El Gobierno y el sector de los fitosanitarios españoles reclaman estudios de impacto de las medidas ambientales

Manuel Melgarejo y Fernando Miranda. / EFEAGRO
Es uno de los puntos en común expresados por el secretario general de Agricultura y Alimentación del MAPA, Fernando Miranda, y el presidente de Aepla, Manuel Melgarejo, durante un diálogo sobre agricultura y sostenibilidad, en el que han debatido cómo esos requisitos en sostenibilidad distinguen a las producciones comunitarias de las del resto del mundo y las ponen en valor, los avances en innovación o el trabajo ya desarrollado por el sector en este ámbito.
En su intervención, Miranda ha reconocido que al Ministerio le “hubiera gustado” que estas estrategias comunitarias “hubiesen venido con un análisis de impacto” previo.
El objetivo es ir hacia una economía neutra en emisiones de carbono en 2050 y para ello se impulsa el Pacto Verde Europeo, que arropa estrategias como “De la granja a la mesa”, el cumplimiento de la agenda 2030 e incluso la reducción de un 50% del uso de fitosanitarios.
En el terreno de la protección vegetal, Miranda ha recordado que la agricultura española ya ha desarrollado parte de las exigencias gracias a la directiva 2009 del uso sostenible de fitosanitarios: “Es un camino que ya venimos recorriendo y la novedad es el énfasis -de Bruselas- en aspectos cuantitativos”.
No obstante, ha incidido en que la Comisión Europea no pretende que todos los países apliquen los mismos porcentajes de reducción en esas prácticas y usos, sino “que se adapten” en cada uno.
Y eso es lo que España está elaborando: “Nosotros presentaremos la adaptación a nuestro contexto y realidad” porque el fin es “aplicarlo a nivel nacional”.
Según Miranda, más que las “cifras cuantitativas” lo que importa es “el camino” para conseguir los objetivos marcados.
La parte “más difícil” de todo esto, ha reconocido, es “encontrar el equilibrio necesario” entre la sostenibilidad económica, social y medioambiental.
Ha aludido además a que la próxima Política Agrícola Común (PAC) tendrá un componente medioambiental “muy importante”, con especial protagonismo de los ecoesquemas, y los productores “vayan adaptando las mejoras” en cuanto a prácticas de sostenibilidad.
En el diálogo también se han situado como esenciales la innovación (en cuanto al uso de tecnología que permite lleva a cabo una agricultura de precisión que minimiza los impactos de los inputs) y la formación, que es imprescindible para utilizar dicha tecnología en todas sus posibilidades.
En último término, como ha subrayado el secretario general de Agricultura y Alimentación, para avanzar en esa sostenibilidad es necesaria una “acción conjunta de todos”, desde las administraciones al resto de los eslabones de la cadena agroalimentario.