La sanidad del manzano, en el punto de mira en el arranque de la campaña de cosecha

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Tras un verano de alta presión fitosanitaria, los productores de manzana entran en una fase decisiva para sus cultivos

La eliminación de frutos caídos, la poda ligera para mejorar la aireación y la limpieza de restos vegetales son prácticas complementarias que reducen la presión de enfermedades. / ARCHIVO

Valencia Fruits. Redacción.

A finales de agosto, los productores europeos de manzana entran en una fase decisiva. Con las variedades tempranas en plena madurez y las tardías aún en desarrollo, este periodo marca la transición entre el manejo agronómico y el inicio de la cosecha. Es un momento donde se decide buena parte de la calidad final y la capacidad de conservación del fruto, según coinciden los principales institutos agrarios europeos.

Las decisiones de estas semanas —desde la fecha de recolección hasta el control sanitario y nutricional— determinan la rentabilidad de toda la campaña. “Cosechar en el punto óptimo de madurez y mantener la sanidad del fruto son los dos grandes retos del manzano en Europa este verano”, resumen desde el centro francés Ctifl.

Las condiciones meteorológicas de este año —alternancia de lluvias y calor en amplias zonas de Italia, Francia, Polonia y Alemania— han favorecido la proliferación de plagas y enfermedades. La presión de Cydia pomonella (polilla del manzano) y Eriosoma lanigerum (pulgón lanígero) es especialmente elevada, con daños visibles en brotes y frutos en desarrollo. En regiones del norte de Italia y centro de Francia también se han detectado focos de Halyomorpha halys, la chinche marmórea, que continúa expandiéndose hacia el norte de Europa.

A estas plagas se suman enfermedades fúngicas como la sarna del manzano (Venturia inaequalis) y la mancha de hollín, que afectan la superficie del fruto y comprometen su aspecto comercial. Las condiciones húmedas de julio y agosto han incrementado su incidencia en variedades tardías, especialmente en huertos con ventilación limitada o exceso de vigor vegetativo.

Ante este escenario, los técnicos recomiendan intensificar el monitoreo de plagas con trampas de feromonas y seguimientos semanales en campo. Los programas de Manejo Integrado de Plagas (MIP) cobran protagonismo, combinando tratamientos biológicos, prácticas culturales y, solo en casos necesarios, intervenciones químicas selectivas.

Entre las estrategias biológicas destacan el uso de feromonas de confusión sexual para controlar la polilla, la aplicación de hongos entomopatógenos como Beauveria bassiana frente a la chinche marmórea y la suelta de ácaros depredadores contra Panonychus ulmi, el ácaro rojo europeo.

La eliminación de frutos caídos, la poda ligera para mejorar la aireación y la limpieza de restos vegetales son prácticas complementarias que reducen la presión de enfermedades.

El cierre del ciclo productivo deja un balance desigual en Europa: buena carga y calibre aceptable, pero mayor presión de plagas. “Las condiciones climáticas de este año nos han obligado a intervenir más de lo habitual y con mucha precisión”, reconocen desde el Instituto de Investigación de Fruicultura de Polonia. La prioridad, añaden, es garantizar una fruta sana que soporte bien la conservación hasta primavera.

El equilibrio entre productividad, calidad y sostenibilidad sigue siendo la gran ecuación del manzano europeo. Con un ojo en la cosecha y otro en la sanidad del árbol, los productores afrontan un final de verano que pondrá a prueba su capacidad técnica y su adaptación a un escenario climático cada vez más complejo.

Acceso a la entrevista en la página 2 del dossier de Manzana en el ejemplar de Valencia Fruits. 

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