Inmaculada Rodríguez-Piñero valora la implicación institucional y del sector para que la citricultura española haya logrado hacerse hueco en la agenda de Bruselas
Inmaculada Rodríguez-Piñero (*)
La futura inclusión del tratamiento en frío en la normativa de la UE para proteger a los cítricos europeos de la importación de plagas significa para nuestros agricultores y agricultoras poner una pica en Flandes. La RAE define esta histórica y conocida expresión como “conseguir algo de especial dificultad”. Y no ha sido para menos. Aunque ahora lo veamos tan cerca, para conseguir que se redacte negro sobre blanco el ‘cold treatment’ en el reglamento comunitario decenas de personas han tenido que dedicar muchas horas de trabajo y han tenido que hacer mucha pedagogía para conseguir, por ejemplo, que la Comisión Europea asumiera los argumentos del sector. Hace tan solo tres semanas el tema no estaba ni mucho menos claro.
El sector ha hecho un esfuerzo encomiable de unidad y ha inundado a la Comisión Europea con datos sobre la necesidad de la aplicación del tratamiento en frío. El Gobierno valenciano, liderado por el presidente Ximo Puig, ha convencido y surtido de información científica a las instituciones europeas sobre la necesidad de incorporar esta normativa. Clave ha sido el Gobierno de España y su ministro de Agricultura Luis Planas en la negociación con la CE y los demás países, pues hasta en tres complicadas reuniones han puesto encima de la mesa la perentoriedad del ‘cold treatment’. Tampoco podemos olvidarnos de la Conselleria de Agricultura y los técnicos y técnicas de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, que fueron quienes denunciaron y evidenciaron los incumplimientos de Sudáfrica y el riesgo que su mala praxis en el combate de la Thaumatotibia Leucotreta supone para nuestros cítricos.
Porque el resultado de este trabajo en equipo y de esta dura negociación tiene una dimensión más allá de esta legislación concreta que, con toda probabilidad, se aprobará este mes. ¡Hemos conseguido que la citricultura valenciana esté en la agenda de la Comisión Europea! Y no es poca cosa, pues hemos generado un marco en el que se tiene en cuenta las demandas del sector europeo y que puede mejorar en las próximas campañas la normativa que se apruebe. Naranjas, mandarinas, limones y pomelos ya suenan en los despachos de Bruselas, donde nos ven gente responsable y rigurosa.
Cuando en julio de 2021, el sector, la Generalitat y yo misma decidimos poner en marcha el Foro Citrícola Valenciano para tener voz en Bruselas nos pusimos varias metas, entre ellas, la obligatoriedad para Sudáfrica de aplicar el tratamiento en frío. Siete meses después, lo hemos conseguido para más de 400.000 toneladas de naranjas al año. Sin duda, un triunfo sin precedentes de nuestra citricultura en la UE, para lo que fue clave la implicación del sector junto con el Gobierno de España y el presidente de la Generalitat para explicar nuestros argumentos y convencer a la Dirección General de Salud Vegetal de la CE.
Por tanto, de esta pica en Flandes debemos sacar dos conclusiones en las que llevo años insistiendo. La primera, que la citricultura española debe estar en Bruselas todos los días y debe anticiparse a la legislación. De nada sirve reivindicar cuando la normativa está aprobada o cuando las decisiones se han tomado. Y segunda. El sector debe estar unido y acompañar sus pretensiones con datos científicos y argumentos. En este tema lo hemos hecho. Enhorabuena a todas y todos y a seguir trabajando.
(*) Eurodiputada del PSPV-PSOE y miembro de la Comisión de Comercio Internacional