Entrevista al presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado

Cristóbal Aguado avanza que en esta campaña citrícola, con 2,5 millones de toneladas aforadas por la Conselleria de Agricultura, en la Comunitat Valenciana se recolectarán 217.000 toneladas menos que el año pasado. / AVA ASAJA
Nerea Rodriguez. Redacción.
Cristóbal Aguado alerta de que la cosecha citrícola de la Comunitat Valenciana caerá un 8% respecto al año pasado, con cifras que reflejan un retroceso constante en la última década. Señala factores estructurales como la edad de las plantaciones, la presión de plagas y el abandono de campos. Además, critica la falta de equilibrio en la cadena alimentaria y la competencia desleal de terceros países. Pide un Plan Marshall con medidas urgentes a todas las administraciones para garantizar la rentabilidad y el futuro del sector. Advierte que, aunque la campaña pueda ser aceptable, sin acción, el liderazgo valenciano está en riesgo.
Valencia Fruits. La Comunitat Valenciana afronta la cosecha citrícola más corta de la última década. ¿Qué lectura hace de esta situación? ¿Es síntoma de un deterioro estructural del sector?
Cristóbal Aguado. El sector citrícola valenciano vuelve a tener este año menos cosecha. Con 2,5 millones de toneladas aforadas por la Conselleria de Agricultura, recolectaremos 217.000 toneladas menos que el año pasado, un 8% menos, pero si miramos más atrás será un 13% menos que hace dos temporadas, un 18% menos que el promedio de las últimas cinco y un 23% menos que la media de las últimas diez. Esta campaña hay menos cítricos sobre todo por las granizadas y la anomalía climática de esta primavera y verano. Pero es evidente que sufrimos una tendencia bajista desde hace más tiempo a causa de factores estructurales, como la elevada edad de las plantaciones, la creciente dificultad de controlar plagas y enfermedades, o el abandono de campos, entre otros motivos. Por eso es necesario destinar un presupuesto suficiente para afrontar estos desafíos pendientes que, bien abordados, afianzarían nuestro liderazgo a largo plazo en el mercado europeo.
“Con 2,5 millones de toneladas aforadas por la Conselleria de Agricultura, recolectaremos 217.000 toneladas menos que el año pasado”
VF. A la merma productiva se suma el aumento de costes, la falta de relevo generacional y la presión de las importaciones. ¿Qué pesa más hoy en el hundimiento de la rentabilidad del citricultor?
CA. Todos estos factores son determinantes, pero aún faltaría uno fundamental: la falta de equilibrio en la cadena alimentaria. Los productores continúan siendo el eslabón débil que sufre abusos comerciales. Los excesos puntuales de oferta, a causa de la competencia desleal de países terceros, distorsionan el mercado y empujan a la baja los precios. Paralelamente, los costes de producción han aumentado muchísimo en los últimos años, pero los citricultores no los han podido repercutir en el precio que perciben. Si a todo ello le sumamos la burocracia, la prohibición de materias activas, las regulaciones de agua, fertilización, etc…, muchos agricultores tiran la toalla sin relevo generacional.
VF. El año pasado ya alertaba de que la entrada masiva de fruta de Egipto, Turquía o Marruecos estaba hundiendo los precios. ¿Qué ha cambiado desde entonces? ¿Sigue faltando respuesta de Bruselas y del Gobierno español?
CA. Muchas veces la entrada de fruta, salvo en algún momento puntual, no tiene repercusión en el precio de mercado. Ahora bien, algunos operadores comerciales tratan de usar las importaciones para infundir miedo entre los agricultores, haciéndoles sentir una falsa sensación de que va a sobrar fruta y de que van a tener que vender más barato. Y, efectivamente, en aquellos momentos puntuales en los que sí se produce una entrada muy importante de fruta foránea, no detectamos una respuesta decidida ni de Europa, ni de Madrid ni de nadie. Entendemos, más bien, que hay una estrategia por parte de la Unión Europea dirigida a favorecer estas importaciones, ya que así defienden otros intereses comerciales o geoestratégicos, a costa de arruinar a los pequeños agricultores europeos.
VF. El consumo europeo de cítricos se mantiene débil pese a la menor oferta. ¿Estamos fallando también en la promoción o en la imagen del producto español frente a terceros países?
CA. Según los datos oficiales de la Comisión Europea, el consumo de naranjas en fresco se mantiene estable en Europa, que es nuestro principal mercado con más del 93% de las ventas. Si en la campaña 2023/14 los europeos se comieron 5.240.000 toneladas de naranjas, en la campaña 2023/24 —la última con registros— el consumo se elevó a 5.656.000 toneladas. Con todo, siempre hay margen de mejora y en ello está la Interprofesional Citrícola Española Intercitrus, que ha presentado al Ministerio de Agricultura una extensión de norma para llevar a cabo, entre otras, actividades de comunicación y campañas de promoción de las naranjas y mandarinas españolas.
“Es un año adecuado para que los citricultores, aquellos que tengan producción, defiendan
un precio digno”
VF. La campaña ha arrancado con compras adelantadas y precios iniciales algo mejores para las variedades tempranas. ¿Es un espejismo o puede marcar tendencia para el resto del ejercicio?
CA. Según constata la Lonja de Cítricos de Valencia, las compras se adelantaron varias semanas y los precios en origen se mantienen similares o incluso con alzas interanuales de hasta el 25% en variedades que sufren especial escasez. En condiciones normales, atendiendo a la ley de la oferta y la demanda, estos precios deberían marcar tendencia para el resto de la campaña citrícola. Pero estamos acostumbrados a que inesperados factores climáticos o geopolíticos, o decisiones de la gran distribución —movidas por su inexistente responsabilidad social corporativa— puedan hacer cambiar esto sin ninguna explicación. Es un año adecuado para que los citricultores, aquellos que tengan producción, defiendan un precio digno.
VF. Las plagas siguen avanzando mientras se reducen las materias activas disponibles. ¿Hasta qué punto está en riesgo la sanidad vegetal de los cítricos valencianos?
CA. En estos momentos tenemos problemas serios en el control de cochinillas, de ácaros y de mosca blanca. Hay cierto riesgo en la sanidad vegetal, pero es que cada año se incrementa ese riesgo porque cada vez hay más plagas —procedentes de países terceros—, más resistencias y menos materias activas autorizadas. Necesitamos con urgencia que las administraciones dejen de prohibir el uso de soluciones mientras no haya disponible una alternativa de eficacia contrastada y que agilicen el registro de nuevas soluciones y, mientras tanto, autorizaciones excepcionales. Asimismo, urge aprobar el reglamento de nuevas técnicas genómicas para poder luchar contra plagas y enfermedades con material vegetal resistente o tolerante.
VF. En su día propuso una “autopista del agua” desde Portugal hasta Alicante. En un contexto de sequía persistente y enfrentamientos territoriales por el agua, ¿cree que existe alguna voluntad política real para abordar un plan hidrológico nacional?
CA. No hay ninguna voluntad política de hacer esto. Porque los planteamientos del ecologismo radical imperan en las decisiones políticas. Nuestros gobernantes deberían escuchar más a los técnicos y expertos en materia hidráulica, quienes llevan reclamando durante décadas la modernización y construcción de infraestructuras hidráulicas que, además de garantizar agua durante épocas de sequía, contribuirían a minimizar los daños humanos, materiales y medioambientales ante futuras riadas. El agua debería ser un Pacto de Estado, independientemente del color del gobierno de turno, para atender las necesidades reales de la ciudadanía.
VF. La reducción de superficie citrícola en Valencia, agravada por la DANA de 2024, refleja un abandono creciente. ¿Estamos asistiendo a la desaparición silenciosa de miles de pequeños citricultores?
CA. La Encuesta Esyrce del Ministerio de Agricultura revela que la Comunidad Valenciana ha perdido desde 2002 más de un 20% de su superficie citrícola, bajando de 190.024 hectáreas hace apenas dos décadas a 153.657 hectáreas en 2024. Es un indicador irrebatible de que los citricultores sufren una grave crisis de rentabilidad desde hace mucho tiempo y que, si no queremos renunciar al liderazgo de nuestro sector, las administraciones han de poner soluciones estructurales.
VF. Frente a un panorama tan adverso, ¿qué medidas urgentes reclama AVA para evitar que esta campaña pueda resultar ruinosa?
CA. Esta campaña no tiene por qué ser ruinosa, al menos en aquellas explotaciones que tengan una cosecha aceptable. Lo que preocupa es el futuro. De ahí que hemos planteado una especie de Plan Marshall, dotado con un presupuesto potente, para reimpulsar nuestra citricultura, a través de medidas de apoyo dirigidas a optimizar la reestructuración de las explotaciones, facilitar la reconversión varietal, acabar con la ‘pinyolà’, recuperar campos abandonados y otras iniciativas complementarias como la mejora del seguro agrario, la autorización de más materias activas fitosanitarias, el control de la fauna salvaje o la lucha contra los robos.
A cada administración le pedimos lo que le toca. La Unión Europa debe cambiar la política de materias activas fitosanitarias y revisar los acuerdos comerciales para incluir la reciprocidad —por ejemplo, lo que se permite a cítricos de países terceros también que se permita a los cítricos europeos—; así como aprobar las nuevas técnicas genómicas y reducir toda la burocracia, incluida la digitalización de la manera que ha planteado. Al Gobierno español, le solicitamos un plan hidrológico nacional, más autorizaciones excepcionales, más inversión en I+D+i y una reforma de los seguros agrarios, que en lugar de recortes contemple más coberturas. Y a la Generalitat Valenciana, le reiteramos un plan integral citrícola y el desarrollo de la ley de estructuras.
VF. ¿Qué mensaje lanzaría a los citricultores que están pensando abandonar? ¿Todavía hay futuro para el campo valenciano o cada vez queda más lejos?
CA. A un agricultor que está perdiendo dinero y que no tiene a nadie detrás que le releve al frente de los campos, no le podemos decir que se quede en un negocio ruinoso. A quien sí le podemos dar un mensaje de esperanza es a aquellos agricultores —jóvenes, nuevos o no tan nuevos— que apuestan por gestionar su explotación de manera profesional, introduciendo nuevas tecnologías y con una base territorial bien dimensionada, porque así, efectivamente, hay futuro.
Acceso al entrevista en la página 26 del dossier de Cítricos en el ejemplar de Valencia Fruits.
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