La empresa de Burriana y la cooperativa de Betxí emprenden un proyecto de integración enfocado a la pervivencia y expansión de la pequeña y mediana agricultura

Emilio Balaguer, presidente de la Cooperativa San Alfonso, y César Claramonte, CEO de Grupo Clasol. / VF
Raquel Fuertes. Valencia
En un evento informativo celebrado el 12 de septiembre en la ciudad de Valencia se ha dado a conocer una nueva operación societaria que cambia los esquemas a los que se está acostumbrando el sector agrícola y más concretamente, citrícola español.
En esta ocasión Grupo Clasol y la Cooperativa San Alfonso se integran para crear un grupo hortofrutícola líder. La nueva alianza centrará su innovador modelo de negocio en la producción de cítricos y fruta de hueso. La nueva entidad contará con cuatro centros de confección distribuidos en la zona mediterránea, 2.500 hectáreas de producción y más de 2.000 empleados. Un grupo que integra a más de 800 familias de agricultores.
El resultado de la integración es un operador del sector hortofrutícola con capital 100% valenciano integrado verticalmente de origen a destino
El resultado de la integración es un operador del sector hortofrutícola con capital 100% valenciano integrado verticalmente de origen a destino (cultivo, procesado, comercialización y transporte). La estrategia comercial se orientará a cadenas de alimentación, con un presupuesto de facturación para la campaña 2023/2024 superior a 120 millones de euros y suministro a más de 30 países.
Emilio Balaguer, presidente de la Cooperativa San Alfonso, afirma “las cooperativas quedan en tierra de nadie y deberán seguir reinventándose. Esta integración permitirá afrontar los retos a los que nos enfrentamos: incrementar volúmenes de fruta propia, reconversión varietal e inversión en modernización de almacenes”.
César Claramonte, CEO de Grupo Clasol, asegura “estamos creando un modelo de negocio pionero e independiente para defender los intereses de los pequeños agricultores locales (actualmente 800 familias), así como un plan de viabilidad económico alternativo para los casos en los que no exista relevo generacional y/o cooperativas de menor tamaño. Nuestra pretensión es ser una plataforma referente para la integración de un proyecto gestionado por agricultores”.
El nuevo grupo empresarial tiene previsto realizar grandes inversiones en sus centros de confección y manipulado, con cifras que podrían superar los 40 millones en 5 años, así como en sus cultivos orientados principalmente a los cambios varietales para disponer de los productos con mayor demanda en el mercado a un precio competitivo.
César Claramonte concluye “tenemos un ambicioso plan de negocio a 5 años que nos permitirá adquirir el tamaño suficiente para suministrar a los clientes en igualdad de condiciones con los grandes grupos hortofrutícolas existentes, formados por fondos de inversión manteniendo su independencia e intereses al servicio de la agricultura”.
El anuncio ha sido acogido con expectación en el sector y supone una posibilidad de crecimiento para explotaciones que se veían abocadas al abandono por las bajas rentabilidades y la dificultad para competir en un mercado cada vez más complejo en el que han entrado actores ajenos al sector.