Un nuevo estudio analiza los sistemas de investigación e innovación agroalimentaria en el mundo y reclama un gran pacto para impulsar avances que garanticen productividad, sostenibilidad y transferencia del conocimiento
El informe concluye remarcando la importancia del impulso político para fortalecer la investigación y la innovación a lo largo de toda la cadena agroalimentaria. / ARCHIVO
Valencia Fruits. Redacción.
La agricultura mundial afronta el desafío de producir más y mejor de forma sostenible en un contexto marcado por el crecimiento de la población y por factores que afectan directamente al campo, como el cambio climático y la viabilidad económica de las explotaciones. Así lo revela un estudio presentado este jueves por Cajamar bajo el título Los sistemas de investigación e innovación agroalimentarias en el mundo.
La publicación analiza la evolución de la investigación y la innovación agraria en las últimas décadas en distintas regiones del mundo, entre ellas Estados Unidos, la Unión Europea, los Países Bajos, Italia y Francia. El documento intenta responder a cuestiones clave relacionadas con la capacidad del sector agrario para contribuir de manera efectiva a la lucha contra el cambio climático y su papel en la producción de alimentos más saludables.
El director de Sostenibilidad y Desarrollo Agroalimentario del Grupo Cajamar, Roberto García, ha subrayado durante la presentación que sostenibilidad y productividad son conceptos inseparables y que “no pueden existir el uno sin el otro”. Según el informe, todos los países analizados comparten un reto común: producir mejor, e incluso más, y hacerlo de manera sostenible desde una perspectiva económica, social y medioambiental.
El estudio también destaca los grandes desafíos que encara la investigación agraria, entre ellos la necesidad de reforzar la conexión entre la investigación básica y la aplicada, así como de mejorar la transferencia de resultados desde el ámbito científico a la sociedad y al sector productor
El estudio también destaca los grandes desafíos que encara la investigación agraria, entre ellos la necesidad de reforzar la conexión entre la investigación básica y la aplicada, así como de mejorar la transferencia de resultados desde el ámbito científico a la sociedad y al sector productor. En esta línea, el coordinador del informe, Tomás García Azcárate —doctor ingeniero agrónomo especializado en la PAC y en mercados agroalimentarios— ha propuesto la creación de un “gran Pacto de Estado” por la alimentación y la celebración de conferencias internacionales que permitan compartir avances científicos y modelos de investigación entre países.
Azcárate ha advertido además de que la agricultura mundial se encuentra inmersa en un momento marcado por la desinformación y la proliferación de noticias falsas, mientras el sector debe afrontar la presión de producir más alimentos para una población creciente. En este escenario, ha defendido que “no puede haber agricultura verde en números rojos”, insistiendo en que el campo necesita mecanismos que hagan “asequible” la cooperación y la investigación, así como la participación de todos los profesionales que conforman el “núcleo duro” de la agricultura española en la “revolución” tecnológica del sector.
El informe concluye remarcando la importancia del impulso político para fortalecer la investigación y la innovación a lo largo de toda la cadena agroalimentaria y reclama avanzar hacia un modelo de colaboración público-privada que permita consolidar un sistema de investigación agraria robusto y eficaz.