del ingeniero, del técnico asesor, es decisivo. No sólo como experto con su conocimiento y experiencia, sino como responsable de traducir la estrategia de la empresa al campo, de anticipar riesgos, de aplicar criterios agronómicos ajustados. Pero para que eso funcione, necesita herramientas y respaldo. El dato no sustituye al técnico, pero sí le da más capacidad de decisión y respaldo ante cada situación.
Aquí es donde la dirección debe entrar en juego. Apostar por digitalizar los procesos técnicos no es una inversión en software. Es una inversión en control, trazabilidad y eficiencia. Es facilitar que el conocimiento técnico tenga efecto real sobre la gestión. Y es, sobre todo, una forma de proteger la viabilidad de la empresa ante los cambios que ya están aquí.
Hace poco compartí una reflexión con diez pasos que ya se están aplicando con éxito para un uso más eficiente de los productos fitosanitarios. No son teoría, son prácticas que funcionan.
Primero, integrar tecnología con conocimiento. Una herramienta sin criterio agronómico no resuelve nada, y un técnico sin medios tiene margen limitado. Monitorizar en tiempo real para anticipar, no sólo para registrar. Usar los datos para decidir, no para justificar a posteriori. Coordinar equipos. Escuchar al técnico. Estar al día en normativa. Registrar de forma útil. Aplicar con precisión. Innovar desde la realidad del campo. Compartir lo que funciona. Adaptarse con agilidad.
En entornos donde se aplica esta lógica, los resultados son claros: menos tratamientos innecesarios, menos carga administrativa, mayor trazabilidad técnica, mejor alineación interna. Y lo más importante, mayor acceso a los mercados que ya exigen producir con criterios y evidencias, no sólo con buenas intenciones. En organizaciones que han digitalizado sus procesos de gestión técnica con criterios agronómicos claros, hemos visto reducciones de hasta un 30% en tratamientos innecesarios, mejoras en los tiempos de respuesta técnica y cumplimiento de auditorías externas.
Cada vez más, la agricultura profesional no se define por tamaño, sino por cómo gestiona. Quien puede demostrar qué hace, cómo lo hace, con qué nivel técnico y en qué condiciones, es quien tiene mejores opciones de competir, de certificar, de negociar.
Digitalizar no es sólo cumplir. Es anticiparse. Es alinear producción, asesoramiento y estrategia de empresa. Y es poner al equipo técnico en el centro de la toma de decisiones, con las herramientas y el respaldo que necesita para hacerlo bien.
Estamos en un punto de inflexión. La digitalización no puede quedarse en un trámite más ni en una moda. Tiene que integrarse en el modelo productivo con una visión clara de lo que queremos conseguir, más eficiencia, más trazabilidad, más control y más capacidad de adaptación.
Porque en un entorno que exige cada vez más, las empresas que integran asesoramiento técnico y digitalización en su estrategia no sólo ganan en cumplimiento, están construyendo estructuras más sólidas, más preparadas y capaces de crecer en un mercado que ya no premia la cantidad, sino la forma en que se produce. Quienes lo lideren no sólo estarán preparados, marcarán el ritmo de un nuevo modelo de agricultura profesional, rentable y responsable, y me encantaría conocerlos a todos.
(*) Cofundadora visualNACert
Acceso al artículo de opinión en la página 5 del dossier Digitalización y Nuevas Tecnologías en el ejemplar de Valencia Fruits.
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