El sector agrario catalán propone impulsar una estrategia de comunicación eficaz para cambiar la visión tradicional que el consumidor tiene de la industria

El sector agrario catalán considera necesario acercar los beneficios de la innovación al público general. / ARCHIVO
Efeagro. Barcelona.
El sector agrario catalán considera necesario apostar por una mejor estrategia de comunicación que ayude a cambiar la visión más tradicional que los consumidores tienen de la industria, un esfuerzo que podría atraer nuevo talento e impulsar la innovación.
Así lo expresaron el pasado 9 de octubre empresas destacadas de la industria en un acto organizado por la Generalitat de Cataluña en colaboración con Ametller Origen, bajo el título ‘Innovación en el sector agrario: resiliencia y sostenibilidad ante los retos del futuro’, que también reunió a representantes de la administración y de centros de investigación pioneros.
El director general de I+D de Ametller Origen, Joan Simó, subrayó la importancia de buscar otras formas de apostar por la innovación que no se ciñan solo a convocatorias con la administración, sino que vayan más allá y sean “proyectos de país” con una apuesta decidida por el cambio de imagen del sector.
“Si no cambiamos de imagen, la gente no vendrá, tenemos que hacer atractivo el sector porque la tecnificación no está bien vista: si le preguntas a un consumidor si prefiere un tomate cultivado en caña o en un invernadero tecnológico que gasta menos agua, elegirá el tomate de caña”, ejemplificó.
Sin una estrategia de comunicación eficaz, puede ser más difícil hacer llegar la innovación al público general, advirtió Joan Simó.
En la misma línea, la presidenta de Greenfarmers, Montse Baró, reclamó que el sector agroalimentario “sepa explicarse” ante la sociedad y los actores clave, y defendió que la innovación tiene que ayudar a mejorar el valor del producto agroalimentario, porque en cuestión de precios “hay países que están siendo muy competitivos”.
Baró señaló que en el caso de la fruta de hueso se ha logrado exportar hasta el 80% fuera del mercado español, pero recordó que “no se puede competir sólo por precio” y que la innovación debe permitir diferenciar los productos y hacerlos más atractivos para los mercados internacionales.
Crear valor añadido
El director de Semillas Fitó, Eduard Fitó, destacó la necesidad de generar valor añadido e imaginó un futuro en el que frutas y hortalizas dejen de “banalizarse” como ‘commodities’ mediante la diferenciación de marca y el diseño del envase. También instó a invertir en robotización y situar al consumidor en el centro del desarrollo de nuevos productos.
Por su parte, el responsable de I+D en Grup Unió, Juan Antonio Ruiz, defendió “ampliar el ecosistema de la innovación” para que la tecnología llegue a los productores agrarios con herramientas realmente útiles y pidió a la administración que sea más flexible con la financiación que viene de Europa.
Los ponentes coincidieron en la necesidad de innovar para crear un sector más sostenible, una idea que defendió con fuerza Begoña Tresaco, responsable de sistemas de calidad y seguridad alimentaria de bonÀrea, quien llamó a plantear nuevos enfoques para una mejor gestión del agua o un menor desperdicio de alimentos.
Trasladar la innovación del laboratorio a la industria
Por otra parte, representantes de centros de investigación enfocados en la innovación agroalimentaria coincidieron en la necesidad de trasladar la tecnología sofisticada que desarrollan en sus laboratorios a proyectos con impacto en la industria y los clientes.
En este sentido, el director de desarrollo de la investigación y la innovación en el Instituto catalán de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA), Simó Alegre, subrayó que faltan fondos para innovación tecnológica dentro de las empresas y remarcó la necesidad de medir el impacto de la innovación de forma consensuada.
La responsable de la Línea de Suelos y Agua Subterránea de Eurecat, Carme Bosch, citó varias barreras para la innovación, como que las empresas pequeñas no tienen los recursos suficientes para apostar por ella o que las iniciativas de investigación se quedan cortas por la estacionalidad de las cosechas.
En esta mesa también participaron Anna Gras, directora del centro específico de investigación Agrotech de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC); el catedrático de la Universitat de Girona Emili Montesinos y Ana Rivera, responsable de la gestión del Banco de Germoplasma de la Fundació Miquel Agustí FMA-UPC.
El futuro de la agroalimentación
En las jornadas se presentaron proyectos catalanes innovadores en los que participa Ametller Origen y que forman parte de los grupos operativos de la Asociación Europea por la Innovación, cofinanciados por la Unión Europea a través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER).
El proyecto Agrival, por ejemplo, selecciona residuos agroalimentarios con propiedades similares a los de la turba y la fibra de coco para generar sustratos sostenibles que puedan utilizarse en cultivos agrícolas, con los que esperan sustituir en un 70% otros materiales menos ecológicos.
Ante el reto de la escasez de agua, la iniciativa Climaseq ofrece un sistema avanzado de apoyo en la toma de decisiones para el riego con recomendaciones personalizadas basadas en datos en tiempo real y una interfaz que permite monitorizar parámetros críticos.
Otros proyectos son los de Geocrop, que identifica los mejores cultivos con un sistema de georeferencia por píxeles; Fitosan, que desarrolla un sistema de control natural para control de plagas, o Novahvacc, que impulsa nuevas variedades hortícolas capaces de adaptarse al cambio climático.
En estos proyectos, Ametller Origen participa junto con otras instituciones como la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), la Universitat de Girona, el centro tecnológico Eurecat o el IRTA, entre otros actores como cooperativas y empresas del sector.