Los acuerdos internacionales que dejan a España en una situación de desventaja frente a sus competidores también preocupa al sector alicantino
Valencia Fruits. Redacción.
El sector agrario alicantino cerró 2024 recordando desafíos sin precedentes, marcados por una histórica crisis en la producción de limón, una sequía extrema que ha devastado los cultivos de secano y la presión derivada de acuerdos comerciales internacionales.
Crisis del limón
El limón alicantino vivió en 2024 una de las peores crisis de su historia. Más de 150.000 toneladas, equivalentes al 30% de la producción total, quedaron sin cosechar, mientras que los precios en origen cayeron a niveles insostenibles, entre 0,10 y 0,15 euros por kilo, lo que dejó a numerosos agricultores en una situación económica crítica. La comarca de la Vega Baja, responsable del 65% de la producción provincial, fue especialmente afectada.
Más de 150.000 toneladas, equivalentes al 30% de la producción total, quedaron sin cosechar, mientras que los precios en origen cayeron a niveles insostenibles, entre 0,10 y 0,15 euros por kilo, lo que dejó a numerosos agricultores en una situación económica crítica
Los precios inestables y la especulación en la cadena alimentaria han sido factores determinantes en esta crisis. Especialistas del sector subrayan la necesidad de estabilizar precios mediante contratos a largo plazo y establecer medidas que garanticen la rentabilidad para los productores, evitando las distorsiones en los mercados.
Sequía
La sequía se ha consolidado otro de los problemas estructurales en Alicante, con precipitaciones cada vez más escasas y temperaturas elevadas en meses tradicionalmente fríos. Un déficit pluviométrico del 56% en la provincia ha colocado en una situación crítica a cultivos clave como el cereal, la uva de vino, el almendro, el olivar y la cereza, que enfrentan una alarmante reducción de producción y una creciente amenaza de abandono de explotaciones.
Esto ha provocado alteraciones en los ciclos de floración, reducción de calibres y significativas mermas en las cosechas. El cereal ha registrado una producción insignificante, mientras que la uva de vinificación cerró el año con la cosecha más exigua en la historia de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Vinos de Alicante, con solo 16 millones de kilos recolectados.
Un déficit pluviométrico del 56% en la provincia ha colocado en una situación crítica a cultivos clave como el cereal, la uva de vino, el almendro, el olivar y la cereza, que enfrentan una alarmante reducción de producción y una creciente amenaza de abandono de explotaciones
El olivar, por su parte, ha registrado una caída del 51% en su producción, con apenas 3.675 toneladas, aunque se ha observado un incremento en la superficie dedicada a este cultivo, en detrimento de otras explotaciones como los cereales y los cerezos, afectados por campañas consecutivas de pérdidas. La producción de almendra cayó un 33%, siendo Alicante la región con mayores pérdidas de España, con explotaciones que reportaron pérdidas de hasta el 100% debido a la ausencia de lluvias, las altas temperaturas y la incidencia de plagas como la avispilla.
En cuanto a la cereza, las adversidades climáticas continuaron castigando a este cultivo emblemático. Las ayudas recientemente aprobadas para las explotaciones agrícolas afectadas por factores climáticos en 2023 suponen un alivio temporal, tras seis campañas consecutivas de resultados negativos.
Acuerdos internacionales
Las importaciones de cítricos de terceros países como Egipto y Sudáfrica han aumentado significativamente, afectando los precios locales y facilitando la entrada de plagas como el trips sudafricano, que ha causado daños en cultivos de cítricos, uva y granada. La firma del acuerdo UE-Mercosur representa una amenaza adicional, al facilitar la entrada masiva de cítricos y zumos sudamericanos sin aranceles, poniendo en riesgo la competitividad de los productos nacionales.
Desde el sector se han demandado cláusulas espejo que garanticen reciprocidad en los estándares de producción entre los productos europeos y los importados, además de una mayor vigilancia y sanciones para asegurar el cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria.
El balance de 2024 evidencia la urgente necesidad de medidas estructurales que permitan afrontar los desafíos climáticos y económicos del sector agrario en Alicante. Entre las prioridades, se destacan la implementación de un plan de choque contra la sequía, un mayor control sobre las importaciones, y el fortalecimiento de mecanismos que garanticen precios justos y sostenibles para los agricultores.