Entrevista al director general de ASEDAS, Ignacio García
García Magarzo apunta que la incertidumbre ahora mismo es “cómo va a afectar la sequía a la producción agraria”. / ASEDAS
Óscar Orzanco. Redacción.
Ignacio García Magarzo destaca la elevada competitividad que existe en el sector de la distribución alimentaria, que busca la máxima eficiencia para no perder consumidores. Una competitividad que, según asegura el director general de ASEDAS, se traduce en “que las alzas de precios se trasladen lo más tarde y lo menos posible al consumidor. Esto ha ocurrido también en esta crisis”, derivada del fuerte incremento de costes y la inflación. El ejecutivo de la asociación explica que la distribución es capaz de llevar alimentos variados, seguros y a precios competitivos muy cerca de las casas de los ciudadanos, vivan donde vivan. Y en esa línea indica que España cuenta “con un gran sector productor y una gran distribución alimentaria, que consiguió que durante la pandemia fuéramos el país con menor rotura de stock de nuestro entorno”.
Valencia Fruits. Vivimos una etapa de inflación que ha provocado que el valor de determinados alimentos se dispare. ¿Cómo ha gestionado la distribución alimentaria española la tensión generada sobre los costes y los precios?
Ignacio García Magarzo. La alta competitividad que existe en el sector de la distribución alimentaria hace que las alzas de precios se trasladen lo más tarde y lo menos posible al consumidor. Esto ha ocurrido también en esta crisis. Recordemos que el IPC de alimentación tardó meses en superar el general —no lo hizo hasta mayo de 2022— como consecuencia de esta contención de los márgenes de las empresas de distribución alimentaria, que buscan la máxima eficiencia para no perder consumidores.
Este alto nivel de competencia en España ha permitido mantener los precios de la alimentación extraordinariamente estables a lo largo del tiempo. En las últimas semanas, estamos observando una contención de las subidas de precios en la industria alimentaria como consecuencia de la bajada de las materias primas en los mercados internacionales. Esto ha tenido su reflejo en los precios de alimentación, como nos indican los últimos datos del IPC de alimentación.
VF. ¿Qué causas han desatado este fuerte incremento del precio de los alimentos?
IGM. Estamos viviendo una crisis de costes provocada por los altos precios de la energía y de las materias primas, con la guerra de Ucrania como factor acelerador. Aunque parece empezar a moderarse, el índice de precios pagados a los agricultores sigue en valores muy elevados (+24% vs abril de 2022 y +43,5% vs abril de 2021) como consecuencia de los costes de producción. Además de la evolución de los mercados de materias primas, la incertidumbre ahora mismo es cómo va a afectar la sequía a la producción agraria.
VF. ¿Están funcionando las medidas aprobadas por el Gobierno, como la supresión temporal del IVA de algunos alimentos básicos, en la moderación de los precios?
IGM. La supresión temporal del IVA en algunos alimentos básicos es una medida positiva que tuvo un efecto desacelerador de la inflación en los primeros meses del año. Según un estudio de AECOC, si no se hubiese tomado esta decisión, la subida en enero hubiera sido del 17%, en lugar del 15,4% que se registró en aquel momento.
VF. En su opinión, ¿qué medidas se podrían adoptar para que los precios de alimentos se moderen y sean más asequibles para el consumidor?
IGM. En marzo de 2022, ASEDAS lanzó una serie de propuestas que podrían contribuir a la moderación de los costes de producción de alimentos: coste de la energía asequible para las empresas de la distribución alimentaria; contención fiscal —IVA de los alimentos, impuesto sobre envases de plástico de un solo uso…—; garantía de transporte seguro —la huelga de marzo de 2021 disparó los costes logísticos durante ese mes—; acceso seguro a las materias primas; y reconocimiento del sector como estratégico. Pensamos que se puede seguir trabajando en estas mismas líneas de acción, con una especial atención a la presión fiscal que incrementa los costes en toda la cadena alimentaria.
Además, en nuestra opinión, sería muy conveniente aplicar medidas de ayuda a los consumidores más vulnerables para aliviarles de la presión que sufren los precios de alimentación. Un buen ejemplo es el Bono Cesta de la Compra dirigido a las familias residentes en la Comunidad Valenciana con bajo nivel de ingresos, que se acordó por parte de toda la distribución alimentaria y del gobierno.
“Observamos modificaciones en los hábitos de consumo como cambios en la frecuencia de afluencia a las tiendas y tickets más pequeños para controlar el gasto”
VF. ¿Están cambiando las pautas de consumo como consecuencia de la subida de precios? ¿Cómo está afectando a las frutas y hortalizas?
IGM. Observamos cambios en los hábitos de consumo que recuerdan en algunos aspectos a la crisis económica de 2008: cambios en la frecuencia de afluencia a las tiendas y tickets más pequeños como una manera para controlar el gasto. Algunos estudios apuntan también a un descenso en la compra de algunas frutas y hortalizas frescas.
VF. El sector de la distribución alimentaria española ha recibido en los últimos tiempos múltiples ataques relacionados con el incremento del precio de los alimentos. Se les ha acusado de conformar un oligopolio, o de enriquecerse en esta situación complicada de elevada inflación. ¿Cuál es su respuesta ante estas acusaciones públicas?
IGM. Un informe del Gobierno presentado en uno de los Observatorios de la Cadena que ha tenido lugar recientemente, el llamado “Actualización del programa de estabilidad 2023-2026”, recoge algunas ideas interesantes, como que los márgenes de beneficio de las empresas de la distribución alimentaria en España fueron un factor que moderó la inflación media en 2022 o que el 95% de la inflación alimentaria en 2022 se debió a los mayores costes de importación.
“Las relaciones en la cadena deben estar basadas en modelos de colaboración que, por desgracia, no se ponen suficientemente en valor”
VF. ¿Cómo son las relaciones entre el sector productor de frutas y hortalizas y la distribución alimentaria? ¿En qué aspectos deben avanzar los productores y qué deben mejorar los supermercados?
IGM. Las relaciones en la cadena deben estar basadas en modelos de colaboración que, por desgracia, no se ponen suficientemente en valor.
Desde la distribución defendemos las relaciones estables basadas en contratos a largo plazo que ofrezcan estabilidad a los agricultores y seguridad a la distribución para garantizar la disponibilidad de producto en cantidad y calidad suficientes.
La Ley de la Cadena establece un marco que apoya este modelo en sus grandes líneas, lo que necesitamos ahora, en la interpretación de alguno de sus artículos, es que se ofrezca la suficiente seguridad jurídica a la hora de expresar cuáles son los costes de producción que se recogen en los contratos. Desgraciadamente, se están planteando problemas de seguridad jurídica que deberíamos resolver.
VF. ¿Qué destacaría del modelo de distribución alimentaria en España?
IGM. El modelo de distribución en España es uno de los más eficientes de Europa. Los estudios científicos así lo demuestran. Esto es así porque cuenta con un mayor equilibrio entre formatos y empresas —lo que deriva en un alto nivel de competitividad—, porque es muy intensiva en empleo y por su alto grado de eficiencia operativa y logística.
En España tenemos un gran sector productor y una gran distribución alimentaria, que consiguió que durante la pandemia fuéramos el país con menor rotura de stock de nuestro entorno. Es muy importante poner en valor nuestra distribución —así como a sus empresarios y a sus trabajadores—, que es capaz de llevar alimentos variados, seguros y a precios competitivos muy cerca de las casas de los ciudadanos vivan donde vivan.
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