El Presidente frutas y Hortalizas Cooperatives Agroalimentaries, Cirilo Arnandis, opina sobre el mundo cooperativo
Cirilo Arnandis (*)
En el marco de la argumentación, es habitual utilizar símiles e historias que ejemplifiquen y/o ilustren la tesis o el discurso que pretendemos defender. Si hablamos, por ejemplo, de la dicotomía entre la economía de mercado y la economía planificada, existe un relato frecuente en el que sucede que, tras la realización de un examen en una clase, a todos los alumnos se les pone la misma nota, con independencia de la brillantez de su ejercicio. Si bien para algunos esto puede entenderse como un hecho solidario, equiparando la nota del que más ha estudiado con la de aquel que menos se ha esforzado, otros encuentran el problema de que este sistema desincentiva el esfuerzo y concede ventaja a quien peor se ha preparado el ejercicio, siendo la consecuencia final que nadie estudia y que baja la nota media. Quien utilizan estos argumentos, desaconsejan la puesta en marcha de escenarios colectivos y abogan por la individualidad y por el éxito a partir de los propios logros.
“A diferencia de las sociedades de capital, donde mandan las acciones, aunque no participes del día a día del negocio, en el cooperativismo la participación social es democrática y equitativa”
Sin embargo, estos argumentos tienen sus matices. Traslademos el ejemplo al caso de la actividad, la forma jurídica y la razón de ser de las cooperativas. Bajo los parámetros del ejemplo anterior, el principio cooperativo de “una persona, un voto” no sería una manera de gestionar adecuada. A diferencia de las sociedades de capital, donde mandan las acciones, aunque no participes del día a día del negocio, en el cooperativismo la participación social es democrática y equitativa. Como símil, podríamos mencionar la celebración de las elecciones en los países de nuestro entorno, donde todos los votos de los ciudadanos valen igual, sea cual sea su condición.
“Algo positivo tiene que tener nuestra forma de hacer empresa, cuando año tras año se va ampliando la relación de cooperativas que superan el siglo de historia, y que han superado en ese tiempo los distintos avatares por los que la sociedad ha discurrido, las épocas de dificultades y las de bonanza”
“En ocasiones, creo que la visión hacia nuestro modelo de empresa viene condicionada por el desconocimiento de los pormenores de su funcionamiento práctico. Hay que dice que todos los socios reciben la misma liquidación, y que eso desincentiva la generación de calidad. Nada más lejos de la realidad, pues es precisamente la calidad uno de los parámetros para el cálculo de la liquidación”
En ocasiones, creo que la visión hacia nuestro modelo de empresa viene condicionada por el desconocimiento de los pormenores de su funcionamiento práctico. Hay que dice que todos los socios reciben la misma liquidación, y que eso desincentiva la generación de calidad. Nada más lejos de la realidad, pues es precisamente la calidad uno de los parámetros para el cálculo de la liquidación, la cual se elabora por una serie de tramos y valores previamente acordados por todos los socios. Así, cuantos más kilos de mejor calidad, me-jor liquidación. Igual que en el mercado. Y algo positivo tiene que tener nuestra forma de hacer empresa, cuando año tras año se va ampliando la relación de cooperativas que superan el siglo de historia, y que han superado en ese tiempo los distintos avatares por los que la sociedad ha discurrido, las épocas de dificultades y las de bonanza.
Visto lo visto, y haciendo algo de pedagogía, quizás convenga definir qué es una cooperativa. Más allá de la descripción legal que figura en la legislación existente, podríamos decir que es una empresa formada por personas físicas o jurídicas, que se unen de forma voluntaria, para satisfacer necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales en común, mediante una empresa de propiedad conjunta y de gestión democrática. Es decir, antes que nada, se trata de una empresa que compite en el mercado, de igual manera que el resto de empresas que operan en esos mismos mercados a través de otras fórmulas societarias.
La diferencia, no obstante, es que las cooperativas son empresas donde, además de los números, las personas y los valores adquieren un protagonismo de primer orden. Es seguro que esto argumentos fueron de gran valor para que la Asamblea general de Naciones Unidas, proclamase el 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas, resaltando su contribución al desarrollo económico y social, especialmente su impacto en la reducción de la pobreza, la creación de empleos y la integración social. De igual manera, cabe reseñar que está dando los pasos oportunos para conmemorar globalmente nuestro modelo con un segundo Año Internacional de las Cooperativas en 2025.
Más allá de mi pasión por el movimiento cooperativo, la labor que desarrollan nuestras entidades es motivo de interés y reconocimiento político. Así, en un informe del Parlamento Europeo del año 2013, sobre la contribución de las cooperativas a la salida de la crisis, se indicaba que combinan rentabilidad con solidaridad, crean puestos de trabajo estables y de calidad, refuerzan la cohesión social y económica, y finalmente, generan capital social. De igual manera, otro informe del Parlamento Europeo, en esta ocasión del año 2022, sobre una visión a largo plazo para las zonas rurales de la Unión Europea, reconoce la importancia de apoyar las iniciativas de cooperación en el ámbito de la agricultura y la economía social como instrumento clave para el desarrollo rural. El documento llama la atención sobre el papel que desempeñan las cooperativas agroalimentarias en la sostenibilidad medioambiental, económica y social de las zonas rurales, aportando valor a los productos, creando empleo y diversificando la economía local. Finalmente, insta a la Comisión y a los Estados miembros a que fomenten y promuevan las cooperativas en las zonas rurales.
El cooperativismo, por su singularidad con respecto a otros modelos societarios, ha sido también motivo de estudio en el ámbito universitario, desde la vertiente societaria, económica, o como generador de bienes públicos que van más allá de su propia actividad.
Así, cabe mencionar por ejemplo el texto elaborado por el profesor Jos Bijman, de la Universidad de Wageningen (Países Bajos), para un informe de la DG Agri. En él se indicaba que se había constatado que, cuando las cooperativas obtienen una cuota de mercado elevada en un sector y país determinado, puede aumentar el nivel de precios y reducirse la volatilidad. Igualmente, los agricultores no socios de la cooperativa se benefician de la acción de esta, puesto que las empresas de capital de la competencia, pueden intentar como estrategia mantener o superar el nivel de liquidación de la cooperativa. Además, las cooperativas siguen siendo importantes cara a la reducción de los riesgos de mercado, a favor de los agricultores, sobre todo del riesgo de impago tras las entregas.
Otro objeto de estudio recurrente ha sido la diferencia existente entre el precio que paga una mercantil a un productor por su cosecha y la liquidación que percibe el socio de una cooperativa como resultado de su acción cooperativizada. Más allá del matiz, lo cierto es que un agricultor individual llega al pacto que estimen oportuno, posiblemente con una distinta posición de fuerza en la negociación, por la compra de unos determinados kilos, normalmente de unas determinadas características. A partir de esto se fija un precio, se recolecta lo pactado, y se paga según lo acordado. En el caso del socio de la cooperativa, esta última se hará cargo de toda su cosecha, la manipulará y la venderá según calidades, presentaciones y mercados, obteniendo unos ingresos que servirán de base para el cálculo de la liquidación según la calidad de la cosecha del socio. Además, en la liquidación van incluidos los gastos de servicios que ha prestado la cooperativa al socio —asesoramiento, seguros colectivos, realización de tratamientos…—, que el agricultor individual debería descontar de su precio de venta para poder compararlo en términos de igualdad con la liquidación que perciben quienes están asociados a una cooperativa.
Otro de los elementos que caracterizan a una cooperativa es que no se deslocaliza, pues su razón de ser es su propio territorio. Es por ello por lo que, con el objetivo de permanencia en el tiempo y con la mejora de las rentas de sus socios como objetivo final de sus políticas, se están emprendiendo actuaciones coordinadas para intentar superar los actuales retos de la producción agraria y del mundo rural. Iniciativas de gestión de las tierras que superen el minifundismo, de incorporación de jóvenes y mujeres a la actividad agraria, tecnificación y digitalización del campo, introducción de técnicas de producción cada vez más respetuosas con el entorno, prestación de servicios demandados por el productor —caso de los seguros agrarios o la gestión de las ayudas de la PAC—, mejora de las condiciones de vida en el medio rural —a través dela participación en la prestación de servicios que benefician al conjunto de la sociedad—, además de avanzar en la cadena de valor del mercado.
“Pese a las dificultades del campo, y digan lo que digan, el sector cooperativo va creciendo generando estrategias que producen sinergias y beneficios para los socios de las cooperativas y para el mundo rural en general. El sol sale para todos, y el mercado está abierto para todos en leal y noble competencia, por lo que todas las opciones son legítimas, incluso para aquellos que vienen para un rato”
Pese a las dificultades del campo, y digan lo que digan, el sector cooperativo va creciendo generando estrategias que producen sinergias y beneficios para los socios de las cooperativas y para el mundo rural en general. El sol sale para todos, y el mercado está abierto para todos en leal y noble competencia, por lo que todas las opciones son legítimas, incluso para aquellos que vienen para un rato. Como verán en este artículo no he utilizado ningún dato numérico, y es que los valores están, o no están. Son estos mismos valores los que hacen a las cooperativas acreedoras de la atención de los poderes públicos y de los consumidores.
(*) Presidente frutas y Hortalizas Cooperatives Agroalimentaries
Acceso al artículo de opinión en la página 6 del ejemplar de Valencia Fruits.
Acceso íntegro al último ejemplar de Valencia Fruits.