La organización agraria AVA-Asaja destaca en su balance la escalada de costes que sufren los productores

Imagen de la presentación del balance agrario de AVA-Asaja. / Óscar Orzanco
Óscar Orzanco. Redacción.
Los productores de la Comunitat Valenciana atraviesan una situación delicada. Las cifras presentadas en el balance agrario de AVA-Asaja no dejan lugar a dudas. Las pérdidas totales del sector agropecuario valenciano ascendieron en 2021 a 640 millones de euros. De ellos, 230 millones corresponden a los problemas de mercado en la mayoría de las producciones. Los precios de la naranja se han hundido hasta los 0,09 euros/kg, la tercera parte de los costes de producción, y hay muchos campos que no se van a recolectar. Otro gran cultivo, como la uva para vino, sigue sin volver a los niveles prepandemia, y otras producciones con graves descensos de rentabilidad fueron el kaki, frutales de hueso, cebollas y patatas. Por el contrario, tuvieron un buen comportamiento la algarroba, aguacate, kiwi, chufa, cereales, agricultura ecológica y flores y plantas.
En esta disminución de ingresos, los daños en cosechas por ataques de enfermedades y plagas alcanzaron los 250 millones en la agricultura valenciana. El Cotonet de Sudáfrica en cítricos, los cotonets, las moscas blancas y la mancha foliar en el kaki, el mildiu en la vid o la avispilla en el almendro, la Xylella fastidiosa, entre otros problemas de sanidad vegetal, han provocado daños récord. Las adversidades climáticas ocasionaron en 2021 unas pérdidas superiores a los 100 millones, destacando la devastadora granizada de abril en La Plana Baixa y la DANA en Benicarló. Y la superpoblación de fauna salvaje disparó sus daños un 15% hasta situarlos en niveles récord de 35 millones. Los robos, por su parte, provocaron 25 millones de euros en pérdidas.
Escalada de costes
A las pérdidas registradas durante el desarrollo de las campañas agrarias se le suma la escalada de costes a los que está teniendo que hacer frente el sector. El campo se está viendo muy castigado por el incremento de los gastos de producción. Según las estimaciones de AVA-Asaja, los sobrecostes económicos que soportó el sector agropecuario valenciano en 2021 ascendieron a 500 millones de euros, de los cuales 300 millones corresponden al cultivo de los cítricos.
La energía eléctrica se ha encarecido un 270% en un año, el gasóleo (+73%) y los abonos (+48%). Los piensos para alimentación animal se han disparado en torno al 25%, según cabañas ganaderas. Otros inputs a destacar son los plásticos para invernaderos (+46%), las semillas (+20%) y materiales como cobre (+42%) o aluminio (+40%). Al igual que ocurre en la construcción y otros ámbitos, las inversiones para la construcción o modernización de las explotaciones agropecuarias se encarecen y se dilatan en el tiempo los plazos de entrega.
En cuanto a la sanidad vegetal, “como los productos fitosanitarios disponibles son menos eficaces, los agricultores asumen también sobrecostes derivados de un mayor número de aplicaciones con productos más caros y menos efectivos”, señalan desde AVA-Asaja.
AVA exige a las distintas administraciones un plan urgente de choque en auxilio del campo
En este contexto, desde la organización califican el año agrario de “dos veces malo” por la escalada histórica de los costes de producción y, a diferencia de otros eslabones de la cadena agroalimentaria y de otros sectores económicos, por la incapacidad real de los agricultores y ganaderos para repercutir ese incremento de costes en los precios que perciben. Por ello, AVA-Asaja exige a las distintas administraciones un plan urgente de choque en auxilio del campo.
El presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, señaló que “2021 ha sido muy difícil y 2022 va a ser muy duro ante la situación actual. Las pérdidas en Navelinas son históricas. No puede ser que un litro de leche sea más barato que uno de agua, o que 14 kilos de Navelina cuesten menos que un café”.
Tierras sin cultivar
La prueba más evidente de la crisis agraria es que, según el Ministerio de Agricultura, en 2021 la superficie cultivada retrocedió 2.047 hectáreas en la Comunitat Valenciana, una cifra que representa un descenso del 1,26% respecto al año anterior. Con un total de 164.949 hectáreas sin cultivar, una de cada cinco, la valenciana continúa siendo, y cada vez de manera más destacada, la comunidad española con más tierras baldías.
“La agricultura valenciana sigue siendo el farolillo rojo de España y Europa. Es la única comunidad española que pierde tierras de cultivo”, señaló Cristóbal Aguado.
Los cultivos valencianos que más superficie perdieron en 2021 son el kaki (–5,6%), las frutas de hueso —melocotón, nectarina, ciruela, albaricoque, níspero y cereza— (–5,3%) y las hortalizas y flores (–4%). Los cítricos también redujeron su superficie (–0,2%), bajando de la barrera de las 150.000 hectáreas. Por el contrario, sigue aumentando la superficie cultivada de aguacate (+33,6%) y kiwi (+7,1%) como principales alternativas de cultivo.
Política Agraria
Ante los problemas del campo, las reacciones de las administraciones, hasta el momento, “resultan decepcionantes e incluso insultantes” para la organización agraria. “La reforma de la Ley de la Cadena Alimentaria, viendo el desarrollo de las campañas de cítricos y kakis, es una norma que ha nacido muerta”, indica Cristóbal Aguado. Para la organización agraria esta Ley no da respuesta a los abusos comerciales, a pesar de la prohibición de la venta a pérdidas.
La nueva Política Agrícola Común (PAC) contempla más exigencias agrícolas, ambientales y laborales, para recibir menos dinero. Además, desde AVA-Asaja afirman que, “a pesar de que el ministro de Agricultura, Luis Planas, prometió en Valencia que esta PAC tendría un acento mediterráneo, la agricultura y ganadería valencianas saldrán perjudicadas”.
Por último, la organización agraria denuncia que Enesa, órgano autónomo del Gobierno, secunda a Agroseguro para acometer el mayor recorte a los seguros agrarios en 40 años.
En el ámbito de la Comunitat Valenciana, AVA-Asaja critica que la Ley de Estructuras Agrarias, “una legislación necesaria para modernizar la agricultura valenciana, apenas ha avanzado en su puesta en marcha a lo largo de 2021” y, además, solicita a la Generalitat una importante tarea divulgadora dirigida al sector.
En clave europea, la Comisión se opone a aplicar el tratamiento en frío a las importaciones citrícolas de Sudáfrica con destino a la UE, pese al elevado riesgo fitosanitario. El inacabado proceso de revisión del acuerdo comercial con Sudáfrica —que en estos cinco años le ha permitido aumentar sus envíos de cítricos un 33%— pone en evidencia que Bruselas utiliza la agricultura mediterránea como moneda de cambio. Los primeros informes revelan que el Pacto Verde Europeo reducirá la sostenibilidad económica y deslocalizará las emisiones fuera de Europa, lo que no permitirá luchar contra el cambio climático global.
Para Cristóbal Aguado, “el sector agrario paga las consecuencias de la política europea. Esta no es la UE que defendemos. O Bruselas cambia su política o la decadencia agraria será cada vez más visible”.
El mundo rural dice basta
El campo español, representado a través de las tres organizaciones profesionales agrarias —Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), Coordinadora de Asociaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA)—, la Real Federación Española de Caza (RFEC) y Alianza Rural, han anunciado una gran manifestación del mundo rural en Madrid el 20 de marzo, que se celebrará bajo el lema #JuntosPorelCampo.
El mundo rural dice basta y saldrá en marzo a llenar las calles de Madrid para que la sociedad en general escuche sus necesidades, muestre su apoyo y el Gobierno presente la atención y cuidado necesario a quienes ocupan el 84% del territorio. En defensa de la agricultura y la ganadería, de la caza, del campo y su cultura y tradiciones, el 20M será una gran cita para apoyar un mundo rural vivo, para que el campo sea un espacio para vivir dignamente, que sea comprendido y valorado desde el mundo urbano.