Cambio de ciclo: la sandía lidera el mercado y deja atrás al melón

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La expansión de la sandía sin semillas transforma el consumo y la producción, consolidando su posición como la fruta de verano más demandada

Mientras el melón se ha estabilizado o incluso ha perdido terreno, la sandía no ha dejado de crecer. / Archivo

Nerea Rodriguez. Redacción.

El sector hortofrutícola ha vivido en las últimas dos décadas un cambio de paradigma protagonizado por dos frutas emblemáticas del verano: la sandía y el melón. Si durante años el melón mantuvo el liderazgo en volumen de exportación a nivel mundial y nacional, la irrupción de la sandía sin pepitas a partir de los años 2000 supuso un punto de inflexión que ha terminado por decantar la balanza a favor de la sandía. No se trata sólo de una evolución en cifras, sino de un cambio de ciclo motivado por la adaptación a los gustos del consumidor, la transformación varietal y la capacidad de respuesta de la cadena comercial.

Exportaciones españolas de sandías y melones. / DATACOMEX

2004, el año del cambio

A nivel global, la diferencia era apenas perceptible en los años 90. En 1995 se exportaron 1.055.266 toneladas de melones y 1.245.663 toneladas de sandías. Cinco años después, en el 2000, las cifras prácticamente se igualaron: 1.514.486 t de melón frente a 1.488.061 de sandía. Durante un tiempo, el melón se mantuvo ligeramente por encima, hasta que en 2004 se produjo un giro clave: la exportación mundial de sandía alcanzó los 2.053.290 toneladas, superando por primera vez de forma significativa al melón (1.831.113 t). Este cambio coincidió con la expansión global de las variedades sin semillas, que revolucionaron la percepción del producto entre los consumidores.

Desde entonces, la brecha no ha hecho más que crecer. En 2016, se exportaron 4.593.570 toneladas de sandía frente a 2.510.037 toneladas de melón. En 2021, la diferencia alcanzó su mayor nivel con 5.318.716 toneladas de sandía frente a 2.290.312 de melón. Y aunque ambas cifras han descendido levemente en los últimos años, en 2024 la distancia sigue siendo clara: 3.934.038 toneladas de sandía frente a 2.053.390 toneladas de melón.

Exportaciones mundiales de melón y sandía. / FAOSTAT y TRADEMAP

En España

La evolución en España reproduce esta misma dinámica, aunque con un desfase temporal que pone de relieve la rápida adaptación del sector productor español. En 1995, el país exportó 276.678 toneladas de sandía frente a 295.366 de melón. La tendencia se mantuvo así hasta 2009, cuando por primera vez la sandía (377.102 t) superó al melón (366.945 t). Pero el verdadero salto se produjo en 2010, con 492.169 toneladas exportadas de sandía frente a 378.431 toneladas de melón.

Desde entonces, la evolución ha sido clara: mientras el melón se ha estabilizado o incluso ha perdido terreno, la sandía no ha dejado de crecer. En 2024, España exportó 789.735 toneladas de sandía, más del doble que de melón (347.547 toneladas), reflejando una preferencia sostenida del mercado exterior, sobre todo en destinos como Alemania, Francia y Países Bajos.

Las razones del éxito

La clave del cambio no está sólo en los números. La aparición y consolidación de la sandía sin pepitas ha transformado radicalmente el producto. Se trata de una fruta más fácil de consumir, con un dulzor uniforme, tamaños adaptados a los hogares modernos y una imagen asociada a salud y frescura. Todo ello encaja a la perfección con los nuevos hábitos de compra y los requisitos de las grandes cadenas de distribución, que valoran especialmente la estandarización del producto y su buen comportamiento logístico.

A nivel agronómico, la sandía ofrece también ventajas importantes: es resistente al estrés hídrico, requiere menos riego que otros cultivos y se adapta bien a climas cálidos. Además, las variedades modernas pueden ser más tolerantes a condiciones climáticas adversas y generar mayores rendimientos en suelos marginales.

¿Y el melón?

Lejos de desaparecer, el melón mantiene una base fiel de consumidores y un peso relevante en zonas productoras. Sin embargo, su mayor variabilidad organoléptica, su sensibilidad en campo y su logística más compleja suponen retos añadidos en un mercado cada vez más competitivo. Los expertos coinciden en que el melón necesita una redefinición basada en la calidad, la diferenciación varietal y la segmentación por sabor para recuperar protagonismo.

Mientras tanto, la sandía —especialmente la sin pepitas— sigue ganando terreno, confirmando que el verdadero motor de cambio en el sector no siempre es una cuestión agronómica, sino de saber interpretar los deseos del consumidor.

Accede a la noticia en la página 4 de Melón y Sandía en el ejemplar de Valencia Fruits. 

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