Desde el centro de la DANA

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1 noviembre 2024. 4 días después de la gran DANA 2024.

DANA

Paco Borrás

Cuando la gran riada de 1957 arrasó el centro histórico de Valencia provocando cerca de 300 víctimas mortales yo tenia 5 años y en mi pueblo, Carlet, a 30 km al Sur de Valencia y a orillas del río Magro sufrimos también la entrada de una riada, no por el río sino por barrancos que bajaban directamente de las montañas cercanas.

A lo largo de mi vida he conocido tres grandes riadas, la comentada de 1957 que se cebó en Valencia, la de la Ribera del Xúquer de 1982, cuando se desmorono la presa de Tous que provoco 38 víctimas, y la actual que en estos momentos no sabemos cuantas víctimas nos dejara, pero serán muchísimas más que en las dos anteriores.

Lo que quiero contaros es que en los tres casos las circunstancias fueron muy similares. Era otoño y los meteorólogos lo anunciaron, y en particular en 1982 y ahora, como una DANA anteriormente conocida como gota fría. Depresión aislada en niveles altos.

En los tres casos se produjeron lluvias con registros superiores a 400 litros en doce horas y en los tres casos en algunas zonas con casos de más de 600 litros en sólo doce horas.

Y a la frase eso no se puede controlar, la respuesta es que sí se puede. Y como muestra que desde que en 1969 se acabó el gran desvío del cauce del río Turia que pasaba por el centro de Valencia, la capital no ha sufrido ninguna inundación y ha tenido varias ocasiones incluyendo la de estos días.

Cuando muchas personas llegan a Valencia y el avión aterriza desde el puerto, no dejan de sorprenderse de una obra que si esa persona viene a Valencia con cierta regularidad siempre ve el cauce seco. Si esa obra no estuviera hecha la catástrofe que estamos viviendo sería mucho mayor, porque esta vez el cauce también fue muchísimo más lleno que el viejo río Turia, que pasa por mismo centro de la ciudad.

Cuando colapsó la presa de Tous funcionaron los sistemas de avisos y el número de víctimas, algunos por imprudencias, ‘sólo’ fue de 38. Se inundó media comarca de la Ribera con grandes núcleos de población, afectó a más de 150.000 personas que tuvieron que refugiarse en primeros y segundos pisos. Cuando se acabó el problema se realizaron toda una serie de obras que han hecho mucho más segura la vida de esas poblaciones.

Ya entonces afloraron los problemas de invasión de cauces históricos por parte de actuaciones urbanísticas basadas en el hecho de que desde hacía décadas no se llenaban esos viejos cauces.

Cuando el río Magro totalmente seco recogió las lluvias de unos 60 km con medias entre 350 y 649 litros por metros cuadrado en 12 horas, con momentos puntuales máximos de 150 litros en una hora, se convirtió en un mar enloquecido. Esto era a las 17.30 horas del martes 29 de octubre y ya intuíamos que unos kilómetros más abajo en las ciudades de L’Alcúdia y Algemesí el cauce era la mitad de ancho y se desbordaría como pasó unas horas más tarde.

A las dos horas de la foto principal el río se desbordó ya en mi localidad y llego a entrar en algunas casas como la mía que están cerca del río, pero lo hizo de forma suave y alcanzó sólo unos 50 cm además de algunos garajes que se inundaron totalmente, pero nunca tuvimos riesgo para las personas.

Las dos ciudades con el cauce más estrecho están entras las más damnificadas, aunque no son el epicentro del desastre.

Para que tengamos una idea de nuestros viejos cauces, a las 36 horas de la primera foto este era la situación del río:

DANA puente

La zona donde se van a producir más de 400 muertos es un barranco que ha sido poco cuidado para pensar en estas grandes lluvias y que una serie de errores de información y malditas casualidades causaron un verdadero tsunami de barro y cañas.

Pero, a lo largo de mi vida he conocido estas tres grandes riadas y el hombre puede hacer mucho para prevenirlas, porque sabemos que vivimos en una zona donde podemos estar como este año con una pluviometría de 100 litros desde enero a septiembre y recibir 400 litros en un solo día de octubre.

Espero que la sociedad le haga mas caso a los geólogos, meteorólogos y científicos en general y menos a los oportunistas del corto plazo.