CIVAC-19 abre una nueva erapara la citricultura mediterránea

Gustavo Ferrada FA 25
Livingstone
AGROPONIENTE FA

Fruto de más de una década de investigación de Agromillora e IVIA, este portainjerto permite plantaciones intensivas más productivas, una mecanización eficiente y frutos de calidad uniforme

Julia Luz. Redacción.

La citricultura mediterránea atraviesa un periodo de transición histórica marcado por diversos desafíos que obligan a replantear los modelos productivos tradicionales. En este contexto, Agromillora, en colaboración con el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), ha presentado el CIVAC-19, un nuevo portainjerto de cítricos diseñado para afrontar los retos de sostenibilidad, eficiencia y mecanización que el sector demanda.

Claro ejemplo de  innovación varietal

El CIVAC-19 es el resultado de más de una década de investigación entre el IVIA y Agromillora. Se trata de un portainjerto híbrido de Citrus reshni (Cleopatra) y Poncirus trifoliata, cuya naturaleza semienanizante proporciona un vigor medio, clave para mantener copas de volumen reducido y especialmente relevante en las plantaciones de alta densidad, donde la densidad y la uniformidad del árbol son esenciales.

Entre sus atributos agronómicos, destaca su elevado nivel de eficiencia productiva, con rendimientos acumulados superiores a los otros portainjertos. Además, garantiza un buen tamaño de fruto y una maduración temprana. CIVAC-19 se distingue también por sus amplias tolerancias y resistencias, muestra alta resistencia a la salinidad, buena adaptación a suelos calizos y a condiciones de asfixia radicular, resistencia moderada a Phytophthora y cierta tolerancia al virus de la tristeza de los cítricos.
Los ensayos realizados en Andalucía han corroborado la superioridad del CIVAC-19 en variedades como Navelina, Valencia Late, Clemenules y limón Fino-49, tanto en términos de producción acumulada como de calidad de la fruta.

Un portainjerto, varios modelos de cultivo

El portainjerto CIVAC-19 introduce en la citricultura mediterránea el sistema de plantación de alta densidad, con dos modelos adaptables a las necesidades del productor: super alta densidad (SHD) y alta densidad (HD). El primero, con copas reducidas y marcos de plantación más estrechos, facilita la recolección mcon recolectoras sabalgantes. para fruta de industria o manual desde el suelo para consumo fresco, pudiendo combinar ambos sistemas. El segundo, de carácter intensivo pero con marcos más amplios que el SHD y más ajustados que los tradicionales, ofrece igualmente mayor eficiencia productiva y la recolección puede realizarse sin necesidad de escaleras.

“En ambos casos se trata de una propuesta disruptiva que permite producir más con menos recursos, en particular mano de obra, fitosanitarios y agua de riego, ofreciendo además el SHD la doble aptitud: fruta de calidad para consumo fresco mediante recolección manual, y fruta para industria con cosecha mecanizada”, explica Ignasi Iglesias, Director Técnico de Agromillora.

Iglesias subraya que el futuro de la citricultura, como en otras especies leñosas, pasa por reducir la dependencia de mano de obra y optimizar recursos como agua, fertilizantes y fitosanitarios, con el fin de lograr mayor eficiencia y sostenibilidad. Actualmente, la poda y la recolección suponen casi la mitad de los costes de producción, en un contexto donde la mano de obra es cada vez más escasa, cara y no especializada. Los modelos intensivos planteados ofrecen una gran alternativa, ya que permiten abaratar este coste: de 9 céntimos por kilo en árboles grandes se pasa a 7 en tamaño medio, 6 en alta densidad, 5 en super alta densidad y tan solo 2 céntimos cuando se emplean recolectoras cabalgantes. Además, la poda se mecaniza parcialmente y se completa con una intervención manual desde el suelo, lo que reduce los costes en más de un 30%, facilita el trabajo y aporta mayor sostenibilidad social al cultivo.

Intensificación, camino hacia la sostenibilidad

Este concepto busca producir antes, más y mejor, optimizando recursos y respetando el medio ambiente. Los sistemas de alta densidad ofrecen copas más pequeñas y bidimensionales, que reducen el consumo de agua y fertilizantes, favorecen una distribución uniforme de la luz y generan frutos de mayor calidad. Este tipo de copas mejora la aplicación de fitosanitarios, reduce la deriva y anticipa la entrada en producción, con árboles plenamente productivos a partir del cuarto o quinto año, adelantando el retorno de la inversión. Además, permiten diversificar el destino de la fruta, combinando mercado fresco e industria según la evolución de los precios.

Un paso adelante

La citricultura española busca reinventarse para mantener su competitividad. Gran parte de la superficie cultivada es reciente, reflejando interés tanto en producción como en diversificación y nuevas variedades. En este contexto, CIVAC-19 se presenta como clave para avanzar hacia plantaciones más rentables, tecnificadas y sostenibles. Según Iglesias, este modelo intensivo marcará el futuro del sector, siguiendo la senda de otros cultivos mediterráneos, y permitirá que España continúe liderando la innovación agronómica en la región.