Entrevista al Presidente de Ailimpo, Joaquín Rubio Gomariz

Joaquín Rubio es ingeniero agrónomo, agricultor profesional y productor de limón. Desde el año 2023 es presidente de la cooperativa El Limonar de Santomera y representa a Cooperativas Agro-alimentarias en la interprofesional. / AILIMPO
Raquel Fuertes. Redacción.
Ailimpo inicia una nueva etapa con Joaquín Rubio Gomariz como nuevo presidente para los cuatro próximos años. Agricultor, ingeniero agrónomo, productor de limón y presidente de El Limonar de Santomera, Rubio asume el cargo desde su puesto como representante de Cooperativas Agro-alimentarias en Ailimpo con el objetivo de reforzar la unión sectorial, buscar la rentabilidad en todos los eslabones y dar respuesta a los desafíos que atraviesa el sector del limón y pomelo español. En esta entrevista, detalla las prioridades estratégicas de la interprofesional, con un enfoque claro en la sostenibilidad, competitividad, innovación y promoción del sector en una interprofesional que tiene como ejes transversales el lobby y la comunicación.
Valencia Fruits. ¿Qué supone para usted asumir la presidencia de Ailimpo y cuáles son sus principales prioridades?
Joaquín Rubio. Afronto esta etapa con responsabilidad y con el firme compromiso de aportar al sector desde mi experiencia profesional. Ailimpo tiene un sistema de rotación de la presidencia para que todos los sectores que forman parte de la interprofesional roten. Nosotros, como representantes de la cooperativa al final optamos al cargo desde la rama de la producción. Terminaba el ciclo José, el anterior presidente por parte de la comercializadora, se nos planteó si como representante de cooperativas y presidente de Limonar de Santomera quería ser presidente de Ailimpo durante 4 años. Lo tuvimos que madurar, hubo un debate dentro de la sectorial de cítricos de cooperativas para decidir si dábamos ese paso. La interprofesional es un foro en el que todos los eslabones nos sentamos a dialogar y buscar soluciones a los retos que tenemos y vimos que era una buena oportunidad para afrontar los desafíos desde la primera línea. Y esos retos pasan por la rentabilidad, la sostenibilidad, la mano de obra o la capacidad de producir y comercializar durante doce meses al año.
Tras hablar con el resto de las organizaciones, tanto de la rama de la industria como de la rama de los de la comercialización, como con las organizaciones agrarias y con los sindicatos, para ver si contábamos con su apoyo, al final he sido elegido por unanimidad o, mejor, por consenso, como nos gusta decir.
En estos cuatro años intentaré aportar mi impronta al proyecto, intentaré mejorarlo, si puedo, pero lo que quiero hacer es acompañar al extraordinario equipo técnico que forma Ailimpo, intentando mejorarlo por adición con mi manera de ver el sector como agricultor y cooperativista y con mi capacidad de trabajo. Soy un convencido de la labor que hace Ailimpo en el sector del limón y el pomelo y para mí es un orgullo representar y liderar un sector tan importante durante estos años.
VF. ¿Cómo valora el momento actual del sector?
JR. Ailimpo tiene un plan estratégico que se aprobó la campaña anterior y que marca las líneas de acción de la interprofesional. Además, tenemos que ser un interlocutor válido con la administración para defender los intereses del sector. Siempre hemos sido independientes, no nos hemos plegado nunca al gobierno de turno.
Venimos de una campaña 2023/2024 muy difícil, con problemas provocados por la superproducción que fueron una auténtica bomba. Esto nos debe hacer reflexionar y trabajar para tomar decisiones acertadas que nos permitan avanzar. El objetivo principal de Alimpo es garantizar la rentabilidad de todos los eslabones de la cadena y para ello son precisas profesionalidad, investigación, innovación y transparencia. En definitiva, una madurez como sector y huir de visiones cortoplacistas.
VF. ¿Qué papel debe desempeñar Ailimpo ante los desafíos de cambio climático, sostenibilidad, la mano de obra o disponibilidad de recursos?
JR. Un papel central. Ailimpo debe liderar el proceso de adaptación del sector a estos desafíos. El cambio climático ya nos está afectando: en las fechas de floración, en la disponibilidad hídrica, en la incidencia de plagas y enfermedades… Aunque algunos duden del cambio climático, podemos ver datos como que desde 2013 hasta hoy se ha pasado de una producción media por hectárea de 27 a 22 toneladas. Tenemos que anticiparnos y tomar decisiones técnicas y comerciales que minimicen su impacto. Y eso implica hablar de innovación, de nuevas variedades, de planificación, de gestión del agua y de prácticas sostenibles. La sostenibilidad no es una opción, es una obligación. Hemos de conseguir que el limón sea sostenible a pesar del cambio climático.
VF. ¿Y la mano de obra?
JR. Este un problema extrapolable a todo el sector primario. Ailimpo ha tenido altura de miras y ha ido cerrando convenios cuando tocaba y no hemos tenido conflictividad social porque hemos llegado a acuerdos y es una línea que hemos de tener clara porque la gente trabaja por una remuneración y cuando esta no cubre sus necesidades, se va a otro sector. Y ese atractivo del puesto de trabajo debe ser para todos los niveles de cualificación. Creo que es básico que las empresas tengamos certidumbre y que tengamos una estabilidad para desarrollar nuestra actividad.
Si no tenemos productividad en nuestra finca y si no tenemos una estabilidad laboral que permita mover el sector, no podremos tener la rentabilidad que necesitamos en cada lado. Y creo que es muy importante que los tres sectores del limón seamos responsables los unos con los otros, es decir, lo que he comentado antes: no hay que caer en visiones cortoplacistas que pueden perjudicar a un eslabón en un determinado momento.
VF. ¿Qué acciones impulsará Ailimpo para mejorar la rentabilidad en el sector?
JR. La rentabilidad es, probablemente, el mayor reto. No podemos seguir produciendo por debajo de costes. Para mejorar la rentabilidad hay que actuar en varios frentes. Por un lado, mejorar la planificación para evitar situaciones de sobreoferta o falta de calibres comerciales. Por otro, abrir nuevos mercados que nos den mayor diversificación. También debemos potenciar el valor añadido del producto español, que es un producto seguro, controlado y de calidad. Y, por supuesto, reforzar la interlocución con la administración para que las políticas agrarias y comerciales nos respalden. Aquí, Ailimpo tiene mucho que decir.
VF. ¿Ve posible una producción de limón durante todo el año?
JR. Esa es una de las claves del futuro. Tenemos que trabajar hacia una oferta continua y estable durante los 12 meses. Tenemos una variedad, el Verna, con la que llegamos a mayo o junio y después viene el limón de ultramar. Creo que con la superficie que hay plantada tenemos que ser capaces de darle salida a toda la producción y uno de los medios para dar salida a la producción sería intentar aprovechar más el Verna durante más tiempo, bien sea por una postcosecha que aguante mediante cámara o bien sea por trabajo en campo. Como sector, deberíamos intentarlo.
VF. Mientras tanto, hay que organizar el mercado del limón en contraestación, ¿cómo trabaja Ailimpo en el control de esos flujos?
JR. Creo que Ailimpo ha sido capaz de ordenar los flujos de comercio transoceánico. Se ha conseguido que el limón sudafricano y argentino vengan cuando nuestro limón no está y que se vaya cuando viene nuestro limón. Creo que es una labor silenciosa que la gente no ve, pero evidentemente se han ordenado mucho los flujos de limón de ultramar haciendo que ocupen los huecos de calendario. Esa dinámica va a seguir funcionando. Pero eso no quita que tengamos como objetivo intentar tener limón 12 meses al año y eso se hace con innovación e investigación.
“Sin buena coordinación, el sector pierde competitividad. Hay que hablar más, planificar mejor y compartir información. Si lo hacemos bien, todos ganamos: agricultor, industria, comercializador y consumidor”
VF. ¿Cómo valora la cooperación entre el sector productor, el comercializador y la industria?
JR. Es fundamental. Es un sector que mueve casi 20.000 puestos de trabajo, 5.000 de ellos, agricultores, y unos 1.000 millones de euros de facturación (depende de los años). Esto da idea de la importancia del sector. Sin una buena coordinación, el sector pierde competitividad. Hay que hablar más, planificar mejor y compartir información. Si lo hacemos bien, todos ganamos: el agricultor, la industria, el comercializador y el consumidor. La industria tiene que tener altura de miras para sostener precio y la parte comercial, en la que como cooperativa me incluyo, tenemos que intentar mantener los precios, es decir, si no podemos vender todos los limones, pues los que vendamos vamos a venderlos a un precio que garantice la rentabilidad. La rentabilidad de los diferentes eslabones es básica. Y no hay que olvidar que, si el agricultor no cultiva, no hay limón. Es el principio de todo. Si no hay rentabilidad, no hay agricultura.
Acceso a la entrevista en la página 15 del ejemplar de Valencia Fruits.
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