José Vicente Andreu: “El desafío es mejorar los ingresos de los agricultores”

Entrevista al presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu

José Vicente Andreu asegura que lograr el cumplimiento de la Ley de la Cadena será un antes y un después en el campo. / AA

Julia Luz. Redacción.

Tras una campaña “ruinosa para los productores”, la primera parte de este ejercicio se abre paso con un descenso generalizado de las cosechas, un mercado aún en crisis y unos precios aceptables. Aceptables, pero demasiado ajustados para cubrir el incremento imparable de los costes de producción, que pone en jaque la ya maltrecha rentabilidad de los agricultores. Como diagnóstico, el presidente de Asaja-Alicante no duda en señalar el problema del agua, los desequilibrios en la cadena alimentaria y los deberes pendientes de Bruselas como “los tres temas capitales a solucionar si queremos mantener la producción citrícola alicantina en el futuro”. Por lo que respecta a la segunda parte de esta campaña, José Vicente Andreu, cree que se mantendrá “la situación de equilibrio”.

Valencia Fruits. ¿Qué balance realiza de la pasada campaña?

José Vicente Andreu. El pasado ejercicio tuvimos una cosecha récord no solo en España, sino en todas las zonas productoras del mundo. La calidad fue óptima, con muy buenos calibres comerciales.

En cuanto a la salida comercial de la fruta, el inicio de la campaña se vio afectado por los últimos latigazos de la covid y las alteraciones comerciales que eso supuso y, cuando esperábamos que todo empezara a normalizarse, llegó la guerra en Ucrania. Las consecuencias no se hicieron esperar y el comercio mundial de frutas empezó a resentirse porque, con el bloqueo de los países del este a la entrada de fruta, la Unión Europea actuó como sumidero para los cítricos de Turquía, Egipto y Marruecos, hecho que hizo que las cotizaciones en origen de nuestros cítricos se desplomasen. 

VF. ¿Cómo está transcurriendo la actual campaña citrícola desde su arranque hasta febrero?

JVA. En esta campaña aún arrastramos las consecuencias de la pasada con una diferencia, este año, el retraso en la recolección y unas condiciones climáticas muy desfavorables para el cuajado y fructificación han hecho que la producción se desplome en la mayoría de zonas productoras.

Así, esta cosecha se está caracterizando por una reducción de volúmenes en todas las variedades y por un mercado muy condicionado por la situación de crisis en Europa. Los precios para el agricultor son buenos en general, pero el ritmo del mercado es lento. 

VF. Ucrania, costes disparados, inflación, meteorología… un escenario poco propicio para un correcto desarrollo de la campaña pero, ¿cuáles son o cómo están repercutiendo estos problemas en el sector citrícola?

JVA. Dicen que problemas nunca vienen solos. La pandemia, el incremento de todos los costes de producción, la guerra de Ucrania, el bloqueo de mercados, la crisis energética que se transforma en económica, la caída del consumo, las alteraciones climáticas que se llevan la cosecha, la escasez de lluvias, las amenazas de nuevas plagas y enfermedades, la presión de los supermercados por bajar precios…. Es realmente muy difícil mantenerse como agricultor en un contexto tan hostil.

Ante este panorama solo cabe una salida: seguir trabajando y apostar por la calidad y la excelencia de nuestras producciones. Poner en valor nuestros puntos fuertes y hacer valer que somos líderes mundiales en el comercio de cítricos en fresco, en número de explotaciones certificadas en Global GAP y en cultivo ecológico, y que nuestra fruta se cultiva bajo los más altos estándares de calidad y respeto del entorno.

“Con una caída del 20% de la producción en la mayoría de las variedades, con el incremento del precio del agua, los fertilizantes, la energía… El resultado de la ecuación es un incremento de los costes de un 50%, que viene a equivaler al incremento del precio de venta. Con esto, el agricultor está cubriendo costes escasamente”

VF. Como ha indicado anteriormente, “los precios son buenos en general”, pero ¿son suficientes para que el agricultor consiga rentabilidad con los costes en aumento?

JVA. Estamos en un contexto inflacionista del que la alimentación no se libra. Afortunadamente, la oferta es escasa y los precios se están manteniendo en niveles aceptables y son mejores que en años anteriores, pero la rentabilidad de las explotaciones está muy ajustada. Con una caída del 20% de la producción en la mayoría de las variedades, con el incremento del precio del agua, los fertilizantes, la energía… El resultado de la ecuación es un incremento de los costes de un 50%, que viene a equivaler al incremento del precio de venta. Con esto, el agricultor está cubriendo costes escasamente.

VF. ¿Qué perspectivas hay para la segunda parte de la campaña?

JVA. Espero que se mantenga una situación de equilibrio y no diste mucho de esta primera parte. Seguramente habrá menos producción, pero no se espera una avalancha de producto exterior, así que no existe motivo para la caída del precio. Es cierto que la demanda está retraída por la inflación pero con una oferta escasa, el nivel se iguala y se mantiene.

“Esta campaña en Europa no existe una fuerte presión de cítricos de países terceros ya que, salvo Egipto, ellos también han sufrido una caída importante en sus producciones”

VF. Hablando del producto exterior, ¿qué noticias hay de la evolución de las producciones de terceros países y sus acciones comerciales?

JVA. Esta campaña en Europa no existe una fuerte presión de cítricos de países terceros ya que, salvo Egipto, ellos también han sufrido una caída importante en sus producciones. La alteración climática que repercute en el desarrollo de los frutos, el incremento de los costes, los problemas de agua y sequía… la mayoría de zonas productoras de cítricos compartimos las mismas dificultades.

No obstante, las estrategias que hay que seguir con las producciones citrícolas de otros países depende de muchos factores. Por ejemplo, los países del hemisferio sur —como el caso de Sudáfrica— deberían ser nuestros aliados porque nuestras temporadas son complementarias y sus productos podrían cubrir las épocas que nosotros no tenemos producción. Pero para que esto ocurra de la mejor manera, la UE debe exigir a estos países la reciprocidad fitosanitaria, ambiental y laboral y, para ello, es muy importante que el tratamiento en frío se extienda a todas las variedades que realmente lo necesitan, que el control en frontera sea real y efectivo y que se establezcan relaciones comerciales equilibradas, respetando siempre calendarios de producción españoles. Es un gran reto, pero debemos ser valientes y afrontarlo.

Cuestión aparte son las producciones mediterráneas, fundamentalmente Egipto y Turquía, porque son cercanas y compartimos temporalmente los mercados, siendo sus costes de producción infinitamente menores. No hay excusas si queremos mantener el liderazgo en la producción y comercialización de cítricos, tenemos que exigir las mismas reglas para todos. Sobre todo, debemos poner el acento en el respeto a los derechos humanos y al medioambiente, pues su estrategia de producción se basa precisamente en eso, en una sobreexplotación sin límites de los recursos y de la mano de obra. 

VF. ¿Cómo está siendo este año la incidencia de las plagas? y ¿cómo se están viviendo en el campo las recientes restricciones de fitosanitarios?

JVA. Estamos sufriendo las consecuencias del descontrol de los pasados años con la entrada de nuevas plagas con cada vez menos herramientas para luchas contra ellas. Pero lo peor no es eso, sino la amenaza de la llegada de nuevas enfermedades que están arrasando otras zonas citrícolas como Florida o Brasil. 

“En cuanto a las restricciones de fitosaitarios, es muy preocupante. La política europea es absolutamente bipolar e hipócrita en este aspecto. Nos prohíben el uso de la mayor parte de medios de lucha contra plagas y, sin embargo, permiten el uso de esos mismos productos a los países terceros que exportan su fruta a Europa”

En cuanto a las restricciones de fitosanitarios, es muy preocupante. La política europea es absolutamente bipolar e hipócrita en este aspecto. Nos prohíben el uso de la mayor parte de medios de lucha contra plagas y, sin embargo, permiten el uso de esos mismos productos a los países terceros que exportan su fruta a Europa. Pura hipocresía de millonarios.

VF. Con los nuevos planes hidrológicos y el ya efectivo recorte al trasvase Tajo-Segura, ¿en qué situación queda Alicante? ¿Qué va a suponer este recorte para los agricultores?

JVA. La situación es muy grave, con una gran incertidumbre en el futuro. El gran amenazado en todo esto es el pequeño agricultor, el relevo generacional y la viabilidad de las pequeñas explotaciones.

De no reconducirse este agravio, la agricultura del sur de Alicante entrará en una situación de recesión sin remedio.

VF. ¿Cuáles son las peticiones que realizan a las administraciones para poder hacer frente a la crisis de rentabilidad que sufren los agricultores?

JVA. Hacer valer y que tenga efectos en la práctica mercantil, en el mercado en fresco de limones, naranjas y mandarinas, la Ley de la Cadena Alimentaria. El desafío es mejorar los ingresos de los agricultores. Es necesario que haya más inspecciones por parte del AICA, porque si el Ministerio se tomase en serio la aplicación de esta Ley, se propiciaría un cambio de cultura real en el campo. 

Por otro lado, en ocasiones, lo mejor que puede hacer la Administración es molestar lo menos posible. En los últimos años se ha convertido en un laberinto de imposición de legalidades que complica en gran medida la actividad agropecuaria. Nos tratan como delincuentes ambientales, como culpables de antemano y ,muchas veces, sentimos que tenemos la obligación de demostrar nuestra inocencia antes de iniciar cualquier proyecto.

Por ejemplo, en la nueva PAC se prima el medio ambiente por encima de la propia actividad agrícola productiva. Y no solo eso, sino que debe ser el agricultor su propio inspector. Debe demostrar que cumple con las premisas ambientales para no ser sancionado. 

VF. Para finalizar, ¿qué diagnóstico hace usted de la situación actual del sector citrícola en Alicante y cuál es, en su opinión, la gran asignatura pendiente?

JVA. El problema del agua va a ser determinante para el futuro de nuestra citricultura. Pero esa es solo la punta del iceberg. La irrupción de los fondos de inversión, la concentración de la demanda en muy pocas manos, la necesidad de una reconversión varietal, el relevo generacional y la llegada de nuevas enfermedades son grandes amenazas que el sector tendrá que abordar.

Por sintetizar, en mi opinión hay tres temas capitales a solucionar si queremos mantener la producción: el agua, con el necesario mantenimiento del trasvase Tajo-Segura; bajos precios y desequilibrios en la cadena alimentaria, hay que conseguir que la normativa de la Ley de la Cadena Alimentaria se cumpla con eficacia en la práctica; y Bruselas con sus propios asuntos pendientes, la reciprocidad, la preferencia de las producciones, control de fronteras y sanidad vegetal).

Los costes frenan la rentabilidad

Tras dos años en los que el cultivo estrella de la provincia de Alicante difícilmente pudo cubrir costes de producción y se saldó con balances negativos para los productores, Asaja-Alicante tenía la esperanza de que este año, con una reducción del 20% de la producción y una importante merma del limón turco, los agricultores tuvieran un momento de respiro. 

Pero esta primera parte de la campaña el resultado no ha sido el esperado. Con incremento de cotizaciones en origen de alrededor de un 50% (0,35-0,40 e/kg/árbol), esto no ha permitido a los agricultores mantener cierto margen de rentabilidad.

Los datos de exportación tampoco son positivos: al borde del cierre de campaña del Fino, cabe destacar una caída en la exportación de alrededor del 14% como consecuencia del contexto inflacionista, que ha provocado una crisis económica severa reflejándose en una caída general en el consumo.

“El balance del primer tramo de la campaña del limón en la provincia nos deja una sensación agridulce puesto que, aunque se ha producido un incremento de precios, nos estamos moviendo en cotizaciones similares a las de hace siete años, pero con un aumento en precios de insumos para producir, como la electricidad, el gasóleo o los abonos. En un contexto de descenso de producción generalizado, el precio tendría que haber sido mayor que 0,35-0,38 e/kg”, afirma el presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu.

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