Discrepancias sobre el acuerdo de la pinyolà

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Las diferentes organizaciones agrarias de la Comunitat Valenciana muestran discrepancias en acuerdo alcanzado sobre la pinyolà

Para Asaja Alicante, el acuerdo enfrenta a citricultores y apicultores en una batalla “estéril y sin sentido”. / ARCHIVO

Valencia Fruits. Redacción.

Las dos principales organizaciones profesionales agrarias de la Comunitat Valenciana –la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) y La Unió de Llauradors i Ramaders– junto a Cooperatives Agro-alimentàries consideran que la propuesta que han consensuado y han trasladado a la Conselleria de Agricultura para buscar una solución al problema de la pinyolà, es decir, la polinización cruzada entre plantaciones de cítricos, es “la más razonable y de futuro para lograr una convivencia de los citricultores y apicultores valencianos y esperan un compromiso firme por parte de Conselleria de habilitar partidas presupuestarias suficientes para cumplir con estos retos”.

Estas entidades defienden que ellas no firman el Acuerdo de la pinyolà que corresponde al Consell, sino que han presentado una propuesta, como han hecho otras organizaciones. Su propuesta “busca avanzar y establecer unas medidas transitorias, con derechos y obligaciones tanto para el sector citrícola como el apícola, a fin de conseguir en 2026 unas mejoras que darían una mayor garantía a los apicultores para colocar colmenas de abejas en toda la geografía autonómica y también a los citricultores al asegurar que no se va a producir pinyolà”.

En resumen, estas medidas consisten en la puesta en marcha en febrero de 2023 del mapa agronómico de la Comunitat Valenciana; la aprobación de una línea de ayudas entre 2023 y 2025 para la reconversión de variedades que puedan ser susceptibles de polinización o de provocarla pues algunas de ellas ya no tienen interés comercial y por lo tanto es esencial ese apoyo para adaptarse al mercado; la aprobación de una línea de ayudas entre 2023 y 2025 para apoyar la instalación de un sistema de enmallado en estas plantaciones durante la época de floración que mejoraría la calidad del fruto y por lo tanto su valor, de tal manera que a partir de febrero de 2026 su enmallado sea obligatorio; y la aprobación de ayudas ganaderas para que en febrero de 2026 todos los asentamientos de colmenas que se establezcan en la Comunitat Valenciana, sean originarias o trashumantes, estén geolocalizadas a través de GPS o chip.

Cooperatives Agro-alimentàries, La Unió y AVA-Asaja onstatan que su propuesta “ha funcionado bien ya en otras zonas citrícolas, como Estados Unidos, donde se han aplicado este tipo de decisiones. En Marruecos asignan zonas libres de colmenas a la variedad híbrida Nadorcott para que no haya pinyolà, y aún así, ha sido un año de pepitas porque con la sequía las abejas han emigrado a esas áreas aisladas. Es evidente que si queremos mantener variedades híbridas de cítricos en el futuro, no hay otra alternativa que instalar un enmallado y nuestra propuesta contempla ayudas para ello”.

Por eso, las tres entidades esperan que “el resto de entidades acaben revisando sus posturas y pasen a manifestar una actitud proactiva y profesional con la que demuestren que quieren solucionar un problema y no ser unos oportunistas para pescar en río revuelto. Nosotros vamos a defender lo que es correcto, aportando soluciones fiables y que entroncan, además, con las estrategias de la Unión Europea en respeto al medio ambiente, biodiversidad y defensa de los insectos polinizadores, esenciales para una adecuada productividad en multitud de cultivos como hortalizas, frutales de hueso, kiwis o aguacates. Tenemos una gran oportunidad de poner fin a un conflicto y sería una irresponsabilidad no aprovecharla”.

Asaja Alicante se opone

Un acuerdo que perjudica a los productores de clementinas y a los apicultores que encima se ha firmado “a traición” entre entidades que no representan ni a los productores de miel ni a la totalidad de los citricultores. Así describe la dirección de Asaja Alicante el pacto alcanzado el martes 1 de marzo por la Conselleria de Agricultura y algunas entidades agrarias para limitar la apicultura en las inmediaciones de cultivos cítricos en todo el territorio valenciano, conocido como decreto de Pinyolà.

La Administración Valenciana ha concedido 24 horas a las organizaciones agrarias no firmantes para enviar alegaciones, trámite que los representantes de los agricultores y apicultores alicantinos han cumplimentado en tiempo y forma en alegaciones dirigidas a Antonio Quintana, director general de Agricultura, Ganadería y Pesca. No obstante, el escrito sellado por el presidente de la organización, José Vicente Andreu, lamenta que “nunca se nos convoca con tiempo suficiente para trabajar los temas de interés apícola de forma coherente y consensuada para que se puedan presentar respuestas y soluciones equilibradas”.

Oposición “tajante”

Asaja Alicante ha expuesto su rotunda oposición a este acuerdo que pretende “limitar la polinización cruzada entre plantaciones de cítricos”, según el encabezado literal del pacto. Esta medida culpa a las abejas de la aparición de semillas o piñones en los frutos y enfrenta desde hace décadas a ambos sectores en un conflicto estéril y sin sentido, ya que no asume la realidad científica del problema: las responsables de la polinización cruzada no son las abejas, sino las variedades de mandarinas híbridas que se han introducido en el campo valenciano desde finales del siglo pasado. Esta es la primera de las alegaciones presentadas por Asaja Alicante.

En segundo lugar, la organización ha respondido a los firmantes que “el acuerdo no deja claro que las clementinas valencianas son, junto con los apicultores, los perjudicados por la introducción de las mandarinas híbridas en el mapa productivo de cítricos en la comunidad Valenciana”. Como tercer motivo, la asociación que preside Andreu alega que el acuerdo de Pinyolà “no sólo es perjudicial para los apicultores, sino que daña gravemente a todo el sector frutícola valenciano”. Por último, Asaja Alicante deplora este pacto -presentado por los firmantes a la opinión pública de forma artera como un pacto de consenso- por “desoír nuestras propuestas de manera reiterada y querer cerrar un acuerdo solo con parte del sector y de manera precipitada”.

Además, Asaja Alicante ha rechazado la nueva obligación de incluir un GPS en todos los asentamientos que se sitúen en la Comunidad Valenciana a partir de febrero de 2026. “Nos parece inaudito y gravísimo que se exija en la Comunidad Valenciana un sistema de geolocalización de colmenas que hace aún más estricta la legislación nacional y autonómica, en la que ya se estipula cuáles son los métodos de identificación animal. Los métodos vigentes son utilizados en todo el territorio nacional, identifican de forma inequívoca las colmenas de las explotaciones apícolas y permiten identificar a cualquier titular de colmenas en todo el territorio Español”, trasladan al alto cargo de la Conselleria. También denuncian que el sistema de alejamiento de colmenas por municipio se basa en “información geográfica imprecisa, obsoleta y opaca”, según trasladan al alto cargo de la Conselleria.

Ni consenso ni puntería

En el escrito de alegaciones, Andreu recuerda a los firmantes que en enero de 2021 “todas las organizaciones agrarias y asociaciones vinculadas al sector apícola firmamos un documento conjunto, consensuado y acordado con la finalidad de buscar soluciones tangibles y reales al problema de la Pinyolà”. Este documento incluía medidas que facilitarían la actividad tanto citrícola como apícola y la convivencia entre ambas. Sin embargo, la Administración no ha atendido a estas peticiones conjuntas pese a haber tenido un año para convocar a las partes y trabajar las soluciones.

Se preguntan también desde Asaja Alicante por qué ha apoyado este acuerdo el Comité de Gestión de Cítricos. “Si su finalidad es defender la citricultura valenciana, tiene una gran oportunidad para ello oponiéndose a la entrada masiva de cítricos de terceros países y dejando de ser el canalizador de dichas importaciones por medio de sus redes comerciales”, resalta en el texto. “Es pura hipocresía que algunos exportadores se opongan a la apicultura aquí mientras incluyen el sello Bee Friendly en sus productos orientados a la venta en Europa”, denuncia también Andreu.” Hacen más daño a las clementinas valencianas las mandarinas importadas de Sudáfrica por los comercios valencianos que las abejas de los apicultores”, sentencia el escrito.