Cirilo Arnandis: “El papel que usan en Bruselas lo aguanta todo”

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El Presidente Frutas y Hortalizas Cooperatives Agroalimentaries, Cirilo Arnandis, opina sobre la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea

Cirilo Arnandis (*)

El tradicional periodo navideño llegó a su fin, lo que significa en buena medida la vuelta a la normalidad. Para la mayoría supone el retorno a la rutina, mientras que para otros es la oportunidad de pasar página y de abrir nuevos proyectos. La llegada de un nuevo año supone realizar balance y analizar experiencias, al tiempo que permite generar nuevas expectativas personales, más allá de adelgazar, aprender inglés o dejar de fumar. 

“La presidencia española del Consejo de la UE presentó al inicio de su mandato un documento con cuatro prioridades: reindustrializar la Unión Europea y garantizar su autonomía estratégica abierta; avanzar en la transición ecológica y la adaptación medioambiental; impulsar una mayor justicia social y económica; y reforzar la unidad europea”

En ese mismo escenario están las instituciones comunitarias. Dentro de una rotación prefijada, la presidencia española del Consejo Europeo desarrollada durante el segundo trimestre del 2023 ha dado paso a la presidencia belga para el siguiente semestre, justo antes que Hungría, que ostentará esta responsabilidad en el segundo semestre de 2024. La novedad para el país magiar es que asumirá la presidencia justo después de unas elecciones europeas, lo que supone renovación de políticos, y probablemente de políticas.

Está institucionalizado que la presidencia del Consejo se ejerza en turnos rotatorios de seis meses por todos y cada uno de los Estados miembros de la UE. Para ello, se constituyen grupos de tres socios comunitarios, denominados “Tríos”, sistema instaurado por el Tratado de Lisboa de 2009. Así, cada grupo fija una serie de objetivos comunes en el contexto de los 18 meses de su actuación, elaborando un programa colectivo con aquellos temas de mayor relevancia que se deben de tratar en el Consejo. Con arreglo a este programa común, cada uno de los tres países que componen el “Trío” tiene la posibilidad de elaborar su programa semestral con mayor detalle. El actual “Trío” está compuesto por España, que acaba de finalizar su turno de presidencia, Bélgica y Hungría. Los tres países siguientes serán Polonia, Dinamarca y Chipre, y así hasta el año 2030, periodo previsto por la Decisión del Consejo 1316/2013 que regula la rotación.

Tal como está constituido este sistema, parece difícil elaborar un juicio sobre la actuación de cada uno de los Estados miembros que asumen la presidencia de turno del Consejo. El hecho de que las políticas se consensuen, en un primer escenario a tres, y en un segundo escenario a 27, parece dejar poco margen a la gestión de cada uno de les Estados. Digo parece, pues es el momento de poner en valor el peso específico que cada uno tiene dentro de la Unión, así como el momento, o más bien la oportunidad, de sacar adelante aquellas cuestiones que, sin llamar demasiado la atención, pueden ser objetivo específico de cada socio comunitario. Así pues, la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea hay que entenderla como una clara oportunidad que tiene un país, cada trece años y medio, de medir sus fuerzas respecto del resto y de obtener frutos en temas de especial interés propio.

“Por lo que hace referencia a la agricultura, la principal pretensión de la presidencia española era la de: poner el foco en impulsar y promover las tecnologías dentro del sector agroalimentario, esencial para la transición hacia un modelo más sostenible, productivo y adaptado al desafío del cambio climático, reduciendo nuestra dependencia de las importaciones ante un escenario geopolítico inestable”

La presidencia española presentó al inicio de su mandato un documento con cuatro prioridades: reindustrializar la Unión Europea y garantizar su autonomía estratégica abierta; avanzar en la transición ecológica y la adaptación medioambiental; impulsar una mayor justicia social y económica; y reforzar la unidad europea. Por lo que hace referencia a la agricultura, la principal pretensión de la presidencia española era la de “Poner el foco en impulsar y promover las tecnologías dentro del sector agroalimentario, esencial para la transición hacia un modelo más sostenible, productivo y adaptado al desafío del cambio climático, reduciendo nuestra dependencia de las importaciones ante un escenario geopolítico inestable”. A destacar, algunos aspectos relativos a lo que acontece con países terceros, la promoción de nuevas tecnologías y de la innovación, o la necesidad de dar visibilidad a las oportunidades que ofrece el mundo rural.

“En el caso de Bélgica, que sustituye a España en la presidencia de turno de la Unión Europea, en materia agraria, promoverá la reducción de la dependencia de la Unión Europea de terceros países para ciertos productos estratégicos”

Ya sabemos que el papel lo soporta todo y que Bruselas tiene un modo especial de entender su funcionamiento interno. Así, cualquier programa que se precie, cualquier proceso, cualquier idea, necesita obligatoriamente una serie de vocablos. Y digo vocablos porque, en esta ocasión, del dicho al hecho suele haber un trecho. Es necesario incluir frases como “transición hacia un modelo sostenible”, aunque la transición no se acabe nunca. Palabras como innovación, digitalización, sostenible, resiliente, clima -ya sea en su vertiente de crisis o de cambio-, pérdida de biodiversidad, así como economía circular o verde son de obligada inclusión. En el caso de Bélgica, que ya hemos comentado que sustituye a España en la presidencia de turno de la Unión Europea, aparece un nuevo concepto, y es que en materia de agricultura se pretende promover un enfoque holístico.

Me gustaría que, en medio de este entramado de vocablos, alguien, aunque sólo sea de pasada, se acordara de un concepto tan básico como es el de las rentas de los productores. A lo sumo, se incluye dentro del concepto de sostenibilidad, y siempre comprendiendo los ámbitos sociales y medioambientales, como si el concepto propio en sí mismo no tuviera suficiente relevancia. Y es que este punto depende mucho de las políticas que Bruselas está disponiendo en materia agrícola, asfixiando al producto europeo y facilitando la llegada procedente de países terceros, aunque ello ponga en riesgo la sanidad vegetal y, en ocasiones, pudiera ser que afectara incluso a la seguridad alimentaria. De todos modos, sabiendo que el “holismo”, por lo de holístico, es una doctrina que propugna la concepción de cada realidad como un todo distinto de la suma de las partes que lo componen, estén seguros de que las rentas de los productores europeos están más que aseguradas.

Si hacemos balance de lo acontecido durante la presidencia española de la Unión Europea, por lo que respecta a la agricultura, queda muy bien darle valor al hecho de avanzar en temas que se aprobarán en un futuro más o menos inmediato, pero sería injusto no reseñar algunos aspectos concretos que sí que se han cerrado en este periodo. Así, en estos últimos seis meses se ha podido reflexionar sobre la implementación de la actual PAC en su primer año de vigencia, teniendo presente que en breve se iniciarán los trabajos de la PAC post 2027, coincidiendo los Estados miembros que esta política es fundamental para los objetivos políticos de la UE. Estamos de acuerdo en que la PAC sirve para algo, aunque es seguro que, si se lo proponen en Bruselas, y son lógicos y consecuentes, podría valer para más cosas. 

Además, se ha realizado un seguimiento de los efectos de la invasión rusa de Ucrania y su repercusión en el alza de precios, se ha llegado a un acuerdo sobre el nuevo Reglamento de Indicaciones Geográficas Protegidas, se han producido avances en la normativa sobre nuevas técnicas genómicas de obtención de vegetales, y por supuesto, progresos en autonomía estratégica alimentaria. En el debe —aunque quizás mejor habría que ponerlo en el haber—, el hecho de que finalmente no se aprobara, al rechazarlo el Parlamento Europeo, el Reglamento de Uso sostenible de productos fitosanitarios. 

Uno de los temas al que no se le ha dado la relevancia necesaria es a las conclusiones alcanzadas en referencia a la visión a largo plazo para las zonas rurales de la Unión Europea, que debe de servir de base para la elaboración de la futura “Estrategia Rural Europea”. De todos modos, ya sabemos eso de que Bruselas escribe muy bien, pero muchas veces los hechos no tienen nada que ver.

Por lo que respecta a la presidencia belga, y una vez leídas sus prioridades, bien se podría decir que más de lo mismo. Quizás señalar el atrevimiento en escribir que, en relación con la cadena alimentaria, los costes y beneficios deben ser compartidos a lo largo de todos los eslabones que lo componen, asegurando que los agricultores reciben una compensación justa por sus esfuerzos. De igual manera, escribir que, en materia agraria, se promoverá la reducción de la dependencia de la Unión Europea de terceros países para ciertos productos estratégicos, es un desiderátum ante el que los hechos nos hacen poner los pies en el suelo, por mucho que algunas cosas y sobre todo por lo que hace referencia al Parlamento Europeo, están cambiando sustancialmente.

Bruselas nos tiene acostumbrados a manifestaciones tan rimbombantes como vacías de contenido, y es que el papel lo aguanta todo. Para ver si es verdad todo lo que se dice en eso de las relaciones con países terceros y con la sanidad vegetal de nuestras explotaciones, y que se podría legislar sin ningún impacto presupuestario para las arcas de la Unión Europea, ahí va una propuesta. Me atrevo a sugerir la ampliación de la obligatoriedad del tratamiento en frío a mandarinas y otras producciones procedentes de Sudáfrica. Una vez visto el nivel de detección de envíos contaminados, además de su posicionamiento geoestratégico y político -totalmente contrario al de la Unión Europea-, sobran argumentos para avanzar en esta cuestión, que no es más que un acto de justicia.

(*) Presidente Frutas y Hortalizas Cooperatives Agroalimentaries.

Acceso al artículo de opinión en la página 6 del ejemplar de Valencia Fruits. 

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