Koppert ha desarrollado un protocolo eficaz de control biológico para tratar el Scirtothrips en fresa y trabaja en su expansión a otros cultivos como los cítricos

Koppert, a través de su equipo técnico, realiza un seguimiento constante en los campos para garantizar la eficacia de sus soluciones de control biológico. / KOPPERT
Julia Luz. Huelva.
Huelva es tierra de frutos rojos. Entre olivos, marismas y suelos arenosos se extienden miles de hectáreas dedicadas al cultivo de fresas, y en menor medida, a frambuesas, arándanos y moras. Palos de la Frontera, Moguer o Lucena del Puerto son algunos de los municipios que concentran buena parte de la producción, y consolidan a la provincia como la mayor productora de frutos rojos de Europa.
Aprovechando el momento álgido de la campaña de fresa, Koppert organizó una jornada técnica en la zona para mostrar, sobre el terreno, cómo sus soluciones de control biológico están transformando el manejo de plagas en este cultivo. La visita tuvo lugar en fincas de agricultores pertenecientes a la Sociedad Cooperativa Andaluza Santa María de La Rábida, que comercializa bajo la reconocida marca Fresón de Palos. Koppert colabora estrechamente con ellos en la implantación de estrategias de biocontrol que mejoran la sanidad vegetal, protegen el entorno y permiten reducir el uso de productos químicos. “Empezamos a trabajar con Fresón de Palos en la campaña 2003-2004, dando los primeros pasos en el control de araña roja”, recordaba Gonzalo García, responsable comercial de Koppert para la zona occidental de España. “Ahora trabajamos en unas 150 hectáreas y aplicamos control biológico prácticamente para todas las plagas.”
Tras varios años de ensayos y trabajo de investigación, Koppert ha desarrollado un protocolo eficaz y libre de residuos químicos, una respuesta directa a la creciente presión del Scirtothrips y a la retirada progresiva de materias activas convencionales
Entre las plagas más habituales que afectan al cultivo de fresa se encuentran la araña roja (Tetranychus urticae), que provoca manchas amarillas en las hojas y puede llegar a secarlas; los pulgones (Aphis gossypii, Myzus persicae, Chaetosiphon fragaerotii), responsables de deformaciones foliares y vectores de virus; el trips Frankliniella occidentalis, que daña flores y frutos y también puede transmitir enfermedades; y distintas especies de orugas (Spodoptera exigua, Spodoptera litoralis, Helicoverpa armigera) que afectan al follaje y al fruto.
Sin embargo, la plaga que más preocupa actualmente es Scirtothrips aurantii, una especie invasora de origen africano detectada por primera vez en Huelva en 2020. Considerada plaga cuarentenaria por la normativa europea, su capacidad de colonizar más de 50 especies vegetales y su rápida expansión la convierten en una amenaza seria, no sólo para los frutos rojos, sino también para cultivos como los cítricos, el aguacate o el kaki. En fresa, sus síntomas pueden aparecer desde los primeros compases de la campaña, con daños visibles en hojas y frutos, especialmente durante los periodos de brotación en condiciones de humedad y temperaturas suaves. En frambuesa, los síntomas más graves causados por Scritothrips aurantii, en forma de entrenudo corto, parada de crecimiento y brotes secos, se detectan en parcelas de brotación que se plantan entre finales de la primavera y principios del periodo estival. En arándano, el riesgo se concentra especialmente en los cultivos bajo plástico durante el invierno, donde se recomienda un seguimiento atento en variedades con mayor movimiento de savia.
Koppert vs. Scritothrips
Como empresa referente en el control biológico, Koppert ha lanzado esta campaña su primera estrategia comercial para combatir Scirtothrips aurantii en el cultivo de fresa. Tras varios años de ensayos y trabajo de investigación, la compañía ha desarrollado un protocolo eficaz y libre de residuos químicos, una respuesta directa a la creciente presión de esta plaga y a la retirada progresiva de materias activas convencionales.
El protocolo se basa en la combinación de dos enemigos naturales: el ácaro depredador Amblyseius swirskii y el chinche Orius laevigatus. Aunque ambos organismos ya se emplean de forma habitual en control biológico, la clave del éxito radica en haber identificado el momento exacto de suelta y las dosis más adecuadas para cada momento del cultivo. En una primera fase —durante los meses de noviembre y diciembre— se introducen los primeros ejemplares de swirskii en formato de bote, dirigidos a frenar el avance del Scirtothrips en las primeras semanas del cultivo. Más adelante, en febrero y marzo, se refuerza su presencia mediante el uso del sobre aluminizado Ulti-Mite, una tecnología que permite la liberación progresiva y sostenida del depredador. Esta estrategia se complementa con la suelta de Orius laevigatus para controlar a Frankliniella occidentalis, configurando así un enfoque completo y sin residuos frente a las principales especies de trips.
Koppert, a través de su equipo técnico, realiza un seguimiento constante en los campos para garantizar la eficacia de sus soluciones de control biológico. Tal y como explicó Tani Fernández, técnico de la compañía, “nuestra labor consiste en hacer un muestreo regular para identificar las plagas y, a partir de ahí, proponer la suelta adecuada de los enemigos naturales. El trabajo de identificación es crucial, porque no todas las especies de plagas tienen la misma solución, y hacerlo correctamente nos asegura que estamos tomando la mejor decisión para controlarlas.”
El equipo realiza visitas semanales a los cultivos desde el inicio de la campaña hasta su finalización, abarcando incluso grandes parcelas con métodos de muestreo aleatorios. “Aunque no podamos inspeccionar cada túnel, gracias al muestreo aleatorio tenemos una probabilidad muy alta de detectar cualquier plaga. Es fundamental detectarla a tiempo, ya que si llegamos tarde y la plaga ya está extendida y el trabajo de control se complica. Pero, con la experiencia que tenemos, si actuamos con anticipación, tenemos gran parte de la batalla ganada,” señaló Fernández.
De la fresa a los cítricos
Koppert ya ha comenzado a adaptar su estrategia de control biológico frente al Scirtothrips al cultivo de los cítricos, una de las producciones más afectadas por esta plaga en España. A partir del conocimiento adquirido en fresa, la compañía está realizando ensayos en campo con el objetivo de desarrollar un protocolo comercial eficaz, definiendo las dosis y momentos óptimos de suelta para mantener la plaga bajo control. “Este protocolo, que ya hemos validado en fresa, lo estamos trasladando ahora a cítricos”, afirmó García. “En las provincias de Huelva, Sevilla y Córdoba ya estamos trabajando con unas mil hectáreas. Es un cultivo prioritario para nosotros”. La escasez de herramientas químicas eficaces convierte al control biológico en la gran esperanza del sector citrícola, que necesita soluciones viables para evitar los daños en fruto que comprometen la rentabilidad de la cosecha.
Koppert ya ha comenzado a adaptar su estrategia de control biológico frente a este trips al cultivo de los cítricos. “En las provincias de Huelva, Sevilla y Córdoba ya estamos trabajando con unas mil hectáreas. Es un cultivo prioritario para nosotros”
Sí al control biológico
Uno de los principales retos que afrontan los técnicos de Koppert en la implantación del control biológico es la mentalidad de algunos agricultores, especialmente los más veteranos. “Es difícil, sobre todo con agricultores que llevan toda la vida trabajando con químicos, porque están acostumbrados a resultados inmediatos”, explicó Fernández. “Cuando les decimos que vamos a soltar un insecto que empezará a actuar en 15 o 20 días, muchos no tienen la paciencia suficiente. Si al día siguiente no ven efecto, optan por volver al tratamiento químico.”
Sin embargo, cada vez son más los productores que apuestan con decisión por una estrategia más sostenible. Para Cristian Cumbreras, agricultor y socio de la cooperativa, “la lucha biológica funciona. Antes se usaba menos porque era más cara, pero Koppert ha logrado reducir los costes y, hoy, puedo decir que resulta incluso más económica que tratar con materias activas convencionales.” Según Cumbreras, el modelo actual, con programas cerrados por metro cuadrado, ha facilitado mucho la transición. “El 99% de las fincas de Huelva ya trabajan así. Económicamente compensa y, además, el supermercado lo valora. Eso también nos motiva.”