Diseñan un disolvente para obtener compuestos beneficiosos de los frutos rojos

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La Universidad de Huelva propone el uso de disolventes NADES que se pueden adaptar para conseguir compuestos bioactivos de distintos tipos de subproductos agroalimentarios

Reino Unido

Los NADES se obtienen a partir de compuestos procedentes de fuentes naturales como los residuos de la fruta, por ejemplo, azúcares y ácido cítrico, entre otros. / Archivo

Efeagro.

Investigadores de la Universidad de Huelva ha diseñado un disolvente para obtener compuestos beneficiosos de los frutos rojos, se trata de extractantes ‘verdes’ que se pueden adaptar a cada tipo de sustancia que se quiera obtener, y además no genera elementos tóxicos y produce emisiones mínimas.

Hasta ahora, para separar los distintos componentes de interés de los productos naturales se usaban disolventes como la acetona, el éter etílico o metanol. Aunque su uso está regulado, la comunidad científica trabaja para reducir la toxicidad y las emisiones atmosféricas que producen o su impacto ambiental.

Como alternativa, ha informado la Fundación Descubre en un comunicado, los investigadores del grupo Análisis Agroalimentario, Salud y Economía Circular de la Universidad de Huelva proponen el uso de disolventes denominados NADES (disolventes eutécticos profundos naturales), que se pueden adaptar para conseguir compuestos bioactivos de distintos tipos de subproductos agroalimentarios.

Los NADES se obtienen a partir de compuestos procedentes de fuentes naturales como los residuos de la fruta, por ejemplo, azúcares y ácido cítrico, entre otros. Éstos se ajustan a los principios de la química verde, es decir, no generan elementos tóxicos, producen emisiones mínimas y cumplen los requisitos de seguridad de la industria.

“Lo elegimos porque la técnica que empleamos en él es reproducible, es decir, podemos emplearla en otro tipo de desechos como el de la fresa o la mora”

El objetivo de los científicos era diseñar un disolvente para aprovechar los residuos agroalimentarios de los frutos rojos como el arándano: “Lo elegimos porque la técnica que empleamos en él es reproducible, es decir, podemos emplearla en otro tipo de desechos como el de la fresa o la mora”, ha explicado la investigadora de la UHU María de los Ángeles Fernández Recamales.

La elaboración de un NADES es como cocinar un puchero. Se requiere ingredientes correctos y de calidad -la mezcla de compuestos químicos- y la aplicación adecuada de energía, como emplear el fuego adecuado.

Así, para diseñar su propuesta los expertos partieron de componentes naturales, del tipo que pueden encontrarse en el organismo humano, y lo mezclaron en distintas proporciones hasta encontrar un disolvente con propiedades físico-químicas adecuadas, como los ingredientes más apropiados para una receta de cocina.

Se requiere un elemento sólido, en este caso, las hojas del arándano, y uno líquido: el disolvente mezclado con agua. “En concreto, elaboramos 10 disolventes para comprobar cuál funcionaba mejor y era más parecido a los tradicionales que se emplean en la industria”, ha explicado Fernández Recamales.

Adaptar la mezcla

Después, seleccionaron las hojas de arándano y emplearon el NADES para extraer compuestos polifenólicos en las mismas condiciones que se haría con un disolvente tradicional. Estos compuestos antioxidantes pueden emplearse como aditivo en la industria agroalimentaria, cosmética y farmacéutica.

Así, seleccionaron el más apropiado y emplearon metodología estadística para comprobar qué condiciones favorecían la extracción: “Este análisis nos permite adaptar el agente de separación al tipo de subproducto que estamos tratando, y obtener distintos tipos de compuestos en función de nuestras necesidades, como los polifenoles”, ha indicado.

Tras realizar distintas pruebas, determinaron que aplicando como fuente de energía ultrasonidos a la mezcla de hojas de arándano y NADES, replicaban mejor los efectos de los disolventes tradicionales para obtener polifenoles.

Los siguientes pasos de este equipo científico se dirigen al uso de disolventes hidrofóbicos (que evitan mezclarse con el agua) para obtener compuestos vegetales denominados carotenoides, es decir, pigmentos naturales que aportan, por ejemplo, su color a la zanahoria.