Cinco años de una agricultura esencial cuyos problemas poco preocupan a la sociedad

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Un elevado porcentaje de población considera que la alimentación está asegurada y los problemas del sector no preocupan a la sociedad

Tras las pandemia, la sociedad ha mostrado su solidaridad con el campo pero ni al 1% de los españoles le preocupa sus problemas. ARCHIVO

Juan Javier Ríos. Efeagro.

El sector agrícola fue declarado esencial por el Gobierno para asegurar la producción y distribución de alimentos en el arranque del confinamiento por la pandemia; un lustro en el que la sociedad ha mostrado su solidaridad con el campo, si bien, ni al 1% de los españoles le preocupa sus problemas.

De un análisis efectuado por Efeagro a los barómetros mensuales del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) se constata que los problemas del sector agroalimentario no son, ni de lejos, los que más preocupan a la sociedad y tan sólo toman más conciencia cuando éste se echa a la calle.

En prepandemia, cuando comenzaron a fraguarse movimientos de protesta agrícola hasta que los paró en seco la covid, sólo el 0,2% de los españoles consideraba que el principal problema del país eran los que arrastraban los agricultores, ganaderos y pescadores.

Tras la covid hubo que esperar varios meses —hasta julio de 2020— para que apareciese nombrado el sector primario dentro de la tabla de principales problemas existentes en España: sólo para el 0,2% de los españoles los contratiempos que sufría el campo eran la principal amenaza, a pesar de ser unos meses en los que se puso el foco en toda la cadena alimentaria por el miedo al desabastecimiento.

Cinco años después, en el barómetro del mes pasado, ninguna de las personas consultadas ha nombrado los problemas del campo como la principal amenaza y tan sólo el 0,2% de los consultados lo situó como el segundo mayor problema que tiene España.

Hay que remontarse a hace un año, cuando las tractoradas cogieron fuerza en todo el país e incluso estuvieron en el foco mediático, para que casi el 1% de los españoles considerase que los problemas del campo eran los principales. Precisamente, en plenas tractoradas, el CIS profundizó sobre la opinión acerca de las protestas y el 47,3% sí que respaldaba plenamente las demandas de los productores y un 40% estaba bastante de acuerdo con ellas.

Explicación sociológica

Para el sociólogo Juan Carlos Barajas “hay una razón de fondo” en esta despreocupación y es el elevado porcentaje de población que vive en áreas urbanas y, por lo tanto, “de espaldas al campo”. Eso no quita que los “urbanitas” sepan que “la agricultura es muy importante, pero no está presente” en su día a día al “darse por hecho” que hay alimento asegurado, por lo que sale de su ámbito de preocupación.

Además, ve normal que la sociedad, en general, sí se fije algo más en los problemas del campo cuando ocurren crisis como la pandemia, por el temor al desabastecimiento alimentario, o cuando se protagonizan tractoradas y captan el foco mediático. De hecho, lo explica echando mano del refranero porque las personas tienden a “acordarse de Santa Bárbara cuando truena”.

Así lo vivieron

A pie de campo, el ganadero José Ángel Cano, que gestiona una explotación de caprino de leche en el norte de la provincia de Córdoba, ha contado a Efeagro cómo esas semanas de confinamiento se sintió “más importante” por ser de los pocos colectivos que podían salir a la calle para poder desarrollar su trabajo. “Pensaba: Mi misión es más importante que la del resto cuando incluso en esta situación tengo que salir a hacerla”, ha relatado.

También opina que los ciudadanos se sensibilizaron “un poquito más” con el sector agroalimentario aquellos días pero, “una vez que aquello pasó, creo que ya casi nadie se acuerda y a la gente le da un poco igual” el campo.

María de Blas es carnicera en Mercamadrid y se convirtió en una tabla de salvación para muchos de sus clientes a los que suministraba alimentos en la puerta de sus hogares. Cinco años después, cuenta a Efeagro cómo su negocio de venta “online”, que creó un año antes de la pandemia, le salvó en parte su actividad pero eso no quita que viviese al principio la situación “con mucho miedo”. Su puesto de trabajo también era esencial por lo que “ningún día dejé de trabajar” y cree que la experiencia de la pandemia le ha servido al cliente para confiar más en las compras “online” de productos frescos.