La climatología y las medidas adoptadas por la COVID-19 están condicionando la temporada desde el mes de enero

La climatología del mes de diciembre ha influido en la calidad del limón Fino. / AILIMPO
Valencia Fruits. Redacción.
La presente campaña de limón se ha convertido desde enero, como ocurre con otras producciones, en un camino repleto de incertidumbres debido al impacto de la climatología y de las medidas adoptadas por la pandemia de COVID-19.
En un análisis de la temporada desde septiembre al 1 de febrero, Ailimpo señala que la campaña 2020/2021 se inició con un aforo que recuperaba los volúmenes de referencia del ejercicio 2018/2019 con cerca de 1.300.000 toneladas aforadas.
Según la interprofesional, el cierre a las importaciones de Argentina en agosto, y la finalización ordenada de la campaña sudafricana, que tuvo un inicio muy temprano debido a la demanda del COVID, permitieron una transición limpia entre el hemisferio sur y norte. Por otra parte, la reducción de cosecha de limón Interdonato en Turquía posibilitó un inicio en España a buen ritmo, a pesar de que la fruta mostraba en general un ligero retraso en el calibre.
En este contexto, y según Ailimpo, las cotizaciones en origen fueron rentables de septiembre a diciembre. Sin embargo, a partir de enero los precios quedaron condicionadas al introducir en la ecuación la variable del coste del destrío, y se encuentran actualmente en los niveles de hace dos campañas. La merma de calidad en la fruta a partir de diciembre por frío y viento provocó que en enero el 41% de los limones recolectados tuvieran como destino la industria. En enero de 2020 ese porcentaje fue solo del 23%
A fecha 1 de febrero se estima que se han recolectado 510.000 toneladas, por lo que, considerando el aforo inicial de Finos de 947.000 toneladas, queda por recolectar un 46% de la cosecha, unas 437.000 toneladas. Se mantiene estable el volumen exportado (290.000 toneladas) y aumenta el volumen destinado a la industria (125.000 toneladas). En este sentido, Ailimpo señala que los datos de exportación se mantienen activos gracias al tirón de consumo en supermercados, aunque el canal mayorista y de segundas se resiente de manera importante por las medidas COVID.
Los segundos y terceros cortes de macrofila vienen condicionados por el porcentaje de cítrica que en muchos casos supera el 50% y que quedan condicionados por el coste de recolección neto una vez descontado el precio de la industria, que continúa trabajando desde diciembre a plena capacidad con cifras de procesado elevadas. La industria de transformación trabaja con volúmenes récord favorecida por el alto porcentaje de destrío, superior actualmente al 50%, y la falta de salida comercial para las segundas categorías.
El final de la campaña de Fino se realizará en un contexto de marzo y abril que serán diferentes a los de 2020, donde se vivió una explosión de consumo por el COVID-19 que se aplanó en los meses posteriores. Y abril dará paso progresivamente a una campaña de Verna con fruta renovada y con volúmenes similares a los de 2020 en un escenario general de incertidumbre.
La incertidumbre económica en Europa y el impacto del Brexit (que facilitará la llegada temprana de hemisferio sur al no existir controles fitosanitarios en ese mercado) marcarán el desarrollo de la campaña.