Jorge García Vicent (Asociex): “Con Intercitrus, llegamos más lejos y nuestra voz se escucha más alto”

DIQUESÍ

Entrevista al Presidente de Asociex, Jorge García Vicent

El presidente de Asociex, Jorge García Vicent (en el centro de la foto) señala que la globalización de los mercados y de los movimientos de personas está trayendo consigo “la globalización también de plagas y enfermedades”. / GARCÍA BALLESTER

Gonzalo Gayo. Castellón.

La exportación de cítricos castellonenses da empleo a más de 15.000 personas en la recolección y almacenes y ya representa casi 10% de las exportaciones de la provincia, ocupando el segundo lugar tras el sector cerámico. Sin duda, la citricultura es un motor de riqueza y empleo que requiere del reconocimiento y atención a sus reivindicaciones. Hablamos con Jorge García Vicente, presidente de Asociex en un amplio repaso sobre la actualidad de un sector citrícola castellonense.

Valencia Fruits. ¿Cuales son las principales reivindicaciones de sus asociados? ¿Que piden a las administraciones para un mayor apoyo a las exportaciones de frutas castellonenses?

Jorge García Vicent. Esta pregunta me provoca una cierta sensación de déjà vú. Pero no por más repetir la misma respuesta deja de ser menos cierta: lo que reivindicamos para los cítricos o para otros frutales de esta provincia sigue siendo reciprocidad. Nuestro primer y principal mercado, nuestro destino natural, más aún con producciones tan cortas como las de las tres últimas campañas, es el de proximidad, es la UE. Me parece perfecto que las autoridades europeas sean las más exigentes del mundo en cuanto a condiciones de seguridad alimentaria, medioambientales, sociales o laborales. Me cuesta pero incluso puedo entender que, por razones geopolíticas globales, Bruselas sea la potencia comercial más aperturista, más dada a ampliar tratados comerciales —como ahora Mercosur— que desarmen arancelariamente al agro. No quiero entrar en ese debate y no soy partidario de proteccionismo alguno pero tratados como el citado distorsionan el mercado en fresco, afectan al zumo de naranja, que es clave para poner en valor y dar salida —incluso en términos medioambientales— a la fruta que comercializamos. Brasil tiene una citricultura contraria a la nuestra, centrada en la transformación en zumos, con sistemas de producción y políticas en materia de fitosanitarios que nada tienen que ver con la nuestra. Y ese acuerdo va a eliminar el arancel que resta después de la firma del Acuerdo de Marrakech del entonces GATT en 1994 y que permite al zumo directo español competir en precio con los tres grandes conglomerados industriales —porque son únicamente tres operadores con plantas de transformación— de Brasil. Pero, en tales condiciones, lo mínimo que se puede exigir —no sólo con este tratado sino con todos— es igualdad de trato, que todos los que quieran participar en el mercado comunitario comercializando sus cítricos, frutas y hortalizas o sus zumos lo hagan con las mismas reglas de juego. Y lo diré este año y lo dije seguro el año pasado pero eso no es así: la fruta foránea, los zumos de naranja no solo de Brasil sino ahora también especialmente de Egipto, concurren en nuestro mercado con unos costes sociales, laborales, medioambientales y de seguridad alimentaria bien distintos a los nuestros, recurriendo a productos que aquí llevan años retirados, con exigencias en cuanto al uso de recursos escasos como el agua o como los fertilizantes que nada tienen que ver con las que nos imponen a nosotros, con costes laborales hasta diez veces más bajos que los nuestros. Se habla de incluir cláusulas espejo en tales acuerdos y a priori me resulta muy complicado el modo de comprobar el control de su implementación, pero que las apliquen y/o que establezcan mecanismos rápidos para desactivar esas situaciones de competencia desleal que estos tratados generan.

“Es muy complicado, en el arranque de nuestra campaña, que nuestras variedades precoces puedan competir con las mandarinas tardías y Valencias del hemisferio sur” 

“Hay orígenes como Marruecos, y sobre todo Egipto y Turquía que —pese a la sequía que ha azotado estos años toda esta cuenca— están desarrollando planes agrícolas y ampliando las producciones, también pensando en colocarlas en el mercado europeo”

VF. Este año, otra vez, parece que se ha producido una sobreoferta de Sudáfrica, que está complicando la salida de nuestras clementinas y navelinas…

JGV. Se focaliza la crítica en Sudáfrica —que produce a contraestación y con la que sufrimos solapamientos comerciales no menores y no pocos roces en materia de sanidad vegetal— es cierto. Es muy complicado, en el arranque de nuestra campaña, que nuestras variedades precoces puedan competir con las mandarinas tardías y valencias del hemisferio sur. Más aún en las actuales condiciones de cambio climático, con poca diferencia de temperaturas entre el día y la noche. Y además existe una grave preocupación en el sector citrícola español por la sanidad de nuestro vergel citrícola en cuanto a la posible llegada de plagas y enfermedades prioritarias, como la ‘Mancha negra’ o la ‘Falsa polilla’. En nuestra propia campaña —la mediterránea— hay orígenes como Marruecos, y sobre todo Egipto y Turquía que —pese a la sequía que ha azotado estos años toda esta cuenca— están desarrollando planes agrícolas y ampliando las producciones, también pensando en colocarlas en el mercado europeo. Y después compruebas —inspeccionando como se inspecciona en los puertos un porcentaje tan bajo de las importaciones de terceros países— que las alertas sanitarias RASFF por mal uso de pesticidas arrojan año tras año datos alarmantes, con números de rechazos escandalosamente altos sin que haya reacción alguna por parte de las autoridades. Intercitrus, que está dando muestra de gran actividad nuevamente, sé que tiene previsto actuar de alguna manera en esto. Bien harían nuestras autoridades —locales y europeas— en ser más sensibles con estos temas y apoyar acciones como esta. 

VF. ¿Qué impacto está teniendo la importación de plagas en la citricultura castellonense? ¿Qué soluciones contempla?

JGV. La globalización de los mercados y de los movimientos de personas está trayendo consigo la globalización también de plagas y enfermedades. Virus, bacterias, hongos o insectos propios de otras latitudes ahora se adaptan, seguramente por efecto del cambio climático, perfectamente a nuestras tierras. Desde comienzos del presente siglo se han introducido en nuestro país hasta 16 plagas foráneas citrícolas hasta ese momento desconocidas. Algunas han sido tristemente conocidas por sus daños a la producción citrícola de Castellón, como el cotonet de Sudáfrica, el trips del té o el trips de Sudáfrica. Otras, como ahora la ‘oruga carroñera rosada’, entraron a principios de siglo y están comenzando a ser un problema serio en Murcia. Y todas acaban llegando, pasando de unas zonas citrícolas a otras. Pero es que, además, hay plagas ‘viejas’—como el grupo de las llamadas ‘moscas blancas’— que las teníamos controladas y que ahora vuelven a causar serios daños. Y la preocupación por estas moscas blancas se está comprobando que ya no sólo afecta a los cítricos sino también a otros cultivos estratégicos, como el caqui. Otras enfermedades si cabe más devastadora, como el HLB o la propia mancha negra, suponen una amenaza creciente cuyos riesgos es evidente que no se está tomando en serio la UE. El número de generaciones por año de muchas de estas plagas —de las ya conocidas o incluso de las nuevas— está variando en los últimos tiempos. El problema de fondo es que se retiran muchas sustancias activas, se restringen cada vez más los usos de las pocas que quedan y prácticamente no salen moléculas nuevas. La lucha biológica —que evita los productos de síntesis recurriendo a depredadores naturales— no avanza al mismo ritmo: se necesita tiempo y nuevas investigaciones para conocer los ciclos biológicos de los insectos, la burocracia complica una barbaridad importar esos enemigos naturales foráneos cuando se sabe que existe alguno que pueda ser efectivo, y, en ocasiones, hay que trabajar desde cero para investigar líneas de actuación que puedan controlar plagas que antes se combatían fácilmente con insecticidas de los que ahora ya no disponemos. Y la lucha biológica tiene sus limitaciones: suponen un avance no químico importante porque permiten frenar/controlar las poblaciones pero estos sistemas están lejos de minimizar y menos aún de poder erradicar estas plagas. El resultado —a fuerza de repetir tratamientos con las mismas sustancias— está siendo la aparición de resistencias o tolerancias a los insecticidas o fungicidas. En definitiva, se está dejando al citricultor sin armas con las que hacer frente a plagas y enfermedades que en otras latitudes sí se pueden combatir.

VF. Intercitrus también tiene previsto trabajar en acciones de este tipo…

JGV. Efectivamente, la solicitud de extensión de norma dedica un importante capítulo a reforzar las acciones de defensa fitosanitaria y de lucha contra plagas mediante la colaboración con las autoridades de las diferentes regiones citrícolas en los programas de vigilancia para la detección de plagas de cuarentena. Igualmente contempla otro capítulo, aún más dotado, para desarrollar un plan integral de mejora vegetal de cítricos frente al HLB y también para la aplicación de tecnologías de edición génica en cítricos. Hablamos de técnicas que están revolucionando la mejora de cultivos al permitir una acción precisa en los genes relacionados con la calidad, la resistencia a enfermedades y/o la tolerancia al estrés. El borrador de esta extensión de norma ya ha sido publicado por el ministerio y su último periodo de exposición pública finaliza el próximo 19 de noviembre. Confiamos en que, durante la próxima reunión del Consejo de Interprofesiones (aún sin fecha), el acuerdo sea definitivamente respaldado y salga adelante. Es una acción que, como sector, necesitamos y que desde Asociex respaldamos.

VF. ¿Cual es el producto estrella en las exportaciones de sus asociados y hacia qué principales mercados se dirige?

JGV. La clementina, sin duda. Y así lo defiendo como presidente de la Asociación Profesional de Exportadores de Fruta de la Provincia de Castellón. Estos años que hemos perdido tanto tonelaje de clementinas nos ha permitido confirmar, objetivamente, el valor añadido y estratégico que tiene esta producción. Tienen un sabor más equilibrado, con una muy buena relación azúcar/acidez. Su pulpa es fundente y jugosa, sin textura fibrosa. Las clementinas son partenocárpicas (producen fruto sin fecundación), por lo que no tienen semillas, salvo cuando hay polinización cruzada accidental. Y ese valor, la no presencia más que accidental de semillas, debemos seguir garantizándolo. El consumidor europeo exige cítricos en general y clementinas muy en particular sin semillas. La ausencia de pepitas es un factor de calidad que hay que defender a toda costa. La clementina es la preferida por el consumidor, muy adaptada a sus gustos, particularmente a los niños. Se trata de un producto con gran versatilidad en cuanto a los momentos y modos de consumo. Únicamente España y Marruecos producimos clementinas. Las citriculturas del mundo que crecen en el grupo de las mandarinas lo hacen en el subgrupo de los híbridos tardíos.

VF. ¿Qué nuevas variedades de cítricos podrán salir al mercado en los próximos años?

JGV. No soy yo quien para valorar la oferta de nuevas variedades pero sí es obvio que, de un tiempo a esta parte, vivimos una cierta eclosión de nuevas clementinas y mandarinas de autor, privadas y algunas otras que también se han anunciado por parte del IVIA. La prioridad -como antes decía- debiera seguir siendo que las nuevas obtenciones que salgan no tengan semillas y/o no alimenten el problema de la polinización cruzada. No podemos permitirnos una nueva pinyolà. Pero el mayor problema que tenemos, especialmente en Castellón, es el envejecimiento de los árboles, y eso afecta a la productividad. Además de nuevas variedades, tendríamos que preocuparnos por los nuevos patrones, más adaptados a las particularidades del terreno, a los cambios en el régimen de lluvias, de temperaturas y de humedad que se están produciendo. Y también en este asunto, aunque se conozca menos, hay materiales interesantes que debiéramos de considerar en las nuevas plantaciones y/o renovaciones de las antiguas. Una parte de la solicitud de extensión de norma de Intercitrus se dirige, de hecho también, a financiar las investigaciones para la obtención, selección y evaluación de nuevos mandarinos sin semillas adaptados a las condiciones mediterráneas, al cambio climático y a las características agronómicas españolas.

“Asociex defiende los intereses de sus asociados pero no puede ni debe realizar recomendaciones sobre las estrategias comerciales o de negocio de cada cual”

“La situación geopolítica y la logística internacional no ha facilitado la consolidación en mercados interesantes pero lejanos como India, China, EEUU, Japón…” 

VF. ¿Qué valoración realizan desde Asociex de la actual campaña en comparación con la anterior? ¿Qué recomendaciones realizan?

JGV. Asociex defiende los intereses de sus asociados pero no puede ni debe realizar recomendaciones sobre las estrategias comerciales o de negocio de cada cual. Esta asociación, además, presta importantes servicios a sus asociados, dedica también recursos a la investigación varietal (a través de ICCSA) y a otros objetivos sectoriales, como facilitar la asistencia a ferias de referencia. El arranque de temporada es evidente que está siendo complicado para los exportadores. La caída de la oferta de clementinas, alimentada por los fuertes daños causados por el pedrisco de julio, provocó que muchos operadores adelantasen las compras y después nos hemos encontrado los lineales de la distribución europea saturados por la oferta fundamentalmente sudafricana a bajos precios, tanto de mandarinas híbridas como de naranjas. Esta situación ha complicado mucho la entrada en el mercado de la clementina temprana española. No es algo nuevo, ha pasado otros años pero éste quizá ha sido más complicado y además Europa ha sufrido, colateralmente, el desembarco de buena parte del tonelaje que Sudáfrica dirigía a EEUU, que desde el 8 de agosto la Administración Trump decidió grabar con un 30% de aranceles. Las temperaturas, inusualmente altas durante todo el mes pasado, tampoco han terminado de activar la demanda. De ahí que, insisto, veamos tan oportuna la reactivación de Intercitrus: necesitamos retomar sus campañas de promoción para incentivar el consumo de los cítricos europeos y requerimos su acción de lobby para que el mensaje sobre la reciprocidad y sobre la necesidad de salvaguardar la sanidad vegetal llegue más fuerte a Bruselas. Con Intercitrus, llegamos más lejos y nuestra voz se escucha más alto.

“Cualquier escuela de negocios o facultad de economía podría decir cuáles son las ventajas y desventajas de los procesos de concentración en un determinado sector. Los cítricos no son diferentes”

VF. ¿Continúan registrándose fusiones en el sector citrícola? ¿Qué ventajas y desventajas conlleva este proceso de concentración?

JGV. Cualquier escuela de negocios o facultad de economía podría decir cuáles son las ventajas y desventajas de los procesos de concentración en un determinado sector. Los cítricos no son diferentes. Como presidente de Asociex y como empresario respeto las estrategias empresariales de cada cual y no creo que deba entrar a valorarlas. Efectivamente hay pros y también contras. Que cada cual evalúe cuál es su mejor opción.

VF. ¿Qué opina del crecimiento de grandes plantas solares a costa de plantaciones citrícolas?

JGV. El año pasado, como asociación, nos vimos obligados a salir públicamente a denunciar esta situación. Varios exportadores y productores asociados, la sede y campos de experimentación del centro de investigación citrícola —ICCSA— que promovió en su momento la propia Asociex y una importante comunidad de regantes con decenas de citricultores estaban afectados por un macroproyecto de placas solares que se quería levantar entre Onda y Alcora. Ya entonces advertimos que tal planta iba a afectar, a romper, una de las zonas citrícolas de más alto valor del país. En Italia, donde se ha vivido una situación parecida, se ha regulado y restringido tales proyectos obligando, en su caso, a plantear fórmulas mixtas en las que la agricultura y la generación de energía renovables puedan convivir. Más allá de la pérdida patrimonial de los citricultores que se puedan ver afectados por los procesos de expropiación forzosa, de la riqueza que se pierde por el valor de la fruta que se deja de producir y de los jornales y empleos que igualmente desaparecen —porque las plantas solares no generan casi puestos de trabajo—, en las zonas de regadíos modernizadas con goteos, en las que se ha invertido en instalaciones hídricas o incluso en la reordenación de las parcelas, estos proyectos suponen, además, dilapidar las ayudas públicas que en su momento se cofinanciaron para fomentar el ahorro de agua. Recientemente, el propio ministro de Agricultura, Luis Planas, consideró un “disparate” ocupar tierra fértil para instalaciones fotovoltaicas pero confesó que su departamento tenía poco margen de actuación para frenar este tipo de iniciativas. En los proyectos solares de mayor tamaño —los que generan más de 50 MW— es el Ministerio de Transición Ecológica el responsable y no es de recibo que se desconsidere a un ministerio que tiene tanto que decir como el agrario. Para analizar el impacto de este tipo de proyectos tampoco se puede pasar por encima de los intereses de los propios afectados. Si en algún lado no tienen sentido ocupar tierras fértiles, rentables y en plena producción es en Castellón, donde el abandono de campos es mayor y el minifundio restringe tanto la viabilidad del cultivo. Pero es más fácil y más atractivo plantearlos en zonas como las citrícolas, donde no suele haber problemas de relieve que dificulten la instalación y hay facilidad de conexión con la red eléctrica.

VF. ¿Qué nuevos mercados tienen un mayor potencial de crecimiento para los cítricos y frutas castellonenses en los próximos años?

JGV. Los exportadores de Castellón nunca nos hemos caracterizado por buscar una posición acomodada y no somos pocos los que hemos perseguido con interés mercados alternativos a la UE donde poder diversificar. Pero, en los últimos tiempos, el minifundio, la inflación de costes, los años de sequía, el envejecimiento acumulado de nuestras plantaciones, la falta de relevo generacional y la proliferación de plagas y enfermedades sin herramientas para combatirlas nos ha hecho pasar de producciones citrícolas españolas de en torno a 7-7,5 millones de toneladas a las actuales, que a duras penas superamos los 5,5 millones. En tales condiciones, se entiende más fácilmente que los mayores esfuerzos para garantizar el suministro en cantidad y calidad deban darse con nuestro cliente principal, que es la UE. Es una cuestión de prioridades, de responsabilidad más aún considerando los extraordinarios costes que suponen el cumplimiento de los protocolos de exportación que se exigen en los países terceros más interesantes. La situación geopolítica y la logística internacional tampoco han ayudado a facilitar la consolidación en mercados interesantes pero lejanos como India, China, EEUU, Japón… y por razones políticas perdimos otros tan relevantes como Rusia. Durante los años de pandemia, la demanda de cítricos se disparó por momentos en la UE, después los costes de los fletes marítimos crecieron a niveles inasumibles por el cierre de algunos puertos y por la falta de contenedores (que pasó a acaparar China), después —ya en 2023— llegó una fase de estabilización que se rompió a comienzos de 2024 por la crisis del Mar Rojo y los ataques de hutíes a los buques y la suspensión de muchos pasos por tal motivo por el Canal de Suez. La situación de los fletes se ha estabilizado pero aún hoy siguen estando a niveles mucho más altos que antes de la pandemia.

El ejemplo de la apertura de la India es paradigmático: el CGC de la mano del Gobierno y con la ayuda de la Generalitat trabajó durante muchos años en facilitar un protocolo viable para la naranja, que permitiera realizar el necesario cold treatment contra la mosca del Mediterráneo en tránsito, durante la travesía. Varias empresas de Asociex participaron en 2021 del envío de prueba para comprobar la efectividad de esta alternativa y aquello fue un éxito. Pero las autoridades no lo aprobaron hasta comienzos de este año, cuatro años después. Y ya entonces desde la CE se advertía que en breve se podía alcanzar un acuerdo comercial con las autoridades de este país. Aún no se ha producido tal cosa y las naranjas o clementinas españolas —en general todas las foráneas— tienen que afrontar un arancel en India del 30%. Se seguirá trabajando en este país pero, en tal situación —con un protocolo viable pero que sigue siendo muy caro, fletes aún altos, con aranceles proteccionistas, y con una cosecha tan corta— España no puede competir. Otras potencias —que no disponen de un mercado integrado, próximo y asentado como el europeo, que trabajan con costes mucho más bajos, que tienen costes logísticos menores porque lógicamente generan economías de escala y que están en plena expansión de sus plantaciones, como Sudáfrica o Egipto— sí pueden asumir tales riesgos.

VF. ¿Qué variedades de cítricos y otras frutas están registrando un mayor crecimiento en las exportaciones y mejor rentabilidad?

JGV. Cada empresa tiene su fuerte, para unos el foco del negocio puede ser una variedad o un grupo de variedades y para otros, otras. No se puede generalizar, depende de los mercados con los que se trabaje, de la condición de marquista o no, del perfil de los retailers, minoristas o mayoristas, que son clientes, de la tradición de la empresa, de las variedades que tengan en producción propia…

VF. ¿Qué papel juega los exportadores de cítricos dentro de la economía castellonense?

JGV. En 2024, el sector de los cítricos frescos en Castellón reportó exportaciones por unos 770,5 millones €, lo que lo sitúa justo detrás de los sectores de pavimentos y revestimientos cerámicos y de la industria de combustibles y lubricantes. Venimos a representar entre el 7 y el 10% del conjunto de las exportaciones de la provincia, estamos pues en el top 3 ó 4 —según años— de los sectores más internacionalizados. Hoy estimamos que damos empleo a unas 8.000 personas durante la campaña de recolección y a otras 6.000/7.000 en los almacenes de confección.

VF. ¿Cómo transcurren las obras del corredor del mediterráneo? ¿Qué importancia tiene esta infraestructura para los asociados de Asociex?

JGV. La UE supuso en la pasada temporada el 86% de las exportaciones españolas de cítricos, porcentaje que se elevaría al 97,6% si considerásemos los países de su entorno y Reino Unido. La proximidad geográfica y la capacidad de suministrar fruta fresca de alta calidad en las mejores condiciones de seguridad alimentaria y trazabilidad, en los formatos que desea la distribución y reclaman los consumidores europeos, es nuestra principal ventaja competitiva. Y ese factor nos lo da en buena parte la versatilidad del camión, que nos permite recolectar en el punto óptimo de madurez, enviar la fruta fresca, sin necesidad de un almacenamiento prolongado ni tratamientos de conservación agresivos y entregarla ‘puerta a puerta’, de manera rápida a las centrales de compra en entre 24 y 48/72 horas. Todo ello reduce nuestros costes logísticos y pérdidas de calidad frente a las producciones más baratas, de menores exigencias y costes, de nuestros competidores.

Según el último balance del Ministerio de Transportes —de julio de este año— el 83% del trazado del corredor estaba entonces ya en ejecución o finalizado. En Castellón se avanza en proyectos concretos, como el nuevo acceso ferroviario sur al puerto pero hay obras clave, como el túnel pasante de Valencia, considerado como ‘el gran cuello de botella del corredor’, el acceso al puerto de Barcelona o al de Sagunto, que no tienen fecha de entrega o que siguen en fase de estudio. En aquella fecha menos de un 40% del trazado en su conjunto estaba en servicio. El retraso es pues más que considerable.

El transporte ferroviario tiene menor coste por tonelada/kilómetro que el camión, sobre todo en distancias largas y es evidente que el corredor podrá rebajar también costes logísticos. Y tal cosa —amén de la reducción de emisiones de CO2— sobre el papel permitiría consolidar un transporte más competitivo de grandes volúmenes de fruta, aliviar la congestión en las carreteras y puertos y hacer más eficiente el tránsito entre las zonas de producción y los principales nodos logísticos de Algeciras, Valencia, el propio puerto de Castellón, Tarragona o Barcelona y otros europeos como Perpignan o Rotterdam. Pero, en cuanto se finalice, la transición no podrá ser brusca: el sector ferroviario tendrá que mejorar en cuanto a su capacidad de refrigeración para mantener la cadena de frío y deberá mejorar también —más aún si cabe— en capacidad intermodal haciendo compatible tramos en tren y otros necesariamente en camión. El Corredor no puede acabar con el sistema ‘puerta a puerta’.

Acceso al entrevista en las páginas 36-37 del dossier de Cítricos en el ejemplar de Valencia Fruits. 

Acceso íntegro al último ejemplar de Valencia Fruits.