En una sesión de la MSF y la OMC, Freshfel Europe ha manifestado que los acuerdos sanitarios y fitosanitarios son insuficientes y ha propuesto medidas a corto y largo plazo para agilizar procesos como el de acceso al mercado
Lucía Palencia. Redacción.
Freshfel Europe ha estado presente este martes 8 de noviembre en la sesión del Comité de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (MSF) de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en Ginebra, durante la cual pidió la aplicación meticulosa de los acuerdos MSF y de la facilitación del comercio de la OMC. Consideran que son muchos los países que ignoran las normas sanitarias y fitosanitarias y que los requisitos que se establecen son poco realistas, lo que, combinado con la falta de normas internacionales de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF), impide el desarrollo del comercio.
Durante una sesión sobre normas internacionales y mejores prácticas en la identificación, evaluación y gestión de riesgo de plagas, el delegado general de Freshfel Europe, Philippe Binard, subrayó el comercio seguro como requisito previo para la producción sólida y sostenible del sector hortofrutícola. Desde Fresfel Europe se muestran insatisfechos con las normas actuales de los acuerdos de la OMC sobre medidas sanitarias y fitosanitarias. La actual situación, dicen, crea desigualdad entre los miembros de la OMC en función de si tienen mercados sanitarios y fitosanitarios abiertos o cerrados. Los sistemas cerrados, en muchos países asiáticos y americanos, limitan significativamente las oportunidades comerciales debido a la larga, costosa, y no siempre exitosa, negociación de los protocolos de exportación. Por ello, las exportaciones de la UE a terceros países están muy por debajo de su potencial real. Actualmente se sitúan en 7,1 millones de toneladas por valor de 8.600 millones de euros a 145 países, aunque las exportaciones de la UE se destinan principalmente a los países vecinos que operan con los llamados sistemas “abiertos”.
La actual situación crea desigualdad entre los miembros de la OMC en función de si tienen mercados sanitarios y fitosanitarios abiertos o cerrados
Durante la reunión Binard declaró que las normas sanitarias y fitosanitarias de la OMC deberían “equilibrar el nivel adecuado de protección de las plantas y productos vegetales sanos sin barreras comerciales innecesarias, al tiempo que debe fomentarse el uso de normas internacionales”. Añadió que los principios clave consagrados en esos acuerdos “están lejos de ser la realidad, ya que los acuerdos sanitarios y fitosanitarios internacionales estipulan que las medidas de acceso al mercado deben estar basadas en la ciencia y el riesgo, ser justificables, así como no discriminatorias, no distorsionar el comercio y ser viables, rentables y acordadas de manera oportuna”.
Según Freshfel Europe todavía quedan por superar demasiados retos para acceder al mercado; el proceso de negociación es costoso y consume muchos recursos humanos y de tiempo, ya que se debe realizar uno por uno, con cada Estado miembro y con cada producto, e incluso, en ocasiones con cada variedad. También encuentran dificultosa la negociación de los protocolos sanitarios comunes a toda la UE, debido a que faltan recursos humanos para gestionar las solicitudes. Una vez completados los acuerdos, la aplicación de los protocolos también restringe la actividad empresarial debido a los costes relacionados con la autorización previa y las visitas de los inspectores para el registro de los huertos y las instalaciones, la segregación de la logística y otros retos operativos y de gestión para cumplir con los requisitos.
En la UE el sector de los productos frescos es uno de los más afectados por la actual situación geopolítica. Muchos de los exportadores han tenido que reorientar sus destinos de exportación, y, la apertura de un mercado es hoy un proceso incierto, que conduce generalmente a volúmenes comerciales limitados. Philippe Binard añadió que las normas de acceso al mercado “parecen estar diseñadas para limitar el comercio por razones proteccionistas y no sanitarias”. Binard afirmó que los protocolos “suelen establecer requisitos que son inflexibles, costosos y/o difíciles de aplicar, que exigen una planificación y un registro de las instalaciones con mucha antelación, y que no proporcionan la flexibilidad necesaria para adaptarse a las nuevas oportunidades comerciales o a los cambios en la demanda del mercado”.
“Los protocolos suelen establecer requisitos que son inflexibles, costosos y/o difíciles de aplicar, que exigen una planificación y un registro de las instalaciones con mucha antelación, y que no proporcionan la flexibilidad necesaria para adaptarse a las nuevas oportunidades comerciales o a los cambios en la demanda del mercado”
En este contexto, Freshfel Europe propuso a los miembros de la OMC y de la CIPF varias acciones a corto y largo plazo para hacer frente a esta situación. Afirman que con la correcta aplicación de los acuerdos del MSF y el uso de la CIPF mejoraría significativamente el proceso de acceso al mercado. La simplificación del proceso de negociación sería posible mediante la ampliación a otros Estados miembros las disposiciones existentes en la UE o la agrupación de solicitudes de productos con perfiles de riesgo similares o idénticos. Señalan que un mayor uso de la digitalización también supondría una ventaja para la e-phyto o la visioinspección. A largo plazo, la CIPF debería establecer una serie de normas internacionales con base científica para las plagas más comunes, con el fin de facilitar el proceso.
Philippe Binard concluyó con que el 95 % de los consumidores están fuera de la UE, y aunque el comercio nacional e intracomunitario es importante, “las oportunidades de exportación no deben dejarse de lado por el equilibrio del mercado”. “Los productos frescos de la UE tienen mucho que ofrecer en los mercados mundiales, siempre basados en la calidad del sistema de producción y comercio sostenible”, finalizó Philippe Binard.