Mientras algunas zonas han recibido las precipitaciones con los brazos abiertos, otras ya constatan daños en la tierra y los frutos
Valencia Fruits. Redacción.
Cuando marzo mayea, mayo marzea. Y así ha sido. Tras meses arrastrando una intensa sequía que ha provocado no solo la reducción de muchas producciones, sino también la pérdida irreversible en más 5 millones de hectáreas de cereales de secano. Pero las esperadas precipitaciones han llegado para dar un respiro a los agricultores.
Las fuertes lluvias que han azotado a la Comunidad Valenciana, sobre todo a Alicante y a Valencia, durante esta semana han dejado un sabor dulce para el campo valenciano. Las primeras estimaciones avanzadas por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) califican las lluvias como “muy esperadas y beneficiosas en líneas generales para la agricultura y la ganadería valencianas después de varios meses de sequía”, pero también constata “los primeros daños en algunas explotaciones” y muestra “preocupación por la duración de la DANA ya que la excesiva humedad y la falta de radiación solar podrían provocar problemas en frutas de hueso, hortalizas de temporada, cítricos y uvas”.
Las primeras estimaciones avanzadas por AVA-Asaja califican las lluvias como “muy esperadas y beneficiosas en líneas generales para la agricultura y la ganadería valencianas después de varios meses de sequía”
De momento, de este cambio de tendencia tras un invierno y primavera muy cálidos y secos,
Asaja Alicante afirma “que por mucho que nos anuncien un futuro catastrófico, la realidad es que
nadie sabe lo que pasará en el futuro, pues el clima es impredecible e incontrolable”, e insiste en
que las pérdidas de cultivos por la falta de agua se deben más a las consecuencias de las
decisiones políticas que al comportamiento climático.
Llegan tarde para el secano
En los cultivos de secano, las precipitaciones “han llegado muy tarde para los cereales, pero son magníficas para la uva, la almendra, la algarroba y el olivar porque venían sufriendo un grave estrés hídrico durante las fases de floración y cuajado”, indican desde AVA. No obstante, en el caso de la variedad de uva Bobal hay “precaución puesto que las bajas temperaturas podrían derivar en marchitez fisiológica”.
Asaja Alicante, por su parte, comparte esta opinión e indica que pese a las lluvias, el primer trimestre del año ha sido uno de los más secos en las comarcas del centro y el sur de la provincia desde que hay registro meteorológico homologado y la cosecha de estos cultivos ya estaban perdidas en un 90% en la comarca de l’Alcoià, un dato “irrecuperable a pesar de las lluvias de estos días”.
Asimismo, los técnicos de la asociación manifiestan su preocupación por el olivar, que está en fase
final del proceso de floración, y temen que la abundancia de agua pueda afectar al cuaje, “hecho
que podrá valorarse definitivamente dentro de unos días”. También apuntan a que de momento
no ha habido episodios de granizo, y que la piedra sí que suele causar daños, como el ocurrido el
pasado 13 de mayo en zonas del Campo de Elche y Crevillente, que ocasionarán una merma del
15% de la superficie de granada Mollar de Elche en plena floración de los árboles, según
estimaciones de Asaja Alicante.
Ahorro para el regadío
Respecto al regadío, donde los agricultores habían empezado a regar tres meses antes que el año pasado y estaban consumiendo un 40% más de agua, estas lluvias “permiten ahorrar riegos y aliviar los costes de producción, recargar embalses y acuíferos y limpiar los árboles”. La parte negativa es que en aquellas zonas donde han descargado excesivas precipitaciones en un breve periodo de tiempo, sobre todo las comarcas centrales y áreas hondas cercanas a cauces y barrancos, ya se han producido campos anegados, arrastre de tierras y rotura de márgenes, muros y otras infraestructuras agrarias”.
Primeros daños
El temporal ha interrumpido la recolección de frutas de hueso (melocotón, nectarina, ciruelos, albaricoque, etc.) y de hortalizas de temporada (cebolla, patata, alcachofa, brócoli, etc.) En aquellos cultivos que estaban en el momento óptimo de maduración y, por tanto, a punto de ser recolectados, AVA-Asaja prevé “mermas de cosecha por ‘clavillat’ en la piel de frutos, podredumbre y ataques de hongos”. Asimismo, si siguiera lloviendo muchas jornadas consecutivas, en los cítricos “podría haber problemas de cuajado como ya ocurrió la primavera pasada”.
En Alicante, los daños se han centrado en el cultivo de la cereza, que lleva cinco años cuya producción ha ido cayendo en picado. Este año no hay producción de cerezas en la Montaña de Alicante. A los problemas de climatología; elevados costes de producción; la no adaptación de la cobertura del seguro de rendimientos en este territorio de minifundios, que a pesar de tener el mismo coste del seguro y haber declarado durante cinco campañas seguidas siniestras por falta de cosecha comporta reducciones hasta el 50% de la producción asegurada, se han unido el aumento del abandono agrario, el incendio de la Vall d’Ebo y la aparición de una nueva plaga, según fuentes del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida.
En la otra subzona de producción de este cultivo, el municipio de Villena, las lluvias de estos últimos días han puesto las cosas más difíciles, pues han rajado las cerezas que están en el árbol y no se están pudiendo recolectar por las intensas lluvias. Asaja Alicante lamenta esta circunstancia, que no hace más que agravar una situación insostenible para la cereza alicantina.