Cirilo Arnandis: “Cuantas más plagas, menos herramientas”

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El Presidente de Frutas yHortalizas de CooperativesAgro-Alimentàries, Cirilo Arnandis, habla sobre el aumento de plagas y la escasez de herramientas para combatirlas

Los productores de kaki se encuentran sin herramientas para combatir las plagas que afectan al cultivo. / ARCHIVO

Cirilo Arnandis (*)

Nadie duda que el área mediterránea española goza de un clima inigualable, lo cual es favorecedor para todo un abanico de sectores productivos, entre los cuales el turismo es uno de los más evidentes. Pero esa misma bondad climática se convierte también en un entorno inigualable para las nuevas plagas que nos visitan. Todas las que llegan, o al menos la gran mayoría de ellas, se adaptan rápidamente, pasando a generar un nuevo problema para los productores que las padecen. Aquí viene una segunda reflexión, que no es otra que saber cuál es el motivo por el cada vez tenemos más y más nuevas plagas. No voy a entrar a analizar cuáles son las vías por las que nos puede llegar un nuevo patógeno o un nuevo insecto, pero lo que sí es cierto es que las autoridades responsables de los controles en frontera tienen su parte de responsabilidad. 

Lo primero que hay que decir es que ni el consumidor, ni el comercio en general, son perjudicados directos de estas afecciones. La fruta que llega a las tiendas y supermercados es aquella que goza de un nivel de calidad y sanidad que la hace óptima para el consumo, manteniendo el sector español un extraordinario nivel de calidad de su oferta. La consecuencia es que aquella fruta afectada, y por tanto no apta, corre por cuenta del productor, el cual la retira por inservible del circuito comercial. En esta afrenta, por lo tanto, el único perjudicado, lo mires por donde lo mires, es el agricultor, el cual no puede repercutir económicamente en ningún sitio sus mermas de producción. Quizás por esta razón, el problema no suscita el interés necesario por parte de las Administraciones que algo tienen que decir en la resolución, o al menos en la minoración, de su magnitud.

La cuestión es que una vez que la plaga ha llegado a nuestras explotaciones, nadie se encarga, en primer lugar, de analizar el camino de llegada, y en segundo lugar de qué hacer para que ese camino no sirva de llegada de un nuevo problema. Simplemente tenemos una nueva plaga, y así seguimos jugando con fuego constantemente. Tan solo hay que observar una serie de notas de prensa remitidas por algunas de las principales organizaciones agrarias sobre el nivel detección de fruta contaminada. Así, en una nota emitida por AVA-Asaja, se habla de 7 detecciones de mancha negra en cítricos procedentes de Sudáfrica, tan solo en el mes de septiembre de 2024, lo que suma un total de 26 interceptaciones en el cómputo anual. Esta enfermedad, de llegarnos, causaría perdidas cuantiosísimas, como está ocurriendo en donde la padecen. Y hay que ser conscientes de que no se controla el cien por cien de la fruta que entra en Europa, por lo que, tan solo por ley de probabilidad, es fácil que algún fruto contaminado entre en Europa.

En la misma línea, en otra nota emitida por La Unió Llauradora, se denuncia que el sistema europeo de alertas en alimentos (RASFF) ha detectado, en lo que llevamos de año, un total de 596 rechazos de productos hortofrutícolas de terceros países con materias activas no autorizadas en la Unión Europea, o por superar el límite máximo de residuos (LMR). Esta misma cifra, en el año 2023, fue de 439 detecciones, lo que supone, de momento, y sin haber finalizado la 2024, un incremento del 36%. En esta ocasión, el tema debería de preocupar más a las autoridades competentes en materia de salud pública, pues consumir frutas u hortalizas con un nivel de productos fitosanitarios superior al permitido, afecta directamente a la salud y el bienestar del consumidor, que en este caso es lo mismo que decir a los ciudadanos que vivimos en la Unión Europea. A la vista de estos datos, que cada uno saque sus propias conclusiones, y que compre lo que entienda que le proporciona mayor seguridad.

El párrafo anterior me da pie a introducir otra de las grandes reivindicaciones de los productores, y no es otra que la ausencia de materias activas con qué tratar las plagas que afectan a nuestras explotaciones. Como vemos, nuestros competidores sí que tienen con qué tratar, lo que les reporta menores pérdidas, y por tanto una mayor rentabilidad de su explotación. Ello, aunque se haga con un uso inadecuado en su aplicación, o simplemente utilizando materias activas prohibidas en la Unión Europea. Aquí, en Europa, se dan más de uno y de dos casos en los que, simplemente, no hay nada con qué tratar. Y es que no es que no existe nada en el mercado, mientras nuestros competidores sí que tienen alternativas. Hay ocasiones en que la normativa europea no tiene ningún producto autorizado, lo que nos aboca a un escenario terrible, en el que con más plagas tenemos menos posibilidades de tratamiento. 

“Una de las grandes reivindicaciones de los productores es la ausencia de materias activas con qué tratar las plagas que afectan a nuestras explotaciones. Como vemos, nuestros competidores sí que tienen con qué tratar, lo que les reporta menores pérdidas, y por tanto una mayor rentabilidad de su explotación. Ello, aunque se haga con un uso inadecuado en su aplicación, o simplemente utilizando materias activas prohibidas en la Unión Europea”

Una de las constantes demandas del sector es que no se eliminen productos fitosanitarios en tanto en cuanto no exista una alternativa eficaz. Es en este ámbito en el que las autorizaciones excepcionales deben de jugar su papel, pues tal y como se especifica, su uso es de modo provisional, en la medida en que se le proporciona otra nueva herramienta al productor. Esta petición, que puede entenderse como lógica, se encuentra en más ocasiones de las debidas con la complejidad normativa y con dificultades derivadas de la estrategia de las casas comerciales, por lo que sería bueno analizarla desde ambas ópticas, de tal manera que el productor nunca se encuentre inerme, teniendo que ser un silencioso observador que ve con impotencia como se pierde su cosecha. 

“Se viene apostado, desde hace ya bastante tiempo, por métodos alternativos, respetuosos con el entorno, caso de la lucha biológica. Esta es una práctica ya consolidada entre nuestros técnicos de campo y entre nuestros agricultores pero que, aunque parezca lo contrario, no está exenta de sus dificultades y de su polémica. Y es que, pese a los buenos deseos de nuestro Ministerio de Agricultura, con el MITECO hemos topado”

Los que vivimos en el medio rural somos los primeros interesados en preservar el entorno, siendo este uno de los motivos por los que se viene apostado, desde hace ya bastante tiempo, por métodos alternativos, respetuosos con el entorno, caso de la lucha biológica. Esta es una práctica, el uso de fauna útil, ya consolidada entre nuestros técnicos de campo y entre nuestros agricultores pero que, aunque parezca lo contrario, no está exenta de sus dificultades y de su polémica. Y es que, pese a los buenos deseos de nuestro Ministerio de Agricultura, con el Ministerio de Transición Ecológica (MITECO) hemos topado, y con su titular hasta ahora al frente, Teresa Ribera, la cual comentan que ha moderado su discurso en Bruselas. Todo sea por ser vicepresidenta ejecutiva de Competencia y Transición Limpia, Justa y Competitiva, para lo cual debe de aprobar su examen ante el Parlamento Europeo.

Ante la presencia de una nueva plaga, una estrategia adecuada es la de viajar a su origen para traernos sus depredadores naturales, evitado así el uso de plaguicidas. Este proceso necesita, además del adecuado sistema de producción comercial y aclimatación del depredador a su nuevo entorno, el tener la constatación de que no se producirán desequilibrios ecológicos. Es por ello por lo que se necesita la autorización del Ministerio de Transición Ecológica, que en ocasiones ha actuado más de modo ideológico que científico. El hecho que no se autorice la cría y suelta del parasitoide Anagyrus fusciventris, para la lucha contra el cotonet en kaki, es una buena prueba de ello, máxime cuando está demostrado científicamente a través de un informe del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), que el insecto se encuentra presente en la Comunitat Valenciana al menos desde hace trece años. 

La Ley de Sanidad Vegetal, que se aplica en este procedimiento, considera exóticos los “Organismos de Control Biológico” (OCB) que “no estén presentes en nuestro territorio”, y Anagyrus fusciventris lo está. Es más, la cría en cautividad que pretendemos realizar procedería de poblaciones autóctonas recolectadas en cultivos de kaki de la Ribera del Xúquer. Entiendo que cuando importamos un OCB, tengamos que pedir al MITECO su conformidad. De hecho, así lo hemos hecho casos como el del Anagyrus aberiae o de la Tamarixia dryi. Pero en el caso de Angyrus fusciventris, no debería ser necesaria su intervención, por cuanto no se puede considerar un organismo exótico. El criterio que aplica Transición Ecológica, no se sustenta según el ámbito de aplicación de la Ley de Sanidad Vegetal y por lo tanto no debería tener validez para nuestro caso, siendo su intervención innecesaria. En este caso, el Ministerio de Agricultura debería tener libertad para actuar de la forma que considera oportuna, en función de las necesidades expresadas por el sector.

Ante la situación geoestratégica del mundo, todos los grandes informes elaborados para Bruselas por personalidades de reconocido prestigio, abogan por un golpe de timón de las políticas europeas puestas en práctica hasta la hecha. La globalización, tal y como la hemos concebido hasta la fecha, ya no es tal, por lo que garantizar la producción de alimentos en territorio comunitario debe convertirse en un objetivo estratégico de primer orden. En este sentido, hagámoslo de la forma menos complicada posible. Es ahora cuando hay que escuchar a los productores, tal y como se ha comprometido la presidenta de la Comisión Europea, haciendo atractiva esta actividad de tal modo que sirva de polo de atracción de jóvenes, que son los agricultores que producirán nuestros alimentos en el futuro.  

(*) Presidente de Frutas yHortalizas de CooperativesAgro-Alimentàries

Acceso al artículo de opinión en la página 6 del ejemplar de Valencia Fruits. 

Acceso íntegro al último ejemplar de Valencia Fruits.