El reloj en marcha de la bioeconomía

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La irrupción del coronavirus ha trastocado la vida de la ciudadanía europea y nuestros quehaceres diarios, también la agenda que tenía previsto atender como ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas

Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimetación. / EFEAGRO

A pesar de ello, y mientras desplegamos todos nuestros esfuerzos para detener la pandemia que sufre nuestro país y el resto del mundo, es positivo que se mantenga, en la medida de lo posible, la actividad y trabajo habitual a través de los medios a nuestro alcance.

Por eso, me complace participar en esta iniciativa que, a través de textos escritos y otros medios telemáticos, mantiene su voluntad, proactiva y decidida, de avanzar en la reflexión sobre las potencialidades de la “Bioeconomía y Agricultura”, a pesar de que una coyuntura temporal, inédita y sobrevenida haya obligado a cancelar el Foro auspiciado por Efeagro, Euractiv y la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la Unión Europa.

Pronto llegará un momento en que el Coronavirus será un mal recuerdo de nuestra vida y de nuestra sociedad. La conservación de nuestro medio ambiente y nuestra producción sostenible de energías y alimentos seguirán siendo retos ineludibles para el futuro del planeta.

El reloj de la Bioeconomía

El reloj de la bioeconomía forma parte de la solución para que una circunstancia sanitaria como la actual no se vuelva a repetir.

Desde el principio del siglo XXI, la bioeconomía se ha revelado como una de las disciplinas transversales que nos permitirá satisfacer, de aquí al año 2050, la necesidad de duplicar la producción agraria, pero con la utilización de menos tierra y menos uso de agua. Es decir, la bioeconomía ofrece respuestas para un modelo agrícola y rural más inclusivo, seguro y sostenible sin sacrificar crecimiento y eficiencia. En este sentido, su relevancia estratégica se pone de manifiesto al estar asociada al logro de, al menos, 11 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Por eso, es trascendental avanzar en los procesos de su implementación, sea cual sea la coyuntura de nuestra realidad presente.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación quiere liderar, desde ese enfoque nuclear y transversal, las iniciativas para impulsar la Estrategia Española de Bioeconomía y su correspondiente Plan de Acción, en coherencia con el impulso que desde la Unión Europea se está dando, a través de la Estrategia Europea de Bioeconomía, al papel del sector agroalimentario como protagonista del cambio hacia este modelo de producción sostenible y que otorga al productor primario mucho más protagonismo. Además, en España, la bioeconomía tiene un enorme potencial, por lo que debemos profundizar en las oportunidades que ofrece al sector agroalimentario y al medio rural.

La enorme potencialidad de España

La producción agrícola y ganadera, así como sus industrias de transformación generan un importante volumen de subproductos y/o residuos que, en su gran mayoría pueden ser aprovechados para crear valor donde antes no lo había. Así pues, la bioeconomía integra a amplios sectores de la actividad primaria como el agroalimentario, incluyendo la agricultura, la ganadería, la pesca, la acuicultura y la elaboración y comercialización de alimentos, además del de los subproductos industriales, el de la bioenergía procedente de la biomasa y el relacionado con los servicios asociados a los entornos rurales.

Por ejemplo, según un estudio del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA), en nuestro país se producen 30.5 millones de toneladas anuales de restos agrícolas leñosos y herbáceos. Y, desde el punto de vista ganadero, este sector origina el 79% del biogás agroindustrial y un 67% del total del biogás potencialmente disponible en España. Y, según los datos globales disponemos de nuestro país (según los últimos datos disponibles), los sectores que comprenden la bioeconomía generan un volumen de negocio de 198.000 millones de euros (9% del total de la UE-28), 57.982 millones de euros de valor añadido (9% del total de la UE-28) y 1,34 millones de empleos (7% del total de la UE-28). Tanto en volumen de negocio, como en valor añadido y en empleo destaca el sector agroalimentario, bebidas y tabaco que representa, en los tres aspectos, en torno al 77% del total que aporta la bioeconomía.

Esta enorme potencialidad de nuestro país, unida a que uno de los rasgos distintivos de la Política Agraria Común (PAC) post 2020 es su mayor ambición ambiental, materializada en el hecho que el 40% de sus fondos irán destinados a ese concepto, nos señala un camino que no admite vacilaciones. En este sentido, desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación estamos trabajando en la nueva planificación estratégica de la PAC, que, dentro de los nueve objetivos específicos, incluye uno relacionado con la bioeconomía que propugna la promoción del empleo, el crecimiento, la inclusión social y el desarrollo local en las zonas rurales, incluyendo la bioeconomía y la silvicultura sostenible. Por tanto, vamos a desarrollar intervenciones con el objetivo de aprovechar la potencialidad existente de la bioeconomía con el fin de generar empleo y riqueza en las zonas rurales.

Foros europeos

Participamos también en foros a nivel europeo, como el grupo temático de bioeconomía y acción climática que auspicia la Red Europea de Desarrollo Rural. Además, a través de las ayudas para la creación de grupos operativos supraautonómicos del Programa Nacional de Desarrollo Rural (PNDR), se han concedido, entre 2014 y 2020, 1,3 millones de euros a 27 grupos operativos relacionados, de una u otra forma, con la bioeconomía y que han abordado iniciativas tan variadas como el desarrollo de agrocompostajes, biomasa con fines térmicos, gestión de purines, reducción de pérdidas alimentarias, valorización de residuos y subproductos, biomasa forestal etc. Y, en las convocatorias de 2018 y 2019 de ejecución de proyectos innovadores de grupos operativos supraautonómicos del PNDR, siete proyectos enmarcados en el ámbito de la bioeconomía, que acometen actividades tanto forestales como de revalorización de subproductos y residuos, han recibido un total de 3,2 millones de euros.

Por último, es obligado mencionar que existe una íntima conexión entre bioeconomía y economía circular. Hasta tal punto es así que, en muchos casos, se considera que la bioeconomía es el segmento renovable de la economía circular. Tanto la estrategia europea como la española hacen hincapié en que el éxito de la bioeconomía depende de que sea circular y sostenible. De ahí que, cada vez más, se utilice el concepto de “bioeconomía circular” y que se incida en la ampliación de los ciclos de vida de materiales y productos. Así pues, la reorientación del patrón productivo hacia un modelo circular basado en la bioeconomía es un activo fundamental para fortalecer la conexión entre economía, sociedad y medio ambiente, es decir para consolidar los tres ejes ineludibles del desarrollo sostenible.

Y, ahora más que nunca, son necesarios espacios como este con el fin de favorecer reflexiones que nos ayuden a profundizar y a conocer casos de éxito, así como a fomentar, divulgar y formar a la población sobre las enormes oportunidades que nos brinda la bioeconomía a la hora de abordar los retos del futuro próximo en el sector agroalimentario.