Desde las cenizas

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En Valencia Fruits iniciamos el año con una mirada positiva hacia el futuro, queremos que el sector recupere su dinamismo y sus ganas. Y, en nuestro papel, queremos estar ahí para contarlo

Un agricultor lleno de ceniza recoge una piña de plátanos en una finca de la isla de La Palma durante la erupción. / KIKE RINCÓN. EUROPA

Valencia Fruits. Redacción.

Empezamos un nuevo año. Después de dos años complicados, difíciles e inesperados, nos enfrentamos a 2022 con gran incertidumbre en medio de un mundo que se parece bien poco al que dejamos atrás en febrero de 2020. La irrupción de la pandemia en un mundo globalizado y digital tuvo efectos devastadores para la salud de la población mundial, pero también para el funcionamiento del entramado económico y comercial.

Si pensamos que 2021 iba a ser el punto de inflexión en el que dejaríamos atrás la pandemia y recuperaríamos algo parecido a la normalidad, pronto la realidad nos iba a dar un baño de decepción: la pandemia seguía y los efectos desequilibrantes iban a llegar a todos los ámbitos de nuestras vidas y relaciones.

Tal vez por esa decepción de 2021 empezamos 2022 con más cautela. Todavía con la pandemia sin superar, con una crisis sanitaria reconvertida en una situación de carácter casi estructural, los desajustes en los intercambios comerciales a nivel mundial han llevado a una situación económica que arrastra también a nuestro sector.

Lo hemos dicho mil veces, y no nos cansaremos de repetirlo, el sector agroalimentario, en todos sus eslabones, se arremangó, apartó sus problemas y no dejó de trabajar ni en los peores momentos. Gracias a su esfuerzo, el suministro de alimentos no falló en ningún momento y este aspecto fue fundamental para que los ciudadanos ni atisbasen el fantasma del hambre en medio de un panorama donde la enfermedad y el miedo lo dominaban todo.

Además, prácticamente no se vieron afectados los precios. El sector hizo auténtica magia para conservar algo parecido a la normalidad en todos los aspectos. Pero el reconocimiento como sector esencial no era suficiente para cubrir las deficiencias cuando los problemas se acumulaban desde el campo hasta el lineal.

Los agricultores encadenaban años de incrementos de costes y bajadas de precios, con exigencias legislativas cada vez más altas en temas como la contratación laboral o el uso de materias activas. El precio de la mayor seguridad alimentaria y de las garantías sociolaborales (justos y necesarios) parecía que se había de pagar desde el mismo punto de la cadena.

Y así llegó la crisis de materias primas, suministros y energía. Afectando a todos los eslabones. El incremento de costes creciendo de forma exponencial y el sector absorbiendo estos incrementos para no trasladarlo a los precios de venta al público. Una situación insostenible que, finalmente, se va trasladando poco a poco al consumidor para evitar el colapso del sector: si el agricultor no encuentra rentabilidad en su trabajo de forma reiterada acabará por abandonar su explotación.

Y el mundo no se puede permitir dejar de producir alimentos.

Con estos mimbres y con la Ley de la Cadena Alimentaria como referencia legislativa empezamos 2022. Con la ingenuidad del “todo irá bien” aparcada en un rincón, pero también con mayores conocimientos y toda la energía necesarios para, como siempre, salir adelante y resurgir de las cenizas.

La erupción del volcán de La Palma nos sirve de metáfora de lo ocurrido en estos años aciagos: algo inesperado irrumpe en nuestras vidas, las pone del revés e impide que todo vuelva a ser como antes. Pero, bajo las cenizas, la vida continúa y la lucha por seguir adelante nos hará, no como mero eslogan excesivamente optimista, salir más fuertes. O, al menos, más sabios.

Démosle la vuelta a la crisis y veamos lo que las crisis siempre llevan aparejado en medio de la tormenta: oportunidades. Este debe ser el año en el que entendamos qué nuevas oportunidades aparecen para el sector y que los lastres y debilidades queden para siempre bajo la lava.

Este es, además, un año muy especial para Valencia Fruits: cumplimos 60 años. Y queremos celebrarlo. Sin tristezas, sin dudas sobre el futuro. Queremos que el sector recupere su dinamismo y sus ganas. Que vuelva a ser rentable, motor económico para el país y se mantenga en la ejemplaridad. Y, en nuestro papel, queremos estar ahí para contarlo.

Pero no podemos olvidar lo que nos ha ocurrido. Somos hijos de nuestra propia historia y hemos de aprender de fracasos, errores y dificultades del pasado. Pero también recordar lo que nos hizo excelentes, diferentes e imprescindibles. Con humildad, pero sin dar un paso atrás.

Y siendo activos. Cada uno desde nuestro papel en esta larga cadena que garantiza la provisión de productos frescos y saludables a los ciudadanos hemos de ponernos manos a la obra. Con gestos y con acciones que sirvan de revulsivo para lo que todos deseamos: salir adelante y revitalizar al sector.

Nuestro pequeño grano de arena empieza esta semana. Queremos ayudar a un sector que ha visto como las crisis le caían una tras otra. Una pandemia y una erupción es más de lo que cualquiera puede soportar en medio de, además, estrategias geoeconómicas que en poco les favorecen. Nuestro apoyo al sector platanero palmero, y canario, por extensión, va a aparecer durante semanas de forma totalmente gratuita en nuestra portada para fomentar la comercialización y consumo de este producto tan simbólico y del que dependen tantas familias que han perdido tanto. Los “plátanos del volcán” se convierten en el símbolo de la resiliencia de un sector que se sobrepone a todas las crisis, hipotecando a veces su propia rentabilidad, para seguir alimentando a la población.

Desde las cenizas queremos mirar hacia adelante con cautela, pero con optimismo. Sabemos más sobre esta coyuntura que se está alargando demasiado y vamos a poner todo de nuestra parte no solo para resistir sino para ser más eficientes, rentables y dar un mejor servicio a la ciudadanía. Importantes retos que nos gustaría ir viendo superados y relatados desde estas páginas que llevan acompañándoles desde hace seis décadas.
Gracias por estar ahí. Gracias a ustedes seguimos aquí. Por muchos años.