La inteligencia artificial proporciona al productor y a las empresas información para realizar un trabajo más óptimo, preciso, sostenible y rentable
Efeagro.
La inteligencia artificial (IA), elegida como palabra del año por la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), se está utilizando para predecir cosechas, mejorar el bienestar animal y garantizar una pesca sostenible, entre otras muchas aplicaciones en la cadena.
Esta disciplina científica relativamente joven ha abierto un mundo de posibilidades para las pequeñas y medianas empresas del sector agroindustrial, según un reciente informe de la Alianza Global sobre Inteligencia Artificial (GPAI, por sus siglas en inglés), una iniciativa del G7 para promover su uso responsable.
El estudio recoge casos prácticos que evidencian el potencial de la aplicación de la IA en el sector primario y entre los que figura la tecnología de la compañía española Hispatec para evitar las pérdidas después de la cosecha.
Hispatec ofrece algoritmos que permiten determinar la madurez óptima de los cultivos y soluciones para controlar la calidad durante los procesos logísticos, garantizando los contratos entre los productores agrícolas de América y los compradores de Europa.
El GPAI también se hace eco de los robots que se utilizan en las fábricas avícolas, como los que fabrica la empresa emergente española Faromatics, que el año pasado fue adquirida por la multinacional AGCO. Estos sistemas autónomos capturan las condiciones de temperatura, luz, sonido y calidad del aire y, mediante la inteligencia artificial, identifican los riesgos para la sanidad y el bienestar de los animales, lo que permite reaccionar con rapidez.
Además, el creciente uso de satélites de observación terrestre está ayudando al agricultor a manejar mucha información para hacer un trabajo más óptimo, preciso, sostenible y rentable, como explicaba la científica española del GPAI Inmaculada Martínez en una entrevista a Efeagro.
Predecir el futuro
Los invernaderos de El Ejido, en Almería, son una muestra de lo que se puede hacer con la combinación de sensores, análisis de datos y aplicaciones móviles para aplicar de la mejor manera los pesticidas o utilizar los recursos hídricos.
La Universidad de Murcia, por ejemplo, está investigando la incorporación de algoritmos a los sistemas de control climático de los invernaderos, con vistas a anticiparse a las situaciones de estrés en los cultivos.
Recientemente el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT) reconoció a distintos proyectos innovadores frente a la escasez de agua, incluida una herramienta basada en inteligencia artificial que automatiza el mantenimiento de cualquier mecanismo o instalación.
El aprendizaje automático va más allá de la agricultura y se aplica en el resto de sectores, como la ganadería o la pesca.
La feria ganadera y agroalimentaria Sepor reunió en su última edición a expertos como el veterinario Roger Galofré, responsable de innovación de la empresa Ceva Salud Animal, que estudia cómo digitalizar la interacción entre seres humanos y animales por medio de redes neuronales e inteligencia artificial. Su proyecto HAI 4.0 ha logrado detectar si los animales tienen miedo a las personas o no, un signo de estrés que incide en el bienestar animal y en la producción.
En el sector pesquero, el centro tecnológico vasco Azti ha analizado las potenciales aplicaciones de las técnicas de IA, desde el procesamiento de muestras biológicas hasta la mejora de la eficiencia energética de los buques pesqueros o la clasificación de las capturas por especies y tamaños.
Robots en fábricas y cocinas
La industria alimentaria también puede beneficiarse de esa tecnológica avanzada, como se pretende hacer a través de la instalación de un robot con inteligencia artificial en una planta de selección de residuos de envases ligeros de la localidad valenciana de Picassent. Ese proyecto piloto de la Alianza para el Reciclaje de los Pequeños Plásticos (ARPP) para mejorar la gestión de plásticos como cápsulas, tapones, tapas y envases de yogures ha sido reconocido por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
En la restauración también se han apuntado a la moda de la robótica, con empresas que emplean inteligencia artificial en sus cocinas, en el reparto a domicilio o en el estudio de las preferencias de los consumidores.