La falta de CO2 complica la recta final de la campaña del kaki

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La última hora es la confirmación del restablecimiento del suministro por parte de las empresas distribuidoras, en principio “en niveles normales”

Ante esta situación la recolección se está ralentizando y almacenar fruta para ver si se soluciona el problema de suministro es la única salida. / Asociación Kaki

Óscar Orzanco / Nerea Rodríguez. Redacción

La falta de suministro de C02 está comprometiendo la comercialización del kaki español ya que este gas es necesario para eliminar la astringencia de esta fruta. A este problema se une la anunciada huelga del transporte prevista para el 20, 21 y 22 de diciembre que puede complicar la campaña navideña. Una situación que está afectando a todo el sector, tanto al comercio privado como a las cooperativas.

Pascual Prats, presidente de la Asociación Española del Kaki, señala que “está siendo una campaña muy complicada. Trabajamos con tres proveedores de CO2 y llevamos ya unos 15 días sufriendo la falta de suministro. Hay empresas que actualmente no pueden trabajar porque este gas es necesario para tratar la astringencia de esta fruta. Y las firmas de la asociación que siguen funcionando lo hacen a un nivel que se sitúa entre el 30 y el 50% de actividad respecto a una campaña normal”.

Si esto fuera poco, el sector también tiene que lidiar con la huelga de transporte y el cierre del mercado bielorruso

Por su parte, Carlos Nemesio, product manager de Anecoop, apunta que este problema de falta de suministro es “estructural”. En la actualidad, en España el sector del kaki trabaja con tres grandes multinacionales, de las cuales solo una tiene plantas de generación de CO2. Las otras dos operan como distribuidoras, y es aquí donde surge el problema, ya que estas a su vez se suministran de proveedores de CO2 procedente de otras industrias. Estas industrias han visto reducida su actividad por la subida de la tarifa energética, lo que les ha impedido generar stock de CO2. “Al fallar sus proveedores, estas distribuidoras están teniendo problemas para servir a sus clientes, como son cooperativas y empresas privadas del sector del kaki en general”.

“Sin C02 para eliminar la astringencia, —continúa Pascual Prats— el kaki no se puede comercializar y la única solución es intentar retrasar al máximo la campaña. Ante esta situación la recolección se está ralentizando y almacenar fruta para ver si se soluciona el problema de suministro es la única salida. Habrá que utilizar SmartFresh para inhibir el etileno y que la fruta aguante, lo que supondrá otro gasto añadido”.

Esta falta de CO2 también ha obligado a las cooperativas a frenar el ritmo de recolección al disponer semanalmente solo de un 30% del gas que reciben en circunstancias normales otros años, y se está almacenando más cantidad de producto de la prevista en cámaras.

Hay empresas que no han podido trabajar porque este gas es necesario para tratar la astringencia del kaki

En estas dos últimas semanas, los productores han contado con solo el 30% del gas que reciben en circunstancias normales otros años

Este problema de suministro de CO2 es el factor que más está afectando negativamente al desarrollo del último tercio de la campaña. “Pero a este contratiempo se puede sumar también la huelga de transporte prevista para el 20, 21 y 22 de diciembre que nos puede complicar la temporada de Navidad. Y finalmente la puntilla a este año puede ser el cierre del mercado de Bielorrusia”, afirma el presidente de la Asociación Española del Kaki.

Desde el mundo cooperativo Carlos Nemesio, por su parte, explica que, en este mes que queda de campaña, en el corto plazo, “faltará producto” y a medio plazo, “se registrará un nuevo encarecimiento del kaki al tener que almacenarlo en cámaras por la imposibilidad de tratarlo con CO2”. Este almacenamiento añade un sobrecoste al producto, que no estaba previsto y para los que no disponen de más espacio en cámaras, supone retrasar la recolección con las consecuentes mermas de rendimiento, que también implica un encarecimiento del producto.

A la vista está que el sector del kaki está viviendo una de sus temporadas más complejas. “El precio de todos los insumos han subido desde el inicio de la temporada entre un 20 y un 30%. Y los costes finales se han incrementado entre 10 y 12 céntimos por kilo. Los gastos de los productores han aumentado este año notablemente debido, entre otros factores, a los tratamientos contra las plagas, sobre todo el cotonet. Y en almacén también han subido”, explica Pascual Prats.

Este 2021 será recordado como uno de los años más ‘negros’ del kaki. / ARCHIVO

“Y en contraposición, —resalta el presidente de la Asociación Española del Kaki— las cotizaciones, en una campaña con una merma del 40% de producción, se sitúan en valores similares a los registrados en el pasado ejercicio. En este contexto, las liquidaciones para el productor van a ser inferiores a las del ejercicio 2020. Nuestra preocupación es que si este año los precios se encuentran en este nivel, con una importante merma de cosecha, no vemos un futuro muy halagüeño si no se empieza a arrancar. La rentabilidad del kaki brilla por su ausencia”.

“Este año, ante el incremento de costes, para que la temporada fuese rentable para productores y comercializadores se necesitaría un precio medio de campaña de un euro por kilo a la salida de almacén para las primeras categorías. Y este año va a resultar muy difícil compensar. Ahora que se podían subir un poco los precios ha llegado el problema del C02 y la posible huelga de transportes”, concluye Pascual Prats.

La última hora, después de dos semanas sin noticias claras, es el envío de una circular por parte de las empresas distribuidoras, este lunes 13 de diciembre, informando que “se restablece suministro de CO2 en niveles normales”, según confirma Carlos Nemesio.