La presidenta del Comité de Gestión de Cítricos, Inmaculada Sanfeliu opina sobre las interceptaciones de cítricos importados de Sudáfrica con la Mancha negra y la Falsa Polilla
Inmaculada Sanfeliu (*)
Sudáfrica, país exportador a la UE afectado por la ‘Falsa Polilla’ (Thaumatotibia leucotreta o FCM) y por la ‘Mancha negra’ (Phyllosticta citricarpa, Citrus Black Spot o CBS), viene cuestionando de forma sistemática, año tras año, la necesidad de las medidas fitosanitarias establecidas por la UE para evitar la entrada de ambos organismos nocivos prioritarios y cuarentenarios, un insecto el primero y un hongo el segundo. Y siempre lo hace tergiversando, confundiendo, enmarañando, falseando, manipulando, enredando y, lo más grave e intolerable, mintiendo, amenazando y chantajeando a la UE y con formas que dejan bastante que desear.
Los cítricos sudafricanos están teniendo una campaña 2023 muy complicada por la elevada presencia ‘Mancha negra’ debido a las lluvias caídas durante la floración. De hecho, los 32 rechazos a Sudáfrica acumulados por esta enfermedad hasta agosto, a falta de los dos meses comercialmente más álgidos de su campaña, ya superan su marca del año pasado (28) y prueban que este hongo está desatado en Sudáfrica y no es controlado con los tratamientos más eficaces (y más caros).
Sudáfrica pone en tela de juicio con amenaza de Panel en la OMC la necesidad de las medidas fitosanitarias preventivas de la UE para evitar la entrada de P. citricarpa en importaciones de los países exportadores afectados (Zimbabue, Argentina, Brasil, Sudáfrica y Uruguay). En las parcelas destinadas a la exportación a la UE deben aplicarse tratamientos apropiados para el control de la enfermedad y es obligatorio realizar inspecciones oficiales para garantizar que los frutos recolectados no presentan síntomas de ‘Mancha negra’.
P. citricarpa, causante de la enfermedad conocida como ‘Mancha negra’, está considerada como organismo cuarentenario y prioritario en la UE —en el top 20 de las plagas de mayor impacto económico y medioambiental— y representa un grave riesgo para los países comunitarios productores de cítricos cuando se importan agrios en la UE originarios de países extracomunitarios en los que está presente este hongo.
Seria amenaza
P. citricarpa origina pérdida de calidad del fruto (enfermedad estética, según palabras de los sudafricanos restándole importancia) y de rendimientos severos (por caída prematura de frutos por CBS). Las lesiones necróticas deprimidas en la corteza de los agrios como consecuencia del CBS inhabilitan la fruta para el mercado de consumo en fresco, lo que sería particularmente grave para la citricultura española, líder mundial en exportación de cítricos en fresco, y por sus elevados costes, los más elevados del mundo, que crecen exponencialmente con niveles elevados de destrío en los almacenes de confección.
En este sentido, este hongo es una seria amenaza para nuestra industria, que debe mantener unos elevados estándares de calidad para competir en los cada vez más exigentes mercados de exportación, y causa graves daños en los frutos de todas las especies y variedades del género Citrus.
Los impactos de las plagas prioritarias (solo 20 para todos los países y producciones de la UE), en los casos del CBS y Thaumatotibia, se concentran únicamente en pocas regiones y territorios del mediterráneo, con lo cual el impacto en esas zonas sería devastador.
Está considerado como el patógeno fúngico más importante de los cítricos a nivel mundial. Actualmente está presente en las principales regiones citrícolas, entre las que se encuentran todos los países de hemisferio sur que exportan cítricos a la UE, países en los que son necesarios entre 4 y 6 tratamientos fungicidas al año para obtener un control aceptable de la enfermedad. Aunque es originario de climas tropicales, el hongo se ha establecido y causa daños importantes en zonas subtropicales. La distribución geográfica de P. citricarpa está en plena expansión.
Reiterado incumplimiento
El elevadísimo número de interceptaciones de CBS de Sudáfrica en 2021 (43), 2022 (28) y 2023 (32 hasta agosto), comparable a los 36 de 2012 y 2013, o los 34 de 2011 (Datos Europhyt-Traces), es prueba patente de que incumple la normativa ya que o no trata suficientemente, … o no lo hace con los fungicidas de eficacia probada en campo o ambas cosas, por una mera cuestión de no incurrir en mayores costes (los tratamientos más efectivos son mucho más caros que los habituales), aunque ello signifique exportar a la UE fruta infectada.
Hasta aquí hemos llegado. Y es una cuestión de supervivencia. O ellos y su política de “aquí no pasa nada e incumplo exportando fruta infectada porque solo es una enfermedad cosmética” o nosotros y nuestras medidas de prevención para evitar una entrada, establecimiento y dispersión seguras.
Es importante resaltar que la fruta infectada puede ser asintomática pese a portar el hongo viable, lo que eleva el riesgo de entrada del patógeno en la UE, su dispersión a partir de frutos infectados, establecimiento y desarrollo epidémico, con el consiguiente impacto económico. El desarrollo epidémico es muy lento, pero no es posible su erradicación total.
No cabe ninguna duda que la importación comercial de material vegetal de plantación de cítricos es la vía más probable de frutos cítricos (sin hojas ni pedúnculos) no deja de ser una vía “moderadamente probable” según la Opinión Científica del Panel de la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) de 2014, riesgo agravado por el elevado volumen de cítricos importado de Sudáfrica en la actualidad, entre 850.000 y 950.000 toneladas si hablamos de la UE más Reino Unido (volúmenes a los que debe sumársele las importaciones de otros países con presencia de CBS).
Fungicidas
El Informe de la EFSA de 2014 recoge estimaciones cuantitativas del impacto de CBS y los niveles de control de la enfermedad en su área actual de distribución. El Panel llevó a cabo un metaanálisis de la incidencia de la enfermedad registrada en parcelas testigo (sin tratar) y en parcelas tratadas con fungicidas. Este metaanálisis estuvo dirigido a (i) describir la variabilidad de la incidencia de la enfermedad en huertos de cítricos no tratados basado en datos publicados y (ii) evaluar la efectividad de diferentes grupos de fungicidas en reducir la incidencia de la enfermedad. El metaanálisis se usa comúnmente para comparar los efectos de diferentes tratamientos químicos y biológicos para el manejo de enfermedades de las plantas.
Los resultados muestran que los tratamientos con fungicidas de campo fueron sistemáticamente capaces de reducir la proporción de frutas enfermas. Sin embargo, la efectividad del tratamiento con fungicidas varió marcadamente entre parcelas. En algunas, la incidencia de la enfermedad se redujo solo ligeramente por el tratamiento fungicida, mientras que la proporción de frutos enfermos se redujo a cero en otras parcelas.
Algunos tipos de fungicidas fueron más eficaces que otros. El tipo menos eficaz fue el de compuestos a base de cobre, mientras que los tipos de fungicidas que mostraron la mayor eficiencia de control de la enfermedad fueron ditiocarbamatos, ditiocarbamatos + estrobilurinas, y cobre + ditiocarbamatos + bencimidazoles + estrobilurinas. Sin lugar a dudas, las estrobilurinas son los de mayor eficacia, pero también las más caros. Todos los tratamientos fungicidas pudieron reducir significativamente la incidencia promedio de enfermedad.
La aplicación de fungicidas postcosecha únicamente puede reducir la viabilidad de las picnidiosporas de P. citricarpa presentes en lesiones del fruto antes del tratamiento, retrasando los síntomas de desarrollo en tránsito y almacenamiento. En Florida, los tratamientos con imazalil y tiabendazol son actualmente obligatorios en áreas afectadas por CBS para reducir el riesgo de propagación de enfermedades. Sin embargo, el patógeno permanece viable en la cáscara de la fruta.
EEUU prohíbe la importación de cítricos de zonas de Sudáfrica con CBS. La UE sí que permite dicha importación, pero con las condiciones establecidas en la normativa comunitaria vigente. Por lo tanto, la UE es mucho más permisiva con Sudáfrica que EEUU y, sin embargo, acatan sin rechistar la normativa americana y cuestionan la comunitaria de manera continuada. Chantaje sudafricano y pusilanimidad de la UE.
Tienen alternativas
Los tratamientos más efectivos para reducir la incidencia de CBS se consideran de efectividad ‘moderada’ pero son 10 veces más efectivos que otros fungicidas. Existen tratamientos efectivos para controlar CBS (estrobilurinas), que en la UE estamos usando para otras enfermedades como Alternaria, y que podrían aplicar ellos en Sudáfrica como alternativa al Mancozeb. Ellos arguyen que el uso del Mancozeb se va a prohibir próximamente en Sudáfrica, mientras que nosotros ya hace tiempo que lo tenemos prohibido. Así que la UE no está exigiendo ningún requisito que ellos no puedan cumplir, ya que nosotros lo estamos aplicando de forma rutinaria en las variedades sensibles a Alternaria.
En la UE el piraclostrobín (estrobilurina) está autorizado en naranjo y, en el caso de la mandarina, únicamente cuenta con una autorización excepcional y se usa en la lucha contra otro hongo, la Alternaria. Las estrobilurinas —los de mayor eficacia contra la ‘Mancha negra’, pero también los más caros— y tienen el problema de la aparición de resistencias, debiendo emplearse un máximo de 2 veces por campaña, alternando con otros productos (como la Boscalina) que no están autorizados en la UE, pero sí en Sudáfrica. Ellos tienen la solución, pero nosotros no.
La dificultad del tratamiento de la ‘Mancha negra’ es como la de la Alternaria, pero con el agravante de que hay que asumir tratamientos en todas las variedades, con lo que ello representa de problemática medioambiental y de incremento desmesurado de costes. Las autoridades de Sudáfrica han exigido en múltiples ocasiones a la UE que la ‘Mancha negra’ quede fuera del ámbito de aplicación de la Directiva 2000/29/CE, ahora del Reglamento (UE) 2016/2031, y de la Decisión de Ejecución (UE) 2016/715, y que, por lo tanto, no esté considerado como patógeno de cuarentena, aludiendo a que no representa un riesgo para la citricultura de la UE. Han ‘fabricado’ estudios científicos ad-hoc para apoyar sus intereses, principalmente a través del CRI (Citrus Research International), centro de investigación privado que utiliza las aportaciones de la Citrus Growers’ Association. Sin embargo, los distintos informes emitidos por los grupos de trabajo de la Comisión y de la EFSA indican que la enfermedad podría establecerse y causar daños en el Mediterráneo, reafirmándose en que las medidas fitosanitarias de la UE estarían plenamente justificadas.
Sudáfrica contra la EFSA
El principal argumento de Sudáfrica es que el clima de la cuenca del Mediterráneo no es favorable para el desarrollo de la enfermedad, por lo que la entrada de frutos infectados por P citricarpa no supondría, en realidad, ningún riesgo. En mayo de 2000 Sudáfrica presentó a la Comisión un Análisis de Riesgos en el que concluían que el CBS no debía considerarse como enfermedad de cuarentena, que las restricciones que regían por aquel entonces eran excesivas (medidas fitosanitarias en el marco de la Directiva 2000/29/CE) y que, en consecuencia, debían rescindirse. Arguyeron también que la importación de frutos cítricos originarios de áreas con CBS no entraña ningún riesgo porque la principal fuente de inóculo son las esporas de las hojas del suelo, y no los frutos y cuando dichas esporas están maduras, necesitan disponibilidad de humedad (pluviometría estival) para que puedan ser liberadas al aire. En suma, las conclusiones de aquel documento ‘indicaban’ que en la UE el clima es inadecuado para su establecimiento, que no es posible la introducción y establecimiento a través de frutos cítricos y concluían que se requiere clima subtropical con veranos lluviosos, razón por la que el CBS no se podía establecer en la cuenca mediterránea (clima semi-árido).
EFSA publicó una Opinión Científica (diciembre, 2008) en la que se concluyó la posibilidad de establecimiento de CBS en zonas productoras de la UE por condiciones climáticas, la posible introducción y establecimiento de la ‘Mancha negra’ a través de frutos cítricos y que las medidas de manejo entonces aplicadas no eran suficientes para prevenir su introducción y era necesaria la adecuación de esas medidas de manejo (Directiva 2000/29). Además, la EFSA procedió a la identificación de medidas alternativas para evitar su introducción y se propusieron tratamientos post cosecha obligatorios, cuarentena de pre o post entrada ligada al muestreo y forzado de condiciones favorables de cada envío y distinguir medidas entre zonas con y sin riesgo dentro de la UE….
Otro panel de la EFSA (2014) estudió de modo amplio el análisis de riesgos de la mancha negra para la citricultura española y concluyó que, en ausencia de medidas fitosanitarias específicas, se multiplicaría de 1.000 a 10.000 veces la entrada en nuestro país de frutos infectados y la consiguiente diseminación por lluvia y viento a partir de frutos infectados presentes en residuos generados en su confección y procesado.
La confirmación del IVIA
Ya ha quedado científicamente comprobada la adaptabilidad y la capacidad de P. citricarpa para establecerse y desarrollarse epidémicamente bajo condiciones climáticas típicamente mediterráneas, con la constatación de su foco activo detectado en 2019 en la península de Cap Bon en Túnez en fincas de cítricos, y, ahora, la realidad de la interceptación en julio de fruta comercial procedente de Egipto infectada. La detección de un segundo país mediterráneo con ‘Mancha negra’ (Egipto, segundo exportador a la UE después de Sudáfrica) significa que, con mayores volúmenes, mayor probabilidad de entrada de la enfermedad.
Adicionalmente, un trabajo reciente del IVIA demuestra la idoneidad climática de la cuenca mediterránea para su desarrollo. En este estudio se simularon mediante modelos matemáticos las infecciones potenciales de P. citricarpa en todas las regiones citrícolas de la cuenca del Mediterráneo. Para ello, se emplearon por primera vez en este tipo de análisis los datos climáticos de alta resolución espacial de la plataforma ERA5Land del programa Copernicus de la UE. Los resultados indicaron que las infecciones de P. citricarpa en la cuenca del Mediterráneo se concentrarían principalmente en primavera y otoño. Además, los valores obtenidos con estos modelos para las principales zonas citrícolas europeas fueron muy similares a los de Túnez y otras regiones afectadas por la enfermedad. Este estudio demuestra que el clima no supone un factor limitante para su establecimiento y diseminación en Europa. Los resultados de esta investigación se han publicado en la revista Scientific Reports con el título: “Climate suitability of the Mediterranean Basin for citrus black spot disease (Phyllosticta citricarpa) based on a generic infection model”. Se trata de un Proyecto de EFSA, en el que participa Túnez, y en el que se incorporan datos climáticos de zonas de este país en las que está presente la enfermedad y que valida la postura de los expertos comunitarios frente a lo publicado por otros países. Ya no se trata de un modelo predictivo sino de valores obtenidos con modelos matemáticos para las principales zonas citrícolas europeas. Incontestable.
Próximamente se publicará un artículo de investigación por Túnez (hoy en elaboración), conteniendo prospecciones y cuantificación de daños, y poniendo de manifiesto que no se trata de una detección anecdótica así como la extraordinaria gravedad de la afección de la enfermedad: está por todas partes y con datos de 100% de la fruta afectada. Además de estas consecuencias, el estudio confirmará nuevamente el riesgo fitosanitario y económico que representaría su entrada en territorios citrícolas de la UE. La enfermedad tiene solución, pero con tratamientos inasumibles económica y medioambientalmente.
Fungicidas esenciales
En la actualidad, la mayor parte del debate público y mediático gira en torno a la reducción del uso de insecticidas, pero este grupo representa solo una participación del 13% del total de los fitosanitarios, mientras que los fungicidas y herbicidas constituyen la mayor parte de los pesticidas que se venden en la UE. Existen métodos alternativos como el deshierbe mecánico y otras prácticas agronómicas para reducir el uso de herbicidas. Sin embargo, los fungicidas son esenciales para el control de muchas enfermedades transmitidas por el aire, tanto en agricultura convencional como ecológica. Además, han surgido nuevas enfermedades fúngicas de las plantas asociadas con la globalización del comercio y el cambio ambiental, lo que aumenta aún más la dependencia de los agricultores de los fungicidas.
Las normativas europeas están reduciendo cada vez más el abanico de fitosanitarios clásicos que se pueden usar, con lo que, a la vez, se adolece de suficiente eficacia contra las plagas, pues a base de repetir tratamientos con los mismos formulados autorizados se generan resistencias. En el caso de fungicidas el problema se agrava y la reducción de los productos autorizados significa claramente tratar con los mismos grupos químicos y aparición de resistencias. En el caso de enfermedades, el control biológico es anecdótico.
En el caso de los fungicidas debería reducirse el uso, pero no la diversidad de productos.
A diferencia de los programas de fungicidas basados en el calendario, los sistemas de soporte de decisiones (DSS) que comprenden modelos de predicción de enfermedades y umbrales de acción permiten a los agricultores programar aplicaciones de fungicidas en función del riesgo de enfermedad y, por lo tanto, rociar solo cuando sea necesario. Los DSS son herramientas esenciales para reducir los fungicidas sin comprometer el control de enfermedades, lo que ayuda a lograr el objetivo de la estrategia ‘De la granja a la mesa’.
Con un uso cada vez mayor de fungicidas de los mismos grupos químicos, el desarrollo de resistencias y la consiguiente pérdida de eficacia son motivo de gran preocupación en la UE. Una limitación en el número de aplicaciones es esencial para un manejo efectivo de la resistencia a los fungicidas. La reducción en el número de aplicaciones minimiza el tiempo de exposición y la selección general de resistencia a fungicidas. Por lo tanto, además de disminuir los costos ambientales y económicos del control de enfermedades, una reducción en la cantidad de aplicaciones basadas en DSS puede disminuir sustancialmente el riesgo de desarrollar resistencia y prolongar la vida útil de los fungicidas.
Resistencias ahora probadas
El uso liberal de fungicidas, las contrapartes agrícolas de los antimicóticos medicinales para los pacientes, en respuesta a estas amenazas ha tenido consecuencias no deseadas. Y debido a que los fungicidas a menudo emplean estrategias similares a sus análogos farmacéuticos, cuando los hongos se vuelven inmunes a uno, también desarrollan resistencia a otros. Aunque este vínculo se había sospechado durante mucho tiempo, recientemente se ha probado.
Este es un gran problema, ya que desarrollar nuevos medicamentos antimicóticos es un proceso largo y costoso, complicado aún más por el hecho de que los humanos y los hongos comparten muchos genes y procesos biológicos. Entonces, lo que es tóxico para los hongos a menudo también nos afecta a nosotros. Desarrollar fármacos que eliminen los hongos y dejen intacto el cuerpo humano es un desafío y pasan muchos años entre la introducción de nuevos antimicóticos. Actualmente, solo hay tres clases principales de antifúngicos que se pueden usar en pacientes y varias docenas de fungicidas.
Por último, en febrero de 2020 circuló entre las altas instancias de la UE una propuesta de Sudáfrica de ‘Acuerdo Win-Win’. Se trataba de un chantaje de Sudáfrica a la UE amenazando con un Pánel en la OMC por ventaja competitiva de los productores de cítricos de la UE por el coste de los requisitos fitosanitarios impuestos a Sudáfrica por la ‘Mancha negra’, todo ello con el objetivo de lograr un “acuerdo negociado” [sic] consistente en rebajas arancelarias adicionales (mejoras de acceso al mercado de la UE) y, sobre todo, para conseguir el levantamiento de las medidas de emergencia (fitosanitarias) en origen debido al elevado número de interceptaciones de CBS.
Falta de credibilidad
Sudáfrica debería haber perdido ya toda la credibilidad en materia de sanidad vegetal a los ojos de la Comisión y también a los ojos de todas las autoridades fitosanitarias competentes de los Estados miembros de la UE, a excepción, claro está (!!), del centro de poder septentrional y de sus intereses de importación de cítricos (entre otras frutas y hortalizas), portuarios, de industrialización y de distribución comercial previa incorporación de valor añadido.
Por mucho que la Citrus Growers Association de Sudáfrica intente confundir y falsear, las técnicas de identificación de la enfermedad que se utilizan en la UE están basadas en las Pest Survey Card de EFSA y en los protocolos de diagnóstico de EPPO y FAO (3 entidades científicas de prestigio e independientes, y sin conflicto de intereses). Se trata de protocolos armonizados a nivel internacional e incontestables.
No han existido ni existen actualmente en el marco de la normativa fitosanitaria vigente dificultades inabordables para importar frutos cítricos en la UE procedentes de Sudáfrica o de otros terceros países con ‘Mancha negra’. La legislación comunitaria, a diferencia de las de EEUU y China, permite la entrada de frutos cítricos incluso desde los países, las regiones, las zonas e incluso los campos donde está presente P. citricarpa, siempre y cuando se realicen los tratamientos adecuados contra la enfermedad y no se detecten síntomas en las inspecciones oficiales.
Como demuestran los informes de EFSA, existen tratamientos fungicidas en campo muy efectivos para el control del CBS, pero el hecho de que sean más costosos no puede ser motivo para no tratar ni para tratar con los más económicos y poco efectivos fungicidas habituales ni, por supuesto, para ceder al chantaje sudafricano eliminando la obligación de las medidas en origen (tratamientos efectivos e inspecciones).
Para la UE el que se realicen los tratamientos adecuados para garantizar la sanidad vegetal, independientemente de su coste, debería ser una prioridad absoluta, que no puede ser sustituida bajo ningún concepto por la de ayudar a Sudáfrica a disminuir gastos ineludibles de cultivo poniendo en riesgo la fitosanidad de las plantaciones citrícolas europeas y la viabilidad económica de nuestra actividad exportadora en fresco.
Las inversiones en prevención son las que mayor retorno económico suponen para los sectores potencialmente afectados, así 1 euro invertido en prevención, supone un retorno superior a 100 euros, mientras que ese ratio empeora de forma muy significativa cuando se establece una plaga y/o enfermedad, que requiere de lucha intensa para conseguir su erradicación.
El ejecutivo comunitario tiene una gran responsabilidad: con los niveles actuales de interceptaciones de Sudáfrica la posible entrada de la ‘Mancha negra’ a través de frutos cítricos infestados a estas alturas ya no es “moderadamente probable” sino bastante probable. Y el establecimiento en las zonas productoras de la UE posible, como ha sucedido en Túnez y, muy probablemente, en Egipto (1 interceptación en julio).
Todo apunta a que la gravedad del CBS en Egipto pueda ser como en Túnez o más. Para que detectes algo en el punto de entrada la fruta tiene que estar muy afectada. Para que un inspector detecte la ‘Mancha negra’ en fruta importada en Holanda quiere decir que va a un nivel de prevalencia enorme.
Sin pretender ser catastrofistas parece evidente, por lo expuesto en la primera parte de este artículo que la probabilidad de entrada y establecimiento de plagas y enfermedades es extremadamente grave para la citricultura española y comunitaria que no dispondrá de productos fitosanitarios para su control en el contexto actual del Pacto Verde europea, de producción sostenible y estrategia ‘De la granja a la mesa’ y sus objetivos cuantificados de reducción del 50% del uso de los plaguicidas químicos en ocho años.
Exigimos a la UE que renueve e incremente las insuficientes medidas fitosanitarias actuales para evitar la introducción de la Mancha Negra en el territorio de la UE, que adopte una actitud firme y que se incrementen los controles fitosanitarios en los Puntos de Inspección Fronteriza de la UE con el objeto de detectar la entrada de frutos afectados por esta enfermedad. Reclamamos así mismo un artículo que permitiera tomar a la UE la decisión de cierre automático cautelar de su frontera, en caso de que se detectaran más de 5 interceptaciones de partidas contaminadas, como existió en el pasado y se eliminó por la presión sudafricana.
(*) Presidenta del Comité de Gestión de Cítricos
Acceso en las páginas 6 y 7 del ejemplar de Valencia Fruits.
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