FIAB advierte sobre la desconfianza hacia la industria alimentaria

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El presidente de FIAB, Tomás Pascual, advierte que una parte de la sociedad siente “desconfianza” hacia el sector debido a los rumores y la “desinformación”

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Tomás Pascual, presidente de la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas. / FIAB

El presidente de la patronal de la industria alimentaria, Tomás Pascual, advierte que una parte de la sociedad siente “desconfianza” hacia el sector debido a los rumores y la “desinformación”, por lo que combatir este fenómeno será una de las prioridades de su mandato.

Tomás Pascual, que asumió la presidencia de la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) el pasado mes de diciembre, repasa en una entrevista con Efeagro la mejoría de la economía del país, el papel de motor que ejerce este sector y los desafíos que afronta.

“Empieza a haber una percepción por parte del consumidor de que la industria agroalimentaria no es la que mejor alimenta (…). Hay mucha desinformación ahora mismo, desde ‘fake news’ hasta pseudo-ciencia, lo que hace que se empiece a cuestionar la calidad e incluso la seguridad de los alimentos”, lamenta.

El también presidente del grupo Calidad Pascual incide en que los esfuerzos del sector deben concentrarse en la salud y los hábitos nutricionales. “Nuestro gran reto ahora es la confianza del consumidor, porque es el que nos da de comer”, argumenta el dirigente patronal, quien considera que la sociedad recibe a menudo informaciones basadas en “medias verdades” y alarmistas.

Dentro de esta estrategia se enmarca el plan suscrito con el Ministerio de Sanidad dirigido a mejorar el perfil nutricional de los alimentos y bebidas, apoyado por fabricantes, supermercados y cadenas de restauración, de carácter voluntario y que pretende reducir la cantidad de azúcar, grasas y sal presente en embutidos, patatas fritas, lácteos, refrescos, salsas o galletas, entre otros.

“Hay que reconocer que hay un problema y actuar en consecuencia. Este plan de mejora ayuda. Hemos querido hacerlo antes de que a alguien se le ocurra legislar de una forma parcial, todo lo que nos vayamos anticipando es terreno que habremos ganado”, defiende.

Tomás Pascual apunta, no obstante, que la clave radica en acostumbrar al consumidor a comprar productos “con menos sabor, menos dulces, menos salados o con menos grasas”, aunque debe hacerse de forma conjunta para que los fabricantes que implementen estos cambios no vean caer sus ventas respecto a quienes no los hagan.

En su opinión, el consumidor ya se preocupa por “cuestiones medioambientales, de sostenibilidad, sobre cambio climático, energías limpias, desperdicio alimentario o bienestar animal”, aunque “menos de lo que parece por el ruido en las redes sociales”.

Algunas comunidades autónomas ya están aprobando impuestos especiales sobre varios de estos temas sobre todo por “presión social”, afirma Pascual, tras insistir en que el sector necesita de “unidad de mercado” y una “armonización” normativa para que no existan diferencias entre regiones.

De hecho, asegura que el impuesto a las bebidas azucaradas implementado hace un año en Cataluña ha tenido “una recaudación mínima”, e insta a “no demonizar” ingredientes, ni “intentar regular con impuestos lo que debe hacerse con educación” por motivos que, en su opinión, son más bien ideológicos.

Como representante del principal sector industrial del país —equivale al 3% del PIB nacional-—, se muestra optimista sobre el crecimiento económico de España, aunque reconoce que variables como la subida del precio del petróleo o de los tipos de interés pueden hacer que se resienta el consumo.

“Hoy resistiríamos mejor una crisis, pero faltan medidas estructurales. Hemos hecho un ajuste de competitividad por la deflación salarial y la economía crece en torno a elementos sólidos, no como antes, cuando se basaba en el inmobiliario y podía caer en cualquier momento”, asevera.

“La alimentación no es el sector que más se está aprovechando (de la recuperación económica), crecemos en torno a un 1% anual”, añade el dirigente patronal. Recuerda que a la caída de población se suma la existencia de un consumidor “más exigente, más austero y más inteligente” tras la crisis.

Por este motivo, el aumento de ingresos deberá proceder de las exportaciones y de la venta de productos con mayor valor añadido, un objetivo en el que juega un papel clave la innovación. En esta materia, FIAB pretende “ordenar y coordinar mejor” los fondos disponibles para I+D, ya que actualmente “la colaboración público-privada no está suficientemente establecida” y hay líneas “que no se aprovechan al máximo. Todavía no estamos invirtiendo lo que debemos, ni las empresas ni la administración”, admite.