España celebra el día de la seguridad alimentaria con el foco en los alimentos importados

AgroFresh FRESCOS

El 7 de junio, España celebra el día mundial de la seguridad alimentaria

Hortalizas en un puesto de un mercado. / JL

Juan Javier Ríos. Efeagro.

España celebra este viernes el día mundial de la seguridad alimentaria tras un semestre marcado por las protestas de los agricultores que llevaron a situar uno de los focos en el grado de inocuidad de los alimentos importados desde terceros países

Esas manifestaciones trasladaron al debate público el volumen de alimentos importados y la calidad de los mismos porque una de las reivindicaciones de los agricultores es la imposición de las conocidas como “cláusulas espejo” para que todo alimento que entre en el territorio comunitario cumpla las mismas exigencias y condiciones de producción que los elaborados en la UE.

Una derivada que se deslizó con el paso de los días fue si estos alimentos llegaban en condiciones óptimas de seguridad alimentaria y en ese debate entraron no sólo asociaciones de productores o de consumidores, sino también medios de comunicación generalistas y hasta representantes políticos.

Un “boom” que, con los titulares en la mano, alertaban de hepatitis en fresas o pesticidas en melones.

Alertas en la Rasff

Lo cierto es que son alertas publicadas en el Sistema de alerta rápida para alimentos y piensos de la UE (Rasff) que se convirtió en una fuente de cabecera para testar el nivel de seguridad alimentaria en el territorio comunitario.

Pero eran alertas por detección en frontera, algo habitual dentro de los mecanismos de la Unión Europea para minimizar precisamente los riesgos de llegada de alimentos que no cumplan con las condiciones pertinentes de seguridad alimentaria.

De hecho, de un reciente análisis efectuado por Efeagro en esta red, se concluye que España notifica una alerta alimentaria semanal en las fronteras.

Las causas son múltiples: presencia de aflatoxinas por encima del límite máximo permitido; por rupturas de la cadena de frío; presencia bacteriana (salmonella, vibrio cholerae o E.coli) de virus (hepatitis); o detección de parásitos como el anisakis en pescado, entre otros.

Alto nivel de cumplimiento

A pesar de ello, el nivel de cumplimiento de los requisitos para entrar en el territorio UE es elevado para las partidas importadas desde terceros países y superan el 96 % tanto para alimentos de origen animal como vegetal, según el último informe (año 2021) publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).

El plan de controles oficiales establece que se haga inspección al 100 % de las partidas que se introducen en la Unión a través del análisis de muestras proporcionales al volumen de dicha partida.

Según el plan vigente, cuando una partida es rechazada en frontera, como ocurrió con las fresas marroquíes con hepatitis A, las autoridades proceden a su reexpedición, transformación, destrucción, sacrificio (animal vivo) u otros tratamientos, en función del tipo de alimento y de las características que presenta y para no poner en riesgo la seguridad alimentaria y sanidad de los consumidores.

Esta semana, la directora ejecutiva de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), Isabel Peña-Rey, participó en un desayuno informativo y allí defendió los “altos estándares” de seguridad alimentaria que hay en la

Unión Europea, especialmente impulsados desde la irrupción del “mal de las vacas locas” a principios de siglo.

“Gracias a eso sabemos que los productos que comemos están muy controlados, con sistemas de inspección y supervisión para garantizar la seguridad alimentaria”, concluyó.

Con todo, está claro que no hay que escatimar esfuerzos en seguir reforzando los niveles de seguridad alimentaria para minimizar aún más los riesgos en la llegada de alimentos.

Un debate aparte se puede establecer sobre la idoneidad de imponer esas “cláusulas espejo”, que España defiende, para que esos alimentos que se compran a terceros países cumplan con los mismos estándares de calidad.