En Cataluña se desperdician cerca de 700 t de alcachofas y unas 16.500 t de tomates al año

Gustavo Ferrada Navidad
Deterra líder multiproducto

El IRTA y el CREDA han calculado el impacto económico y ambiental de estos productos que no se han llegado a vender ni consumir desde que se cultivan hasta que llegan a las tiendas

El estudio estima que las pérdidas y el desperdicio en toda la cadena de valor de la alcachofa han sido de entre el 0,8% y el 4,1%. / VF

Valencia Fruits. Redacción.

El Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) y el Centro de Investigación en Economía y Desarrollo Agroalimentario (CREDA) han diagnosticado las pérdidas y el desperdicio alimentarios en el sector hortícola de la alcachofa y el tomate, desde las vertientes de la cuantificación, el impacto ambiental y el económico. En este estudio, los investigadores de los dos centros de investigación han cuantificado las alcachofas de la campaña 2019-2020 y los tomates del 2020, desde la producción primaria hasta el comercio al por mayor en destino. El objetivo de la iniciativa ha sido recoger las medidas de prevención más adecuadas a cada cultivo con tal de evitar las pérdidas y el desperdicio alimentarios.

El estudio estima que las pérdidas y el desperdicio en toda la cadena de valor de la alcachofa han sido de entre el 0,8% y el 4,1% y la del tomate de entre el 2,8% y el 17,6&, o, lo que es lo mismo, de 692,5 y 16.522,4 toneladas, respectivamente. Las causas principales de estas pérdidas han sido tanto comerciales ― el acceso al mercado, la volatilidad de los precios, la inadecuación de la oferta y la demanda y errores asociados a la mala gestión de stocks y la falta de formación del personal ―, como también por factores externos ― plagas u hongos, defectos estéticos y la situación actual causada de la Covid-19.

El impacto en el campo

Según el estudio, lo que más contribuye al impacto ambiental son: el riego, el consumo de gasoil que se usa en el campo, la producción de los fertilizantes y las emisiones producidas durante su aplicación, los procesos de embalaje y el transporte, que destaca en las importaciones de tomate en el eslabón de comercio al por mayor en destino. En el caso del tomate de invernadero, hay que tener en cuenta, también, la infraestructura del propio invernadero. Para cuantificar este impacto, el equipo investigador utilizó la metodología del Análisis de Ciclo de Vida (ACV) y la iniciativa Product Environmental Footprint publicada por la Comisión Europea. Además, se ha demostrado que el impacto se acumula a lo largo de la cadena de valor.

Para producir estos productos desperdiciados se ha malgastado el agua equivalente a 500 piscinas olímpicas y el dióxido de carbono para hacer volar un avión de Barcelona a París 645 veces

En términos de cambio climático, se estima que el impacto de las toneladas de la alcachofa y el tomate perdidas y desperdiciadas son equivalentes a más de trece millones de quilos de dióxido de carbono. Esto equivaldría a 645 viajes de avión de 200 personas de Barcelona a París. En cuanto al uso del agua, se calcula que a lo largo de toda la cadena de valor se ha consumido más de un millón de metros cúbicos de agua para producir todos aquellos alimentos que no se han vendido ni consumido, que equivaldría a 500 piscinas olímpicas.

El impacto en los mercados centrales y las grandes superficies

Según los resultados obtenidos, la cosecha que queda en el campo y los residuos alimentarios generados en las etapas de producción primaria tienen una valoración económica de 2,5 millones de euros para la alcachofa y de 12,5 millones de euros para el tomate. En los eslabones de comercio al por mayor en destino, el valor de los residuos alimentarios de la alcachofa corresponde a casi medio millón de euros para los mercados centrales y en las grandes superficies. En cuanto al tomate, corresponde a más de 13 millones de euros para los mercados centrales y la mitad para las grandes superficies. Finalmente, las alcachofas y los tomates gestionados como residuo en el eslabón de distribución gratuita se valora en unos 33.372 y 69.671,7 euros  precio de consumidor, respectivamente.

Los resultados revelan que es en los mercados centrales y en las grandes superficies donde se concentran la mayor parte de los impactos

A partir de este estudio se plantearán acciones dirigidas tanto al sector como a los consumidores para reducir las pérdidas y el desperdicio alimentarios

A partir de este diagnóstico, se implementarán acciones tanto para la producción de la alcachofa como la del tomate en los diversos eslabones de la cadena de valor. Además, se pondrán en marcha un seguido de iniciativas genéricas que no sólo tendrán que ver con los payeses, sino que también con los consumidores finales. Por ejemplo, se pondrán en valor los alimentos y el trabajo de los payeses así como su coste económico y ambiental para concienciar a los usuarios del valor que tiene todo aquello que añaden a su cesta de la compra y qué impacto tiene no consumirlo. Por el lado del sector, se pondrán en marcha acciones como explorar las regulaciones y los acordes sobre los estándares estéticos de los productos o se incentivarán las cadenas más cortas de comercialización, entre otras.

Aquí se puede consultar el resumen ejecutivo del estudio.